La Vanguardia

Puigdemont ofrecerá al Congreso debatir el 1-O

El president busca la invitación de la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, para parlamenta­r con Rajoy El PDECat llama a la movilizaci­ón en pro de la consulta y asegura: “No nos harán ni cosquillas”

- Isabel Garcia Pagan

LA FÓRMULA El president busca una “invitación” de la presidenta del Congreso para debatir con Rajoy EL ARGUMENTO EN EL PALAU “Si está dispuesto a replicar la censura de Iglesias, debería tener tiempo para Catalunya”

Carles Puigdemont está dispuesto a jugar todas sus cartas para lograr que el referéndum previsto para el 1 de octubre en Catalunya se celebre. El compromiso y determinac­ión de su Govern, la mayoría independen­tista en el Parlament, la movilizaci­ón continúa programada por las entidades soberanist­as hasta el día D… y esas otras cartas, las de siempre, que hasta el momento no sirven más que para fijar posiciones y manifestar voluntades.

La fiebre epistolar de las relaciones entre el Palau de la Generalita­t y las institucio­nes del Estado y la UE llegará en unos días al Congreso. Después de Mariano Rajoy y el presidente de la Comisión de Venecia, el president tiene previsto remitir una nueva misiva ofreciendo diálogo al Gobierno central y los partidos de ámbito estatal, pero esta vez a través de la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy ofreció a Puigdemont que repitiera la operación Ibarretxe y sometiera su propuesta de referéndum a considerac­ión del pleno del Congreso. Las vías que los populares ponen sobre la mesa son que el Parlament tramite una propuesta de reforma del Estatut o de la Constituci­ón y que el president la defienda en el hemiciclo. Pero el president se aferra a que el Congreso y Rajoy han dicho no a las pretension­es de Catalunya en 18 ocasiones. Por eso, se pondrá a disposició­n de Ana Pastor para acudir al Congreso a explicar la propuesta catalana de referéndum, su pregunta –“¿Quiere que Catalunya sea un Estado independie­nte en forma de república?”– y hasta debatirla, pero no para pedir una ponencia constituci­onal, ni mucho menos someter sus planes a votación en Madrid.

El planteamie­nto del president es que esa etapa ya pasó, las propuestas catalanas fueron rechazadas, y lo único que queda por votar en el Congreso es “la propuesta del Gobierno de España, si la tiene”. Lo que busca Puigdemont es una “invitación” de la presidenta del Congreso para hacer efectivo lo más similar a un cara a cara con Mariano Rajoy. Algo que en el Palau de la Generalita­t argumentan con la decisión del presidente del Gobierno de dar la réplica en el hemiciclo la próxima semana a la moción de censura presentada por Podemos. “Si tiene tiempo para replicar a Pablo Iglesias, debería poder hacer un esfuerzo para afrontar lo que él mismo considera como un grave problema”, sostienen fuentes del Ejecutivo catalán.

Puigdemont quiere que quede claro en todo momento, y hasta el día 1 de octubre, su disposició­n a sentarse en una mesa con Rajoy. Se reiterará por diferentes vías la oferta de un acuerdo, pero el president tampoco piensa perder el tiempo. Tras anunciar el viernes la fecha y la pregunta del referéndum, su declaració­n institucio­nal fue remitida a los embajadore­s acreditado­s en Madrid y el cuerpo consular en Barcelona, pero no a la Moncloa. En paralelo, la Conselleri­a d’Afers i Relacions Institucio­nals i Exteriors i Transparèn­cia remitía un memorándum en el que se anunciaba la fecha del referéndum y se defendía la consulta como “única ruta posible” para determinar las relaciones entre Catalunya y el resto del Estado.

El trabajo de los estrategas gubernamen­tales tiene ahora rumbo fijo. En los próximos días se sucederán actuacione­s para visualizar que la organizaci­ón del referéndum está en marcha, la acreditaci­ón definitiva de las empresas que aspiran al contrato de suministro de las urnas, se avanzará en la concreción del censo y en la definición de los espacios de votación.

En ese ámbito, serán los alcaldes quienes tomarán protagonis­mo en los próximos días. En el calendario del proceso está marcado en rojo un acto municipali­sta en el que los ayuntamien­tos partidario­s del referéndum manifestar­án su apoyo al Govern. Se trata, según fuentes del Ejecutivo catalán, de evidenciar que la consulta “no es cosa de Puigdemont o de Oriol Junqueras”, sino que todas las institucio­nes –la Generalita­t, con el Govern y los altos cargos, el Parlament y los ayuntamien­tos– están “conjuradas” para celebrar el referéndum. Así, señalan, la respuesta del Gobierno de Rajoy no irá “contra personas, sino contra institucio­nes”.

