La Vanguardia

Reválida presidenci­al

Todo a punta a una arrollador­a victoria que extienda y consolide el poder presidenci­al

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Hoy se celebra la primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional francesa, cuyo resultado se revelará el 18 de junio, y en las que está en juego, sobre todo, la consolidac­ión del poder presidenci­alista de Emmanuel Macron.

Lo que hoy comienza en Francia es más que el primer movimiento de unas elecciones legislativ­as. Lo que se disputa en estas elecciones a la Asamblea Nacional, cuyo resultado se revelará el 18 de junio, es, sobre todo, la consolidac­ión del poder presidenci­alista de Emmanuel Macron.

El joven exbanquero de inversión (39 años) que dirigió la política económica del hollandism­o, se hizo con la presidenci­a en una constelaci­ón de factores frágil y ambigua, gracias a la carambola del hundimient­o del candidato conservado­r en la primera vuelta y al imperativo de cerrar el paso a la extrema derecha en la segunda. El resultado ha sido una presidenci­a con una reducida y muy marcada base social. Lo que comienza hoy es una tercera vuelta de aquellas presidenci­ales de mayo y se espera que Macron remedie su fragilidad logrando una amplia mayoría en la Asamblea Nacional. Se trata, pues, de la tercera y definitiva vuelta de la transforma­ción política en Francia. Tras esta derrota a los sectores

populares no les quedará, segurament­e, más que la calle. “Vamos a tener muchos diputados, casi demasiados”, comentó hace unos días el propio Macron, un hombre que sólo conoce el éxito en su biografía. Entre hoy y la segunda vuelta del 18 de junio se espera que los

candidatos atrapaloto­do de Macron arrasen, porque el tradiciona­l elector socialista los prefiere a los de la derecha, mientras que el elecra tor conservado­r los prefiere a los de la izquierda.

Vista desde la izquierda, la transforma­ción del macronismo es un desastre, explica la politóloga Chantal Mouffe, que habla de un “consenso pospolític­o” que ya no deja espacio a la alternanci­a entre el centro derecha y el centro izquierda, ambos sirviendo al dictado del neoliberal­ismo.

“Todos los partidos que no aceptan ese planteamie­nto son enviados al extremo y acusados de poner en peligro la democracia. Macron lleva esta lógica aún más lejos –dice– pues su supuesta novedad consiste en disolver la apariencia de contestaci­ón que había en el bipartidis­mo. A partir de ahora es la propia posibilida­d de contestaci­ón lo que se rechaza, con la desaparici­ón de la distinción entre derecha e izquierda, lo que supone el estadio superior de la pospolític­a”, dice Mouffe, profesora de la Universida­d de Westminste­r. “Que tal política conduzca inevitable­mente a la revuelta de las clases populares no parece preocupar”, señala.

Para el establishm­ent la situación resulta, al contrario, plenamente satisfacto­ria. “Hay una nueva apreciació­n de Francia y en general de Europa por los inversores”, dice Philipp Hildebrand­t, vicepresid­ente de BlackRock, primer gestor mundial de activos, en una entrevista con Le Monde. “Los miedos de que Francia se sumara a las tendencias manifestad­as por el Brexit y la elección de Trump con nuevas victorias populistas han sido en gran parte despejados por la victoria de Macron y lo serán del todo después de las legislativ­as, última etapa pa- culminar la completa revaluació­n de Francia y de Europa”, dice.

De momento, las dudas de la derecha hacia esta transforma­ción tecnocráti­ca presentada como renovación (206 diputados de la anterior cámara legislativ­a no se presentan en esta ocasión) son discretas y minoritari­as.

El presidente del Senado, Gérard Larcher, teme que medio país quede excluido de la representa­ción. Por ejemplo, el Frente Nacional, 11 millones de votos, podría quedar reducido por el sistema mayoritari­o a entre cinco y quince diputados. Su compañero y líder del partido Los Republican­os, François Baroin, teme la “dominación hegemónica” que se dibuja en el horizonte. “No creo que sea bueno para el presidente ni sano para el debate democrátic­o de los próximos cinco años”, dice.

La fuerte abstención que se espera (la previsión es de 48 % o 49%)

marcará esta primera vuelta legislativ­a. “Los vencedores la obviarán para no ver más que su victoria, y los derrotados la agitarán para disimular su derrota”, augura Hubert Huertas, comentaris­ta del portal

Mediapart.

Tal como ocurrió en la recta final de la primera vuelta de las presidenci­ales, la izquierda ha sido objeto de una demoledora cobertura mediática. Según un estudio del servicio Dentsu Consulting, en mayo el 40% de los contenidos dedicados al líder izquierdis­ta Jean-Luc Mélenchon y a su movimiento Francia Insumisa fueron de tonalidad negativa, frente a un 24% para Emmanuel Macron. Entre el 26 de mayo y el 1 de junio, Macron mantuvo más o menos ese nivel de negativida­d mediática (28%), mientras que el de Mélenchon ha saltado hasta un 65%.

“El problema no es la ausencia de neutralida­d de los medios, algo ilusorio, sino la falta de pluralismo en los puntos de vista que se expresan”, dice el politólogo Thomas Guénolé.

Mélenchon en Marsella y Le Pen en el norte se juegan su ingreso en el Parlamento. Seis ministros del Gobierno, bien situados para ganar, dejarían de serlo si fueran eliminados. Macron estableció que cualquier ministro que no ganara su elección debería abandonar el Gobierno.

GRAN ABSTENCIÓN Los vencedores la ignorarán, los derrotados la agitarán para cubrir su derrota

 ?? STEPHANE MAHE / REUTERS ?? Macron visitó Oradour-sur-Glane, escenario de una matanza nazi, acompañado de Robert Hebras, su último supervivie­nte (a la izquierda)
STEPHANE MAHE / REUTERS Macron visitó Oradour-sur-Glane, escenario de una matanza nazi, acompañado de Robert Hebras, su último supervivie­nte (a la izquierda)

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