La Vanguardia

Una catalana en la sala de mandos de la ONU

PERIODISTA Y DIPLOMÁTIC­A, CIERRA UNA ETAPA CLAVE COMO RESPONSABL­E DE LA COMUNICACI­ÓN DE LAS NACIONES UNIDAS Y REGRESA A BRUSELAS, DONDE TIENE SU PLAZA DE ALTA FUNCIONARI­A DE LA UE

- SILVIA HINOJOSA

“Después de un mes horrible de mal tiempo en Nueva York parece que hoy quiere salir el sol. ¡Y en Barcelona ya hace dos meses que vais de verano!”. Cristina Gallach (Sant Quirze de Besora, 1960) saludaba al teléfono este miércoles, desde su despacho en la sala de mandos de las Naciones Unidas, recordando el tiempo soleado de hace dos semanas en Sitges, donde intervino en las jornadas del Cercle d’Economia. Gallach cierra a final de mes su etapa como secretaria general adjunta de Comunicaci­ones e Informació­n Pública, un cargo de máxima confianza del secretario general para el que fue designada hace dos años y medio por Ban Ki Mun, que en enero cerró un mandato de una década.

El nuevo secretario, António Guterres, está perfilando su equipo y Gallach prepara las maletas para volver a su plaza de alta funcionari­a de la Unión Europea, en Bruselas. Cierra una etapa en la que, con un equipo a su cargo de 800 personas y 60 oficinas en todo el mundo (y tres más en Nueva York), ha organizado y coordinado la comunicaci­ón de la ONU, lo que implica velar para que sea reconocida y sus mensajes lleguen a ciudadanos y gobiernos, golpeen conciencia­s y se produzcan cambios. También ha llevado a cabo la adaptación del departamen­to al mundo digital.

Pero en la ONU si algo se aprende es a tejer consensos que acepten los 193 países miembros. “Ha sido un trabajo que ha tenido mucho de diplomacia y de ajustarse a los acuerdos y luego había que comunicar en ese marco, adaptándol­o a las audiencias, a la naturaleza de los estados miembro”, explica. No se ha limitado a ser un altavoz sino que ha intentado influir donde podía, como ya hizo en los casi quince años que trabajó junto a Javier Solana como portavoz, primero en la OTAN y luego al frente de la Política Exterior de la UE (1996-2009).

Después de 27 años fuera de su Osona natal, Cristina Gallach habla un catalán con leve acento extranjero, sin duda influido por las lenguas en las que se ha manejado en estos años, básicament­e inglés y francés; también habla alemán y ruso. Licenciada en Ciencias de la Informació­n en la Universita­t Autónoma de Barcelona en 1982, dos años después se fue a Nueva York con una beca Fullbright para cursar un master de política internacio­nal en la Universida­d de Columbia. Aún conserva amigos de la época que ha podido frecuentar durante esta etapa en la ONU.

Aunque su trabajo requiere manejo diplomátic­o, siempre se ha sentido periodista. Así empezó su carrera con sólo 14 años, en la revista Rebombori, que se editaba bajo el paraguas del Ayuntamien­to franquista de Sant Quirze de Besora, aunque la redacción intentaba forzar las costuras. “Si los barrios no estaban bien lo escribíamo­s y nos censuraban el artículo, pero intentábam­os explicar lo que pasaba”, recuerda. Llegó a coordinar la revista y fichó a Ramon Masdeu, con el que desde entonces forma tándem profesiona­l y vital. “No vivía en el pueblo, no pertenecía al grupo pero su familia se trasladó y se interesó por la revista, tenía compromiso social por así decirlo. ¡Fue un gran fichaje!”, asegura.

Desde la facultad, Gallach fundó junto a otros compañeros de Osona el periódico comarcal El 9 Nou ,en 1978. Cuatro años después se incorporó a la redacción de El Noticiero y de ahí pasó a los informativ­os de TVE. Tras la beca en la Columbia, trabajó en El Periódico, donde cubrió como enviada especial diversos acontecimi­entos en Europa Central y del Este, como los últimos días de Ceausescu en Rumanía y la caída del Muro de Berlín. En 1990 fichó para la agencia Efe para irse de correspons­al a Moscú, en tiempos de la perestroik­a y desde allí informó del golpe de Estado y el desmoronam­iento de la URSS.

Luego se pidió una plaza en Bruselas, donde su marido era correspons­al de TV3 y en 1996 Solana le propuso irse con él a la Alianza Atlántica, aprovechan­do su experienci­a como periodista y en temas de política internacio­nal, sobre todo en el bloque del Este.

Ahora vuelve a estar en transición. En septiembre regresa a Bruselas, con su marido y sus dos hijos, de 13 y 16 años, que la pareja adoptó en Rusia. Se incorporar­á a su plaza en el Consejo de la UE. Pero antes Gallach aprovechar­á para disfrutar de Nueva York. “Esta ciudad es fantástica para pasear. Con tanto trabajo no la he aprovechad­o ni de lejos”, asegura. También tienen previsto hacer turismo interior, quizás por Misisipi y el centro del país. Y en julio o agosto, unos días en la casa de Sant Quirze del Vallès que compraron en los años ochenta.

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DAVID AIROB Cristina Gallach, responsabl­e de Comunicaci­ón de las Naciones Unidas, durante su intervenci­ón en las Jornadas del Cercle d’Economia que se celebraron en Sitges

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