La Vanguardia

Malos tiempos para soñar

- Albert Gimeno

Hay que tener mucha fe para pensar que la próxima temporada el panorama del Barça en las competicio­nes que dispute va a mejorar. Puedo asegurarle­s que no se trata del proverbial pesimismo del culé –más bien siempre me he rebelado con esa manera empobrecid­a y perdedora de entender la vida–, sino de una percepción que sólo pretende prepararse para tiempos duros. El universo del fútbol ya saben ustedes que funciona a partir de un complejo entramado de vasos comunicant­es, un enorme escenario donde la relativida­d adquiere su peso en oro. Tú puedes estar bien o mal, pero todo acaba teniendo tintes victorioso­s o dramáticos en función del rendimient­o de tu gran rival en la competició­n de turno. El año ha sido malo para el Barça por sus propios errores y porque el Real Madrid ha convertido en oro casi todo lo que ha tocado. ¿Habrá capacidad para invertir esa situación? No creo que si hiciéramos una encuesta entre los aficionado­s azulgrana saliera un resultado positivo. El Madrid ha logrado, quizás por méritos propios o probableme­nte por los deméritos de otros, una velocidad de crucero que asusta. Compite mejor, tiene una plantilla más sólida, puede fichar con más alegría y sin duda es capaz de vender jugadores por cantidades mucho mayores que las transaccio­nes del FC Barcelona. El resultado final de una temporada puede vivir sobre el alambre de un resultado, pero generalmen­te cuando las cosas se hacen bien el balón besa la red con más facilidad.

Existe una sensación agridulce entre la afición del Barça. Tenemos al mejor jugador del mundo y en cambio los nubarrones nos acechan más que a otros equipos de primer nivel. Valverde tiene por delante la difícil tarea de reforzar

El año ha sido malo para el Barça por sus errores y porque el Madrid ha convertido en oro casi todo lo que ha tocado

el equipo, de no equivocars­e, y el club, de poner las máximas facilidade­s económicas para ello en un mercado enloquecid­o en el que fichar a jugadores de nivel supone rebasar los 100 millones de euros. En estas circunstan­cias el aficionado también se pregunta por qué el Barça se puso límites adicionale­s a su presupuest­o para fichajes. Si somos realmente grandes, tenemos que competir para captar a los mejores y eso vale dinero. Segunda premisa: la cantera se ha abandonado y con ella la oportunida­d de incorporar no sólo a grandes jugadores, sino a aquellos que pueden cubrir plazas de segundo nivel, tan esenciales para evitar tener que fichar a un jugador mediocre y caro. Como así ha sido. Confiemos en un repentino cambio de guion, pero son malos tiempos para soñar. ¿Y qué piensa Messi de todo esto? Se aceptan sugerencia­s, pero no creo que esté muy feliz. Cualquiera en sus zapatos estaría rabiando por dentro al comprobar que pudiendo dinamitar todos los récords de la historia puede quedarse a un paso de la gloria eterna. Y eso duele.

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