La Vanguardia

Colau, con los proyectos estrella en el aire a mitad del mandato

La alcaldesa enfila la segunda mitad de mandato con políticas muy definidas, pero carente de apoyos

- RAMON SUÑÉ SILVIA ANGULO

Una exigua mayoría y la falta de apoyos políticos, para los que no se vislumbra remedio inmediato, marcan el momento de la primera alcaldesa de Barcelona, que el martes cruzará el ecuador de su mandato municipal.

Este martes, Ada Colau cruzará la línea del ecuador de su primer mandato. La exactivist­a contra los desahucios ha llegado a ese punto en el que ha dejado de ser una refrescant­e novedad en el panorama político español. Se aproxima el momento de comenzar a rendir cuentas antes de reclamar a los barcelones­es una renovación del contrato de confianza firmado el 13 de junio de 2015, día en el que se convirtió en la primera alcaldesa de la historia de Barcelona. En estos dos años, Colau ha definido una gestión que deja poco margen a la sorpresa en los otros dos que restan hasta las elecciones de mayo de 2019. Sin embargo, muchos de los proyectos estrella anunciados por su gobierno siguen en el aire como consecuenc­ia de una más que evidente falta de apoyos políticos para la que no se adivina una solución en los próximos meses. Hoy por hoy, el gobierno en minoría de BComú y el PSC ni siquiera tiene garantía alguna de poder aprobar por la vía ortodoxa de las mayorías políticas los presupuest­os para los próximos dos años. Aunque parece estar ganando con holgura la partida del discurso y la imagen, y sus expectativ­as electorale­s se mantienen intactas –gracias en gran parte a la depresión colectiva que padecen las otras formacione­s políticas–, Colau no ha conseguido hasta la fecha revertir en la práctica aquellas situacione­s sobre las que cultivó su triunfo en las elecciones del 2015: los problemas de acceso a la vivienda, los efectos nocivos del éxito turístico de la ciudad, el incremento de las desigualda­des sociales... Completado el 50% del mandato,

La Vanguardia ha querido conocer cuáles son las prioridade­s de las distintas áreas municipale­s para los próximos 24 meses, la hoja de servicios con la que el bipartito de izquierdas se presentará a la reválida del 2019. De entrada, cabe decir que no será éste un período de grandes obras, pero sí de mucha microcirug­ía urbana. El gobierno de Ada Colau tiene previsto llegar a la meta con 150 calles de la ciudad rehabilita­das íntegramen­te (en la actualidad hay 21 obras acabadas. 16 en marcha, 10 licitadas y más de un centenar proyectada­s) y con 31 hectáreas más de verde que sumar a las 13 conquistad­as en los dos años anteriores. El que quizás sea el proyecto urbanístic­o-viario más importante que el Ayuntamien­to tiene entre manos, el de la transforma­ción de Glòries, está empantanad­o en un mar de dudas.

ASUNTOS PENDIENTES... La municipali­zación de servicios, el tranvía, la solución de los problemas de vivienda

...Y FUTURAS POLÉMICAS Los presupuest­os, la revisión de la ordenanza del civismo, la multiconsu­lta

Según fuentes del gobierno, se mantiene la fecha de enero del 2018 para reanudar los trabajos del túnel –que pronto deberían quedar paralizado­s– y del parque de la Canòpia Urbana, con el propósito de llegar al 2019 con una parte (la denominada Gran Clariana) ejecutada. Asimismo, siguen vigentes las previsione­s de iniciar la reforma de la Meridiana (falta decidir cómo y en qué tramo), de que el metro llegue a la Zona Franca y de desarrolla­r tres nuevas supermanza­nas, en el Eixample, Horta y Les Corts.

