Sitges repiensa su modelo turístico para ganar calidad
El municipio costero del Garraf se plantea recuperar el atractivo de la oferta de ocio nocturno y busca una mayor sostenibilidad
El Ayuntamiento de Sitges se acaba de dotar de un plan de calidad turística que dibuja, para el periodo 2017-2021, la hoja de ruta que la ciudad se propone para fomentar el turismo a corto y medio plazo. El plan parte de un posicionamiento de desarrollo “sostenible e inteligente”, a partir de nueve programas con una cuarentena de acciones. Define como factor prioritario fortalecer la marca turística y ser el principal promotor de las nuevas inversiones y de “la atracción de proyectos innovadores y de alto valor añadido”.
El plan se presentó el lunes y ayer, viernes, el sector turístico, convocado por el periódico local
L’Eco de Sitges, debatió cómo repensar un municipio que hace más de medio siglo que vive del monocultivo económico del turismo, como recordó el alcalde, Miquel Forns. El edil apuntó que, gracias al sector turístico, la tasa de paro del municipio es la mitad de la del resto del Garraf, “incluso en los peores momentos de la crisis”.
Para Forns, los retos cualitativos exigidos han cambiado mucho respecto a 1967, cuando abrió puertas en Sitges la primera discoteca Pachá del mundo, y el principal reto ahora es hacer compatible la actividad turística y la oferta cultural, lúdica y de ocio con el derecho al descanso de los vecinos.
Joan Anton Matas, presidente del Gremi d’Hostaleria de Sitges, apuesta por plantear ahora un modelo más cualitativo que masivo. Propone recuperar la agencia turística local para agilizar la relación entre los diversos actores y facilitar las acciones de promoción. Aboga también por recuperar el ocio nocturno situándolo “donde menos moleste”. De hecho, ayer insistió –a las puertas de una Gay Pride de Sitges que este fin de semana espera atraer cerca de 60.000 visitantes– que “tenemos un problema grave de ocio nocturno de calidad fuera de un determinado colectivo”, refiriéndose al gay. Matas, que recordó que un 88% de la economía local reposa en el sector servicios y el turismo, dijo que ha llegado la hora de ser “atrevidos”, y propuso recuperar un proyecto de 1919 para levantar un gran casino en la costa, en Terramar. El economista Miquel Puig dijo que “no se trata de atraer turistas con mayor poder adquisitivo, sino de pagar mejor a los trabajadores del sector”.
Como ya hizo cuando fue el primer alcalde de la democracia, Jordi Serra insistió en que es “fundamental” resolver la financiación de los municipios turísticos. También abogó por mejorar los ruidos, la limpieza, la jardinería, la circulación o el aparcamiento buscando un equilibrio “entre un pueblo turístico y uno residencial”. Asimismo, reclamó crear nuevos equipamientos deportivos y culturales, algún restaurante con estrellas Michelin, discotecas de referencia, un casino, un segundo auditorio, un recinto ferial e iniciativas ligadas a la cultura o al cine.
El presidente del Gremi d’Hostaleria propone rescatar el proyecto centenario de un casino en la costa