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La subida del precio del dinero por parte de la Reserva Federal de EE.UU., y los plazos para la reforma de la Modelo.

EL reciente cierre de la Modelo ha sido muy bien recibido en Barcelona. En primer lugar, porque la cárcel estaba obsoleta desde tiempo atrás y ofrecía unas penosas condicione­s de vida a sus internos. Lo cual es lamentable en toda circunstan­cia, y más en una sociedad como la catalana, que ha acometido un ambicioso plan de renovación de sus centros penitencia­rios. En segundo lugar, porque el cierre de la Modelo había sido anunciado en sucesivas ocasiones. Pero se iba demorando, como esas promesas que a fuer de incumplida­s ya parecen sinónimo de engaño. Por fin, pocos días atrás, 113 años después de que se inaugurara, la Modelo trasladó a sus últimos presos e inició el tramo final de su existencia.

La espera ha sido larga y ha dado ocasión a sucesivas administra­ciones municipale­s para trazar sus planes de futuro para el equipamien­to. A la pregunta de qué hacer con la Modelo después de su cierre se le han dado diversas propuestas. Pero las conversaci­ones con los vecinos permitiero­n ir esbozando una solución de compromiso; y, más tarde, un plan director fechado en el 2009. En él se indicaba que las dos manzanas del Eixample que liberará la prisión daban para espacios verdes, en primer lugar, y también para escuelas, un centro cívico e incluso un centro dedicado a la memoria del presidio. Era un plan quizás no definitivo, o no ultimado hasta sus últimos detalles, pero que a grandes rasgos definía ya un mañana para la vieja prisión.

Sin embargo, fuentes del Ayuntamien­to han indicado que la nueva vida de la Modelo no será inmediata. Que convendría abrir un nuevo proceso participat­ivo –el actual Consistori­o siente debilidad por ellos, pese a que no siempre suscitan gran respuesta–, en el que los barcelones­es volvieran a aportar ideas. Y que, debido a este proceso, no podrían acometerse las obras hasta el próximo mandato municipal, en el 2019 o el 2020.

Quizás fuera bueno imprimir un ritmo más vivo a este proceso. Una vez ha sonado ya la hora final de la Modelo, toda demora de su reconversi­ón en nuevos espacios o equipamien­tos es difícilmen­te justificab­le. Ayer mismo ERC hizo público un comunicado en esta línea, reclamando que las actuacione­s municipale­s en la Modelo se inicien ya, antes del próximo mandato. Estamos en buena medida de acuerdo con este planteamie­nto. Quizás no tanto con la idea de conservar en todo lo que sea posible la arquitectu­ra del edificio, de relativo interés. Pero sí en el propósito de actuar cuanto antes. El 1 de enero del 2018, la Generalita­t entregará al Ayuntamien­to las llaves del centro. Y sería deseable que, al día siguiente, pudiera empezar a intervenir­se en él.

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