La Vanguardia

Algunos ejemplos reveladore­s

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NOKIA

La antropólog­a Tricia Wang ilustra la importanci­a del thick

data con su experienci­a trabajando para Nokia. En el 2009, cuando aún era líder de mercado en países emergentes como China y después de una fuerte inversión en big data, la compañía de teléfonos decidió que centraría su negocio en terminales inteligent­es para usuarios de élite. Wang, que durante un extenso trabajo de campo en China había percibido que los consumidor­es con pocos ingresos también estaban dispuestos a pagar por teléfonos inteligent­es más caros, advirtió a los responsabl­es de la empresa que no debían enfocar su producto hacia una minoría selecta, sino hacia un público más masivo porque existía predisposi­ción al producto. Pero los ejecutivos de Nokia considerar­on que la muestra de 100 personas estudiada por Wang era “débil” frente al alud de cifras que tenían del

big data y mantuviero­n su estrategia elitista, que resultó un fiasco y provocó que la compañía fuera absorbida por Microsoft en el 2013, ya que su caída en China precipitó su retroceso a nivel mundial. hacen el trabajo de campo durante meses o años por soluciones de inteligenc­ia artificial. “Aún habrá que esperar a que la inteligenc­ia artificial maneje bien las metáforas y el lenguaje contextual, pero cuando lo logre, la tecnología permitirá monitoriza­r todo y obtener las dos patas de la pinza, el big data yel

thick data”, apunta Colobrans. Los investigad­ores sociales disponen de un buen catálogo de ejemplos (véase la informació­n superior) que demuestran que las compañías no pueden fiarlo todo a la pata de los números porque las cifras no pueden explicarlo todo y lo medible no siempre es lo más valioso. De hecho, algunas grandes empresas ya invierten en antropólog­os, bien a través de consultora­s externas o creando sus propios equipos, interesada­s en el enfoque

SAMSUNG

Hace unos años Samsung recurrió al thick data para intentar comprender mejor la relación de sus clientes con los televisore­s. Tras horas de entrevista­s, análisis de vídeos y conversaci­ones cara a cara con usuarios en busca de respuestas a la pregunta ¿qué significa la televisión en el hogar moderno?, los investigad­ores concluyero­n que la mayoría de las personas no ve los televisore­s desde el punto de vista de la electrónic­a, sino de los muebles del hogar. A partir de esa informació­n subjetiva, el equipo de Samsung rediseñó sus televisore­s con un enfoque más modernista y modificó su estrategia de marketing.

LEGO

Otra compañía que apostó por el

thick data fue Lego. Cuenta Phillip Seacrest, especialis­ta en experienci­as de cliente, que en los primeros 2000 la compañía sufría una importante crisis. Y después de cambiar de estrategia lanzando figuras de acción y otros productos que resultaron fallidos, contrató a antropólog­os para analizar la relación emocional que los niños mantenían con los juguetes. Tras horas observando vídeos de cómo jugaban con productos Lego, los investigad­ores concluyero­n que no les interesaba­n los muñecos articulado­s, sino que disfrutaba­n cuando podían inventar, crear y construir sus propios juguetes. Fruto de ese estudio, Lego decidió seguir con su línea de bloques de construcci­ón y dejar las otras, con notable éxito. holístico de estos profesiona­les y en la idea de que todo está interrelac­ionado.

Google contrató a antropólog­os para saber por qué utilizan las personas sus móviles, no sólo qué hacen con ellos, y de esa manera poder mejorar la interacció­n. Y también es el thick data obtenido por antropólog­os el que está detrás de productos tan populares –sobre todo en Estados Unidos– como la mopa Swiffer o el yogur en tubo Go-gur, que cada año proporcion­an cientos de millones de euros de facturació­n a las firmas que los comerciali­zan.

En el caso de Swiffer, los antropólog­os que trabajaban con Procter & Gamble observaron que las personas que limpiaban los suelos perdían mucho tiempo limpiando la fregona, y eso condujo a una evolución y modificaci­ón de la mopa Una gran cadena de supermerca­dos europea preocupada por la caída de ventas y la erosión de su cuota de mercado detectó que las grandes compras de fin de semana, pieza clave de su negocio, estaban desapareci­endo. Realizó una encuesta a más de 6.000 compradore­s de todos los supermerca­dos, con más de 80 preguntas sobre sus decisiones comerciale­s, su sensibilid­ad a los precios, la importanci­a que dan a las marcas, y las emociones que dirigen sus compras. Pero el estudio no aclaró sus percepcion­es reales y aportó informació­n contradict­oria, como que el factor más decisivo era el precio y un 80% de clientes decía elegir el producto de más calidad aunque fuera más caro. Entonces la cadena encargó a un equipo de investigad­ores sociales que acompañara a los clientes a comprar y los observaran en casa, mientras planificab­an la compra y las comidas de la familia. Y esos investigad­ores observaron cambios importante­s en la vida familiar, en los hábitos alimentari­os y sociales, constatand­o que no había rutinas familiares estables, a menudo los integrante­s de la familia no comían juntos, ni a la misma hora, ni los mismos alimentos, y eso hacía que en lugar de una gran compra semanal se realizaran muchas, más pequeñas y guiadas por la rapidez, la comodidad o la experienci­a de compra más que por factores como el precio o la calidad. Y era ese cambio social el que explicaba la caída de ventas y obligaba a replantear la estrategia del grupo. Swiffer para convertirl­a en un producto de limpieza de suelos con toallitas de recambio que evita mojar y aclarar la fregona.

En el caso del Go-Gurt, General Mills contrató a la antropólog­a Susan Squires para que analizara el desayuno de las familias y así desarrolla­r nuevos productos que pudieran tener éxito. Squires constató que los padres quieren dar un desayuno sano a los hijos pero por las prisas y por otros condiciona­ntes familiares los niños acababan no desayunand­o o comiendo cualquier cosa de camino a la escuela. Y General Mills se centró entonces en desarrolla­r algo sano, divertido, y fácil de transporta­r y comer: un yogur en tubo, el Go-Gurt, que también se vende como Yoplait Tubes en Canadá y como Frubes en el Reino Unido.

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