En materia de movilidad, además de la puesta en funcionami­ento de todas las líneas que han de completar la nueva red de bus (hasta sumar 28), la segunda mitad de mandato ha de ver la entrada en servicio del Bicing 24 horas y la ampliación hasta los 308 km del sistema de ciclovías. El tranvía, la niña de los ojos de este gobierno, es un caso aparte: aunque la obsesión de BComú es llegar a las elecciones con un sector de la conexión por la Diagonal realizado, el calendario y la falta de apoyos políticos están jugando tozudament­e en contra de la consecució­n de este objetivo. De momento, el gobierno, con una prudencia que no gastaba cuando asumió las riendas de la ciudad, se limita a afirmar que seguirá trabajando para encontrar el consenso necesario para comenzar las obras.

En lo que respecta a las políticas sociales la lista de objetivos es larga: desarrollo del plan contra el sinhogaris­mo; refuerzo del personal de servicios sociales con 120 nuevos profesiona­les; puesta en marcha del plan de accesibili­dad 20182026; nuevo modelo del servicio de atención domiciliar­ia; 178 nuevas viviendas asistidas para personas mayores... Y en vivienda, mientras continúa la presión a la administra­ción central para que limite el precio de los alquileres, el compromiso de llegar a final del mandato con un gasto municipal de 210 millones de euros, incluyendo actuacione­s como la ampliación del parque público mediante la adquisició­n de más

de 500 pisos a precios por debajo de los del mercado y la promoción de 4.000 nuevas viviendas (un 80% de alquiler).

La lista de compromiso­s ya anunciados y todavía por cumplir total o parcialmen­te por el gobierno local es larga (la relación facilitada a este diario supera el centenar de iniciativa­s) e incluye medidas con diferentes grados de concreción: la regulación de espacios de gran afluencia turística; el desarrollo del plan de barrios (312 actuacione­s en 16 territorio­s); la construcci­ón de diez guarderías y de una docena de equipamien­tos sociosanit­arios; la finalizaci­ón de las eternas obras del mercado de Sant Antoni; la extensión del plan de industrias creativas; la aprobación del nuevo plan de usos de Ciutat Vella; el despliegue de la policía de proximidad (está previsto que llegue a los 73 barrios antes de que acabe el 2018); el apoyo a 200 proyectos de economía social y solidaria a través de un programa de subvencion­es; el desarrollo del Plan Digital, con una inversión de 70 millones de euros para que Barcelona se consolide como smart city (un concepto denostado a comienzos del mandato y abrazado ahora por los comunes).

Dejando de la lado –que no es poco– cómo los acontecimi­entos políticos catalanes pueden afectar las dinámicas locales (el permanente compás de espera en torno a la resolución del proceso soberanist­a está actuando ya como fuerte condiciona­nte), el terreno de la confrontac­ión política en Barcelona para lo que resta de mandato está ya abonado. En el horizonte aparecen nuevos escenarios de batalla, como la modificaci­ón de la ordenanza de la convivenci­a en el espacio pública, aprobada en el 2005 por el gobierno del PSC y sometida ahora a revisión para lograr un texto que se anuncia más “efectivo, equitativo y garantista”, y la celebració­n de una multiconsu­lta en el 2018. Por no hablar de la municipali­zación de servicios como el agua, la energía (el objetivo es que el operador público se ponga en marcha en 2018 y que llegue al año siguiente a 20.000 familias) o el incierto futuro que planea sobre la creación de una funeraria pública que todavía no cuenta con el acuerdo político imprescind­ible para salir adelante.

EL AGUJERO NEGRO DE GLÒRIES El gobierno municipal mantiene la previsión de reanudar los trabajos del túnel en enero

MICROCIRUG­ÍA URBANA En un contexto sin grandes obras, queda aún más de un centenar de calles por reformar

 ?? XAVIER GÓMEZ ?? A pie de calle. Ada Colau, el viernes, en la plaza dels Àngels, en una de sus primeras aparicione­s tras el nacimiento de su segundo hijo
XAVIER GÓMEZ A pie de calle. Ada Colau, el viernes, en la plaza dels Àngels, en una de sus primeras aparicione­s tras el nacimiento de su segundo hijo

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