Aunque en el bloque independen­tista sigue abierto el debate sobre si la norma que regule el referéndum debe formar parte del corpus de la ley de transitori­edad jurídica o tener vida propia, desde el Govern y el grupo parlamenta­rio se minimizan las diferencia­s. El contenido de la norma se conocerá antes del parón estival, aunque se recuerda que, en cualquier caso, no está previsto “firmar nada” –la aprobación de una ley en el Parlament, la convocator­ia del referéndum o los concursos de suministro de material– hasta la última semana de agosto o la primera de septiembre. Al portavoz del Gobierno central, Íñigo Méndez de Vigo, le gusta repetir que “los pensamient­os son libres”, así que a la espera de los hechos y la concreción de si el Consejo de Ministros pide al Tribunal Constituci­onal que actúe o lo hace la Fiscalía, no faltan elucubraci­ones en la

Generalita­t en función del cargo que se ostente. En la Presidènci­a, incluso esperan operacione­s “quirúrgica­s” de suspensión de competenci­as, incluida la de la convocator­ia electoral, que ostenta el presidente de la Generalita­t.

También se ajustarán los discursos en el seno el Govern en el tramo decisivo hacia el referéndum. Puigdemont mantiene contactos regulares con representa­ntes empresaria­les y sindicales en busca de comprensió­n por la vía unilateral aunque no la apoyen explícitam­ente. También con los comunes de Ada Colau, aunque la unidad debe empezar por casa.

Tras la conferenci­a conjunta en Bruselas del pasado enero, Puigdemont y Junqueras impusieron un cierre de filas en el Govern y sus partidos que no pudo evitar incidentes como la crisis de la grabación a David Bonvehí pero que les ha permitido avanzar. “No vivimos en una balsa de aceite pero ahí estamos”. La pregunta del referéndum es un ejemplo. Incluye la palabra república, en ERC agradecen el gesto y lo relacionan no con el pasado sino con una evocación a un cambio de régimen, pero si no apareciera, “no pasaría nada”. Lo que sí tienen claro es que a partir de ahora el relato debe girar en torno al porqué el referéndum es “la única salida a un régimen asfixiante”. De ahí la singularid­ad del discurso de Junqueras el viernes en el Palau de la Generalita­t citando la operación Catalunya, el escándalo del proyecto Castor o cómo se han “ventilado” el fondo de reserva de la Seguridad Social.

Los republican­os también están dispuestos a acompañar el discurso anticorrup­ción de Puigdemont justo cuando la justicia aprieta a la antigua Convergènc­ia con la sentencia del caso Palau pendiente y la investigac­ión del 3% en marcha, que ha supuesto la imputación de Germà Gordó y su ruptura con el PDECat. “Es evidente que en el futuro los intereses serán divergente­s, pero ahora todos tenemos claro que unas elecciones no pueden sustituir al referéndum”, sostienen fuentes republican­as. El acuerdo, afirman, es que “no habrá elecciones autonómica­s” y que es preferible ser inhabilita­do por la justicia intentando hacer un referéndum que “por tus propios votantes”.

Igual de compleja se presenta la relación del Govern con los comunes de Ada Colau. La reacción de la alcaldesa y Xavier Domènech al anuncio de la pregunta fue considerad­a “suave” desde el Palau de la Generalita­t. Tras la reunión del martes en la que el Pacte Nacional pel Referèndum pasó a un estado de hibernació­n, el discurso del dirigente de Catalunya en Comú alejaba del imaginario del referéndum la cifra mágica del 80% de apoyo. Domènech no tiene previsto estar hoy en el acto de reivindica­ción del referéndum junto a las columnas de Puig i Cadafalch y ayer avisó que no darán “un cheque en blanco a una mayoría de la que no participan ni a anuncios simbólicos”.

No obstante, la constataci­ón de que más allá de insistir en un referéndum con garantías se admita que se llamará a la movilizaci­ón supone un respiro para los socios del Govern. Los comunes aspiran a blindar su proyecto de la hoja de ruta del Govern, pero también son consciente­s de que tienen pendiente una reflexión interna que aspiran a resolver en la reunión de la coordinado­ra del 8 de julio.

LA ALIANZA INDEPENDEN­TISTA La relación entre los socios resiste: “No vivimos en una balsa de aceite, pero seguimos” LOS COMUNES Domènech avisa que no dará “cheques en blanco” a la hoja de ruta del Govern

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RUBÉN MORENO / GENERALITA­T DE CATALUNYA El presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, visitó ayer por la tarde la Fira de la Gamba de Palamós
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