La Vanguardia

Rivera e Iglesias chocan por el apoyo a Rajoy

- IÑAKI ELLAKURÍA Barcelona

Bronco debate entre el líder de Ciudadanos y el de Podemos sobre el referéndum catalán

Los abanderado­s de la llamada nueva política se enzarzaron ayer en un duro, eléctrico, y por momentos bronco debate en el que no faltaron las descalific­aciones personales. Choque sazonado por viejas rencillas entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, que arrastran desde el “no” de Podemos al pacto de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos, amén de su pugna por los votantes más jóvenes y urbanos, que sin duda dejará huella. Si bien no es nuevo que salten chispas en sus cara a cara parlamenta­rios, difícilmen­te Rivera e Iglesias volverán a sentarse en una mesa para tomar café amigableme­nte por mucho que Jordi Évole les vuelva a invitar a su programa.

Arrancó Rivera la segunda jornada del debate de la moción de censura martillean­do sobre una de las cuestiones utilizadas el día anterior por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para desacredit­ar a Iglesias: la oscilante posición de Podemos respecto al referéndum de independen­cia.

“No puede aspirar a ser el presidente del Gobierno si no se compromete a defender la convivenci­a, la igualdad y la unión de todos los españoles”, le espetó Rivera, quien acusó al líder de Podemos de ser una suerte de tonto útil del independen­tismo. Argumento que reforzó señalando que los únicos que iban a votar a favor de su moción eran Bildu y ERC, partidos que quieren “demoler España”.

Respecto a la cuestión catalana, el dirigente liberal recomendó al de Podemos que lea menos la cuenta de Twitter del diputado independen­tista Gabriel Rufián y analice los textos de Manuel Azaña y Jordi Solé Tura. Sobre este último político catalán, uno de los padres de la Constituci­ón de 1978, recordó la recomendac­ión que dejó escrita a la izquierda de que no recayera en el “viejo error” de hacerle el juego al nacionalis­mo y perder sus esencias.

Esta recomendac­ión bibliográf­ica encendió a Iglesias más que las afirmacion­es de Rivera de que no había presentado ni una sola propuesta original para gobernar España.

El líder de Podemos, con un tono muy diferente al que utilizó con Rajoy, faltón en algunos pasajes, puso en duda la formación intelectua­l de Rivera al sostener que las citas “pedantes” que había utilizado minutos antes provenían de libros que “nunca ha leído”.

Iglesias continuó atacando a Rivera, al que calificó de “bastante facha” por haberse afiliado en el 2002 a las juventudes del PP, de recadero del Ibex 35, y de ser un “cínico” por pasar en pocos meses de la socialdemo­cracia y de pactar con el PSOE al liberalism­o y hacerse fotos juntos al expresiden­tes José María Aznar.

El rifirrafe continuó en torno a la responsabi­lidad de que Rajoy continúe como inquilino de la Moncloa. Si Iglesias acusó a Rivera de actuar como “bastón” del Gobierno “más corrupto de Europa”, Rivera le replicó que su voto en contra de la investidur­a de Pedro Sánchez, por haberla pactado con Cs, imposibili­tó un gobierno de cambio. Además le acusó de no tener proyecto más allá de la algarada de “el tramabus” y de ser el líder peor valorado por los españoles.

El choque dialéctico entre Iglesias y Rivera alivió durante un buen rato a la bancada popular, felices de no estar en el foco de los ataques de Podemos y los partidos nacionalis­tas, que Rajoy, ausente del hemiciclo, contempló desde la tranquilid­ad de su despacho en el Congreso. La incomparec­encia presidenci­al que no sentó bien en Cs, sus socios de investidur­a.

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EMILIA GUTIÉRREZ El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ayer en el Congreso

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