La nueva generación Kennedy, lista para entrar en juego
ROSE, TATIANA Y JACK SCHLOSSBERG SON LOS TRES ÚNICOS NIETOS DE JOHN FITZGERALD KENNEDY. SU MADRE, CAROLINE, LOS CRIÓ A UNA PRUDENTE DISTANCIA DE LOS FOCOS, PERO YA SON ADULTOS Y PARTICIPAN TANTO EN LA VIDA PÚBLICA COMO EN LAS REDES SOCIALES
“Una de las relaciones más importantes de mi vida la tengo con alguien a quien nunca he conocido: mi abuelo, el presidente John Fitzgerald Kennedy. Resulta un poco extraño estar conectado a una persona a la que no conoces”. Así de sincera se mostraba Tatiana Schlossberg Kennedy, nieta del desaparecido presidente de Estados Unidos, respecto a su relación con uno de los iconos del siglo XX.
Tatiana participó junto a su madre, Caroline Kennedy, y sus hermanos, Rose y Jack, en un vídeo de la Biblioteca JFK para conmemorar el centenario del nacimiento de Kennedy. “Cada uno ha hablado de forma muy elocuente de lo que significa su legado para ellos. Y también de lo que significa co-
mo persona. Había mucha emoción allí”, explicó una orgullosa Caroline en la CNN. La exembajadora de Estados Unidos en Japón aseguró que aún le resulta algo difícil hablar sobre su padre, por lo que la presencia de sus hijos en este homenaje le facilitó las cosas.
Rose, Tatiana y Jack Schlossberg nacieron en Nueva York hace 28, 27 y 24 años, respectivamente. Su padre es el diseñador y escritor Edwin A. Schlossberg, con quien Caroline contrajo matrimonio en 1986. Fue en Massachusetts, el feudo de los Kennedy. Los niños fueron educados como católicos, la religión del clan, de origen irlandés. De ellos también heredaron a su niñera, Marta Sgubin, que fue la misma que tuvieron su madre y su tío, John jr.
A Rose, la mayor, la llamaron en honor de su bisabuela materna, Rose Kennedy. Siguiendo una tradición en familias poderosas como la suya, es licenciada de una universidad de la Yvy League, consideradas las mejores de América. En este caso, Harvard, donde estudió literatura inglesa. Sin embargo, a Rose también le llama la atención el mundo audiovisual: tiene un máster en la Tisch School of the Arts de Nueva York, especializada en artes escénicas.
De momento, los conocimientos en este ámbito los ha aplicado en una serie online: End time girls club, que supuestamente es una visión satírica, ambientada en el apocalipsis, de los tutoriales de belleza que triunfan en YouTube. En los vídeos, Rose es Bee, la protagonista, y se comprueba su enorme parecido con su abuela materna, Jacqueline Bouvier, para entusiasmo de la prensa del corazón.
A su hermana Tatiana también le interesan los medios de comunicación, pero ha optado por uno más tradicional. Como su madre y su hermana, estudió en la Brearley School, una escuela privada del exclusivo Upper East Side de Manhattan. Después se licenció en Yale (otra Yvy League) y entró como becaria en The New York Times. Hoy está en plantilla, como periodista especializada en cambio climático. Usuaria de las redes sociales, en su cuenta de Twitter y haciendo uso de la ironía se define, entre otros, como “rompeco- razones” y “poder en la sombra”.
La política forma parte de la vida de los nietos de Kennedy. Han apoyado tanto al presidente Obama como a otros candidatos demócratas, partido muy vinculado a su familia, que es lo más similar a una familia real que existe en América. Aunque son jóvenes privilegiadísimos parece que, a diferencia de los descendientes del actual presidente de EE.UU., han sido educados con una conciencia de lo que es la justicia social. “Espero que muchos recuerden lo que mi abuelo dijo hace décadas: que este país se fundó con gente de muchos países y bagajes, que somos iguales y que los derechos de todos disminuyen cuando los de- rechos de uno solo están amenazados”, asegura Rose.
En su cuenta de Twitter, Jack, el pequeño, se define como “voluntario”, “pescador”, “hijo y hermano” y “neoyorquino”. Licenciado en Historia por Yale, la experiencia de su madre en Japón le ha servido para especializarse en la historia de este país. Gracias a esta conexión también ha trabajado en Rakuten, un gigante del comercio electrónico nipón. Sin embargo, este otoño se dispone a cursar Derecho en Harvard, donde estudiaron su abuelo y otros presidentes de Estados Unidos.
Alto, apuesto y con la inconfundible melena Kennedy, está acostumbrado a hablar en público y a acompañar a su madre a actos políticos y sociales. El último, la gala del Museo Metropolitano de Nueva York, donde causó sensación. Todo indica que también va a dedicarse a la política, pero él asegura que aún está buscando su camino. “Estoy muy orgulloso de la vocación de servicio público que hay en mi familia, pero aún estoy decidiendo lo que quiero hacer”, aseguró hace unos días en la NBC. Lo que sí tiene claro es que su generación hereda un mundo complicado: “Con innumerables retos y problemas sin resolver, como el cambio climático”, detalla. Sin embargo, él es de los que no se arredran: “Mi abuelo creía que los grandes retos eran grandes oportunidades. Si elegimos un buen liderazgo, podemos enfrentarnos a ellos”. Puro Kennedy.