Barcelona no se vende
Decenas de asociaciones vecinales y organizaciones claman contra la especulación
Una manifestación convocada para denunciar las dificultades de acceso a la vivienda a causa de la especulación inmobiliaria acaba con la ocupación de un edificio en Poble Sec.
Más de un millar de personas –“varios miles”, según la Federación de Asociaciones de Vecinos– recorrieron ayer las calles de Barcelona para denunciar la especulación inmobiliaria. Durante la marcha, que comenzó en la plaza Universitat y acabó en las Drassanes, un grupo de manifestantes
okupó la finca de Poeta Cabanyes, 14, en el Poble Sec.
El inmueble, de cinco pisos y planta baja, llevaba al menos ocho años vacío, según los responsables de la acción, que desplegaron una pancarta con sus características diferencias de género: “Los pisos para las vecinas, no para los especuladores”. Un portavoz municipal confirmó que el inmueble es de titularidad privada. Anoche, cuando la manifestación ya había acabado y se había leído un manifiesto contra la construcción de un hotel en el solar de las Drassanes, más de un centenar de personas seguía en los aledaños del edificio. Los okupas han instado a las administraciones y a los propietarios a que aclaren el futuro de la finca.
La existencia de bloques como este, con los ocho balcones de las dos primeras plantas tapiados, resulta “especialmente odiosa en el Poble Sec, donde la gentrificación ha expulsado a miles de vecinos en los últimos años”, en palabras de los manifestantes. La marcha de ayer fue convocada por decenas de asociaciones vecinales y organizaciones agrupadas en la campaña Barcelona no està en venda y con el paraguas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y el Sindicat de Llogaters, entre otras. Estas entidades denuncian que el precio medio del alquiler ha subido un 17% entre el 2014 y el 2016. Nueve de cada diez desahucios no se producen por retrasos en la hipoteca, sino por impagos del alquiler. Los manifestantes también denuncian la reciente compra por parte de fondos de inversión de 76 inmuebles, algunos con vecinos, a quienes “se les hace la vida imposible para que se marchen”.
Los convocantes de la manifestación insisten en que no protestan contra el turismo, sino contra la especulación, pero eso es como si los manifestantes antitaurinos Un grupo de manifestantes ‘okupa’ un bloque privado que llevaba ocho años vacío en el Poble Sec dijeran que protestan contra las corridas, no contra la cría de reses bravas. Sin ganaderías no habría corridas, de la misma manera que sin pisos turísticos no habría tanta presión inmobiliaria.
Así lo entienden los vecinos de la Barceloneta, los más ruidosos de ayer. Esta vez no vinieron acompañados con el tradicional cañón que ameniza todas sus fiestas y reclamaciones. Pero se trajeron otro (“Soy el hermano pequeño, pero con dos cojones”, decía un cartel), desde el que también dispararon petardos y con el que bombardearon las consignas de género políticamente correctas.
Muy vistoso fue también el montaje que imitaba un paso de la Semana Santa, la Vía Crisis, en vez del Vía Crucis. Exhibía una imagen del nuevo mercado de Sant Antoni con música con reminiscencias sacras, pespunteada de vez en cuando por un rap contra los especuladores. Las calles por las que transcurrió la protesta –Tamarit, Comte Borrell, Paral·lel...– habrán amanecido hoy con millares de pegatinas:
LV “Tourism kills the city”.