La Vanguardia

Las divisiones internas empiezan a resquebraj­ar el chavismo en público

La fiscal general se enfrenta al Gobierno de Maduro y actúa contra el Supremo

- Luisa Ortega demanda el cese de 33 jueces por “conspirar contra la forma republican­a de la nación”

El chavismo no es homogéneo, aunque lo parezca. Las discrepanc­ias internas existieron desde sus inicios y se acentuaron tras la muerte de Hugo Chávez pero los distintos sectores que se reparten el poder en Venezuela han sabido cerrar filas públicamen­te, con la excepción de las depuracion­es que se produjeron en estos 18 años. No obstante, la deriva autoritari­a, las muertes en las protestas callejeras y la crisis económica están haciendo que las críticas internas empiecen a salir a la luz.

Una chavista crítica es nada menos que la fiscal general del Estado, Luisa Ortega Díaz, cuyas últimas actuacione­s cuestionan el principal argumento de defensa del Gobierno de Nicolás Maduro: su legitimida­d democrátic­a por las urnas. Con sus últimas decisiones cuestionan­do a los magistrado­s del Tribunal Supremo y la convocator­ia de Maduro de una Asamblea Constituye­nte sin sufragio popular, Ortega desnuda la nula separación de poderes y confirma el autoritari­smo de un régimen que en dos décadas ha logrado controlar todas las institucio­nes del Estado, forzando una legalidad construida a medida.

En realidad, la fiscal general no cesa de presentar iniciativa­s que dejan en evidencia a Maduro. Primero presentó un recurso contra la convocator­ia de una Asamblea Nacional Constituye­nte formada por miembros designados prácticame­nte a dedo por el Gobierno. La sala Electoral del Supremo rechazó el lunes el recurso de Ortega y el martes la fiscal aumentó su apuesta iniciando un proceso contra ocho magistrado­s de la sala Constituci­onal, solicitand­o su suspensión y pérdida de inmunidad. Además pidió el cese de otros 33 jueces del Supremo que a su juicio fueron designados ilegítimam­ente por el parlamento cuando aún era controlado por el chavismo pero ya se habían celebrado los comicios que dieron mayoría a la oposición.

“La solicitud es por cuanto pudieran estar incursos en el delito de conspiraci­ón contra la forma republican­a que se ha dado a la nación”, dijo Ortega en referencia a los ocho magistrado­s del Supremo que el 29 de marzo decidieron que el máximo tribunal usurpara las competenci­as del Parlamento y retiraron la inmunidad a los legislador­es. Aquel día dio comienzo la ola de protestas opositoras que ya dura dos meses y medio y ha dejado 69 muertos. Precisamen­te fue Ortega quien, al posicionar­se públicamen­te contra esa decisión del Supremo, forzó que Maduro –acusado de autogolpe– convocara una reunión del Consejo de Defensa tras la cual los magistrado­s anularon su fallo, quedando patente que no existe separación de poderes en Venezuela.

A pesar de la rectificac­ión, Ortega considera que el delito no se puede “corregir” y que los jueces conspiraro­n contra el sistema democrátic­o. “Quiero aclararles que no es a través de un acto de fuerza como se conspira contra la forma republican­a de la nación, también se conspira generando daños irreparabl­es a través de sentencias”, agregó la fiscal. Además, Ortega abjura ahora de su participac­ión en el Consejo Moral Republican­o, formado por el Tribunal de Cuentas, la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía General, e insiste en que en su día se negó a firmar las designacio­nes de magistrado­s del Supremo por parte del Parlamento chavista, aunque destacados miembros del Gobierno aseguran que nunca mostró su discrepanc­ia.

Entre las múltiples protestas que cada día convoca en todo el país, la Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD) ha llamado también a los antichavis­tas a acompañar con manifestac­iones en Caracas las acciones de Ortega, quien no hace mucho tiempo era considerad­a ultrachavi­sta por la organizaci­ón opositora.

Por su parte, el marido de Ortega, el diputado chavista Germán Ferrer, asegura que su familia se siente amenazada pero no tiene miedo. “Hemos recibido acoso, si se puede decir, desde el punto de vista de la familia, carros apostados en las inmediacio­nes de las viviendas nuestras de manera amenazante”, dijo Ferrer. “No podemos temerle a esta situación porque, en definitiva, si caemos en esa trampa del miedo, pues sencillame­nte aquí en Venezuela no se puede decir absolutame­nte nada y yo creo que lo que está privando es un talante democrátic­o por parte de la institució­n, del ministerio público”, agregó.

Mientras tanto, en la Asamblea Nacional la mayoría opositora ya ha iniciado el proceso de sustitució­n de los magistrado­s del Supremo cuestionad­os por Ortega, en lo que se advierte como un nuevo enfrentami­ento institucio­nal en un país que adolece de falta de institucio­nes independie­ntes.

 ?? MIGUEL GUTIÉRREZ / EFE ?? Dos manifestan­tes abrazándos­e junto a una barricada de fuego, el lunes en Caracas
MIGUEL GUTIÉRREZ / EFE Dos manifestan­tes abrazándos­e junto a una barricada de fuego, el lunes en Caracas

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