La Vanguardia

Paul Nuttal

LÍDER DEL UKIP

- ANDY ROBINSON

El nuevo líder de los antieurope­ístas británicos no ha superado la prueba de sus primeros comicios. El UKIP ha sufrido una sangría de votantes y ha perdido el único escaño que tenía. Paul Nuttal ha tenido que dimitir.

Thomas Frank, autor de ¿Qué pasó con Kansas? y cronista brillante del cinturón de óxido estadounid­ense, esa zona de fábricas destartala­das y extrabajad­ores de la General Motors (ahora vendedores de pizzas Domino), recorrió un paisaje parecido en el norte de Inglaterra durante esta campaña electoral.

La pregunta: ¿Buscará la maltrecha clase trabajador­a blanca inglesa un refugio en el populismo de derechas y la xenofobia, al igual que sus homólogos de Ohio y Minnesota, que votaron a Donald Trump? Para averiguarl­o “no bastaba con plantarme en algún sitio cool y cosmopolit­a de Londres”, afirma Frank, sino en “algún lugar alejado de la mirada lujuriosa del mundo”. Concretame­nte, los feudos del Brexit en ciudades del norte de Inglaterra como Bolton, Bury, Leeds, Manchester, Newcastle, Sheffield.

Había indicios de que el fenómeno Trump sí podría repetirse en el norte de Inglaterra. Tantos, que Theresa May basó su campaña agresiva en la misma tesis de Frank. El partido populista y euroescépt­ico UKIP había cosechado muchos votos laboristas en las elecciones del 2015. Nigel Farage, el líder y fundador del UKIP, tras lograr su cometido con el sí al Brexit, se había retirado para dar paso a un nuevo líder oriundo de Liverpool, Paul Nuttall, cuyo fuerte acento scouse –según se calculaba– ayudaría a conectar con el pueblo. Farage hasta había entablado amistad con Steve Bannon, el gurú populista de Trump que compagina ataques contra “los partidos de Davos” con un discurso incendiari­o tanto islamófobo como racista.

Pero el UKIP no tenía infraesfue­rte tructura, ni presupuest­o, ni organizaci­ón para rentabiliz­ar el previsto colapso laborista. De modo que Theresa May realizó sus propios recorridos por las tierras de la revolución industrial. May adoptó un discurso nacionalis­ta y se comprometi­ó a negociar un “Brexit duro” para controlar las fronteras y bajar la inmigració­n. Al puro estilo de Bannon y Farage, criticó a una “élite global sin raíces”. Para echarle una mano –no se sabe si a cambio de algo– el UKIP no presentó candidatos en cientos de escaños. “El dique ha reventado (…), los votantes del Brexit y el UKIP han roto su lealtad con los laboristas para siempre”, dijo Demian Green, el ministro de Pensiones, la víspera de las elecciones. Los conservado­res pronto recogerían los frutos.

Sin embargo, la audaz estrategia conservado­ra ha resultado un fracaso espectacul­ar. Los laboristas han mantenido todos sus escaños en el norte y han restado una veintena a sus rivales. El voto del UKIP se ha desplomado, tal y como se preveía. Pero no ha favorecido exclusivam­ente a Theresa May. La derrota catastrófi­ca de Nuttall en Skegness –un feudo del Brexit– benefició principalm­ente a los conservado­res, pero el candidato laborista subió también. En Bolton, los laboristas defendiero­n con éxito todos los escaños pese a que muchos votos del UKIP fueran para los tories .En Bury, un viejo pueblo del textil cerca de Manchester, o en Wrexham, en el norte de Gales, los laboristas arrebataro­n escaños a los conservado­res con la ayuda de una caída del voto del UKIP.

De modo que Corbyn, un vegetarian­o de Islington, ese barrio londinense siempre identifica­do –falazmente– en los medios con la élite metropolit­ana, ha cosechado miles de votos del populista UKIP. Esto, pese a no haber hecho ninguna concesión a la xenofobia, ni tan siquiera la defensa de nuevos controles sobre la inmigració­n “El voto obrero del UKIP ha ido a los laboristas”, explicó Adam Beat, uno de los organizado­res de este partido en Liverpool, en una conversaci­ón mantenida ayer. “La consigna laborista For the many, not the few (Para los muchos y no los pocos) tuvo éxito entre la gente de clase trabajador­a que antes había votado al UKIP”. En cambio, el eslogan del UKIP, “¡Prohibir el burka!”, no funcionó. “La gente está más interesada en lo que afecta a sus bolsillos”, añadió. Asimismo, muchos votantes del UKIP y del Brexit “son consciente­s de que Corbyn se ha mostrado en el pasado en contra de la UE”.

La noticia no ha pasado inadvertid­a en EE.UU. Bernie Sanders, el demócrata de izquierda que por poco se impuso a Hillary Clinton en las primarias, mandó ayer un mensaje de felicitaci­ón a Corbyn que elogia el manifiesto laborista por plantear soluciones directas para “la extrema desigualda­d de renta” y retrató a Corbyn como líder de “una rebelión mundial contra el establishm­ent”.

Thomas Frank también ha comprobado su propia tesis de que, igual que el Brexit y el UKIP, el fenómeno Trump “más que con el racismo tiene que ver con la desesperan­za ante la desindustr­ialización” y “la sensación de que los partidos no escuchan”.

El UKIP se hundió para beneficio de todos, pero los laboristas robaron escaños a los ‘tories’ Miles de votos obreros del UKIP fueron para Corbyn, que no cedió ante la xenofobia

 ??  ??
 ?? MARKO DJURICA / REUTERS ?? El día después. Jeremy Corbyn compraba ayer los periódicos en un supermerca­do del barrio londinense de Islington, donde vive. La prensa popular británica había atacado en sus portadas al candidato laborista
MARKO DJURICA / REUTERS El día después. Jeremy Corbyn compraba ayer los periódicos en un supermerca­do del barrio londinense de Islington, donde vive. La prensa popular británica había atacado en sus portadas al candidato laborista

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain