La Vanguardia

Presión sobre Ximo Puig

Los sanchistas no descartan presentar un candidato alternativ­o a liderar el PSPV si el president no les cede amplio poder en su ejecutiva

- SALVADOR ENGUIX Valencia

La resaca de las primarias del PSOE ha contaminad­o la vida interna del PSPV. Su líder, el president de la Generalita­t Valenciana Ximo Puig, ha sido cuestionad­o como líder de la federación, aunque goza de amplias lealtades. Apostó abiertamen­te por Susana Díaz, pero fue Pedro Sánchez quien arrasó en la Comunidad Valenciana. Esa apuesta, y su mala relación con el actual secretario general del PSOE, ha abierto un incómodo debate sobre la continuida­d de Ximo Puig al frente de la tercera federación socialista, que celebrará congreso en julio.

Los sanchistas, que en Valencia lidera José Luís Ábalos, mano derecha de Pedro Sánchez en el partido, no descartan buscar un candidato o candidata alternativ­a al cónclave socialista valenciano. Ábalos ha llegado a verbalizar­lo: “No debería descartars­e una bicefalia”, es decir, un president y un líder del PSPV diferentes. Pero todas las familias coinciden en subrayar el capital político del president: “Nadie cuestiona eso, pero debe comprender el cambio que se ha producido”, apuntan fuentes próximas a Ábalos.

Los movimiento­s internos son intensos. Todos los sectores reconocen que el voto a favor de Pedro Sánchez de los socialista­s valenciano­s no fue un voto contra Ximo Puig, pero la campaña del president a favor de la líder andaluza ha deteriorad­o su liderazgo en el PSPV. Los sanchistas sí le han dejado claro al president que mantener su liderazgo pasa necesariam­ente por renovar ampliament­e la futura ejecutiva “con una estructura que responda al resultado de las primarias”, afirman fuentes próximas a Sánchez. Es decir, ceder las áreas claves de poder del PSPV a los vencedores de las primarias.

Pero el núcleo duro de Ximo Puig intenta maniobrar para no perder en exceso poder ante un congreso que podría ser de confrontac­ión. El president ha recurrido a alguno de sus fieles en el partido para organizar el congreso del PSPV, lo que ha despertado no poco rechazo entre los sanchistas. Hay, también, una tercera vía, una solución que lidera el alcalde de Ontinyent y presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez. Solución que pasa por dar protagonis­mo a jóvenes alcaldes que, a la vez, serían puente de reconcilia­ción con los sanchistas.

Todo son hipótesis, y el tiempo corre en contra. Nada concreto se hará hasta que pase el congreso del PSOE; momento que será también clave para valorar la nueva ejecutiva de Sánchez y su proyección sobre el resto de federacion­es. En ese congreso Ábalos saldrá muy reforzado en el núcleo duro del nuevo secretario general del PSOE; posición desde la que nadie duda intentará influir en el cónclave valenciano.

El problema es que en el caso valenciano la relación de Puig con Sánchez es nefasta, no sólo en el terreno político, también en lo personal. Realidad que dificulta alcanzar consensos entre ambos líderes. Es tal la situación de crisis en el PSPV que Jorge Rodríguez llegó a decir esta semana que “hay que lograr la unidad para garantizar que Ximo Puig siga de president” y “debemos evitar a toda costa un choque de trenes”. No son pocos los que valoran que desestabil­izar el liderazgo de Puig en el partido podría tener graves efectos en la gestión de la Generalita­t Valenciana.

Ximo Puig ha sido el hombre clave en el cambio político en la Comunidad Valenciana tras 20 años del PP. Su liderazgo permitió fraguar el llamado Pacte del Botànic, que permitió sumar a Compromís y Podemos para recuperar las institucio­nes, desde la Generalita­t a los principale­s ayuntamien­tos. Si Puig es cuestionad­o como líder del PSPV, no son pocos los que vaticinan negros presagios para un ejecutivo que se sostiene, principalm­ente, por la sintonía de Ximo Puig y Mónica Oltra, líder de Compromís.

Puig apostó por Susana Díaz, pero en Valencia arrasó Pedro Sánchez, con quien mantiene una pésima relación

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