Gaudí desconocido
Decir que Gaudí es desconocido es un oxímoron. Afirmarlo sería una posverdad que nadie creería. Basta observar las inmensas colas de visitantes y los miles de máquinas fotográficas en acción en la Sagrada Família, el Park Güell, la Casa Batlló o La Pedrera. Exposiciones por todo el mundo, entre ellas una importante en Moscú en la actualidad. Libros a montones sobre su obra, entre los que destaco la excelente biografía de Josep Maria Tarragona publicada hace poco.
No faltan reportajes gráficos y audiovisuales. Seguramente no ha habido en la historia otro arquitecto tan popular, ni ningún otro cuya obra haya atraído tanto turismo.
Parece que se sabe todo de él, y no sólo entre expertos. En fecha reciente he podido conocer, sin embargo, aspectos mucho menos conocidos de aquel Gaudí del que ayer, día 10 de junio, se cumplió el 91.º aniversario de su muerte, sucedida tres días después de ser atropellado por un tranvía. También ayer se cumplió el veinticinco aniversario de la fundación de la Asociación Pro Beatificación de Antonio Gaudí. Esta entidad ha recogido una amplísima documentación que muestra la profunda vida interior y grandeza de alma del arquitecto. Poco sabe de ello el gran público, pero sin esta faceta es ininteligible su obra. El proceso para la beatificación avanza al ritmo adecuado, que en estos asuntos es siempre lento, y la positio que recoge los testimonios y la biografía va a pasar pronto a los teólogos para su estudio.
También estos días he tenido ocasión de ver el sombrero, el bastón y diversos objetos que llevaba Gaudí en el momento en que fue atropellado, muebles por él diseñados o incluso hechos personalmente, así como regalos que le hicieron. Forman parte del fondo de un desconocido pero interesante museo barcelonés, el Memorial Manyanet, en Sant Andreu. Allí no hay turistas ni apenas barceloneses. Es un museo para descubrir. Está dedicado a Josep Manyanet, fundador de la Congregación de la Sagrada Familia e inspirador del templo expiatorio de la Sagrada Família, pero la relación, amistad y colaboración entre Manyanet y Gaudí fueron muy intensas.
No es extraño que objetos muy personales de Gaudí estén en este museo del que casi nadie sabe de su existencia, pero que sin duda dará pronto un salto en el conocimiento ciudadano.