Un puente entre ciudades
La Terraza del Claris, una azotea para disfrutar
La trayectoria de Aurelio Morales, joven cocinero que trabajó muchos años con Paco Pérez en el Miramar de Llançà, es estimable y meritoria. Conoce a fondo los registros y los cánones que un cocinero debe saber. No es por casualidad que haya sido elegido por la familia Clos para capitanear sus dos restaurantes más distinguidos, el Cebo en el magnífico Hotel Urban de Madrid y la Terraza del Claris, en el hotel insignia de la familia Clos en Barcelona. El sentimiento que este cocinero atesora por la cocina no es nada ocasional.
Aurelio es un cocinero efusivo que tiene claro que nada avanza sin anhelo ni deseo, que nada evoluciona si nadie plantea interrogantes. Vuela sin manías con un absoluto convencimiento de lo que hace. Y eso es admirable. Su gesto es fiel: mantiene un absoluto acuerdo con su manera de ver y pensar la cocina.
Madrid y Barcelona son dos ciudades seductoras. Dos mundos que, con la llegada de Aurelio a Barcelona, conforman un puente gastronómicamente común, con productos de allí que Aurelio cocina como aquí y productos de aquí que Aurelio cocina como allí. Un puente que une dos mundos en los que el chef ofrece lo más entrañable de su talento, dos mundos que hacen evidente una particular manera de entender el arte de recibir y atender, el arte de ofrecer y dar.
Daniel Hernández, que coincidió en el Miramar con Aurelio Morales –ambos de Alcalá de Henares– es el chef ejecutivo del Claris. Daniel del Val, su mano derecha en el restaurante. Con Carlos Pérez, atento y sabio sumiller, conforman un cuarteto que interpreta muy bien lo que hacen.
La Terraza del Claris combina confort y placidez. Propone una sugestiva propuesta de cocina moderna elaborada con notable técnica y mucha, mucha, ilusión.
Desde lo más alto del Claris, Aurelio Morales se ha incorporado con fuerza a la propuesta gastronómica de nuestra ciudad, una propuesta seria, de un equilibrio refinado y nada casual, absolutamente meditada para cautivar al comensal.