Porte descuelga a Froome en el Dauphiné y avisa de cara al Tour
Desde que el ciclismo anglosajón desembarcó en el pelotón con la intención de dominar el Tour de Francia, el Criterium del Dauphiné se ha convertido en el banco de pruebas preferido por los ciclistas estadounidenses, británicos y australianos para preparar su asalto a París. Desde el año 2000 se contabilizan diez ganadores anglosajones en la prueba. El vencedor de 2017 no será diferente, también hablará en inglés. Pero todo apunta que no será el que todo el mundo imaginaba. Richie Porte (BMC) ha demostrado estar más fuerte que Chris Froome (Sky), al que ayer descolgó en la minisubida al Alpe d’Huez y distanció 23s más. A tres semanas del inicio del Tour, Porte, que ya ganó la contrarreloj el pasado miércoles, asustó a todos sus rivales por el amarillo.
Y eso es un problema para Froome, pues cada una de las tres veces que ha subido a lo más alto del podio en los Campos Elíseos antes se había adjudicado el Dauphiné. Metódico como es, la presumible derrota –queda una explosiva etapa con dos puertos de primera y final en el Plateau de Solaison, de categoría especial– seguro que ha trastocado los planes al jefe de filas del Sky, que se tuvo que conformar con la victoria de etapa de Kennaugh.
Porte, de 32 años, los mismos que Froome, del que fue gregario entre 2012 y 2015, está empeñado en que este sea su año después de la mala suerte de 2016 en la que un pinchazo en la segunda etapa y la caída subiendo el Mont Ventoux –él fue el que impactó con la moto–, lastraron sus opciones.
Todo le está saliendo a pedir de boca al de Tasmania y si hoy gana, unirá el Dauphiné a los triunfos en el Santos Tour y Romandía. Incluso su equipo parece el más sólido con Roche, De Marchi, Hermans o Frankiny. Pero pese a la exhibición, Porte no se siente favorito. “No creo que lo sea yo. Froome es tres veces ganador del Tour”, le pasa la presión. Y es que el australiano no sabe lo que es estar entre los tres primeros en los seis Tours que ha corrido.
Ayer Contador fue el rival que más le aguantó pero acabó cediendo ante el último acelerón del australiano, justo sobre la pancarta del triángulo rojo. Pero después fue sancionado con 20 segundos por avituallamiento indebido.