Confianza en la Reserva Federal
LA Reserva Federal anunció anoche una subida de los tipos de interés de un cuarto de punto, lo que deja el precio del dinero en Estados Unidos en un 1,25%, la cuarta subida de los tipos desde diciembre del 2015, cuando la Fed dio por terminada la crisis financiera, y la segunda de este 2017. No por esperada –y descontada por los mercados– la noticia es menor a la vista de la cohabitación entre el presidente Donald Trump y la máxima responsable de la Reserva Federal, Janet Yellen, que está marcando un ritmo prudente y gradual a la subida de los tipos. A grandes rasgos, la Fed bendice y otorga su confianza al rumbo de la economía de Estados Unidos en el presente año.
El anuncio se produjo tras conocerse dos índices decisivos para determinar la estrategia del banco central estadounidense y atisbar la conducta de la economía: moderación del consumo –pieza angular en Estados Unidos– y una inflación por debajo de las expectativas debido al precio a la baja de la gasolina (en conjunto, los precios cayeron un 0,1% en el pasado mayo después de un crecimiento del 0,2% el mes anterior, lo que sitúa la inflación interanual en el 1,9%, por debajo del deseado 2%). Mientras la inflación sea incierta o actúe con volatilidad, más difícil será predecir la reacción de la Reserva Federal en el segundo semestre del año, aunque ayer ya dejó manifiesto que habrá otras subidas antes de que termine el año sin dejar de “vigilar muy de cerca la inflación”, según el comunicado difundido anoche en Washington.
La Fed está obligada a mantener un equilibrio que acompase el buen ritmo de crecimiento económico –con un presidente en la Casa Blanca ansioso por acelerar todo lo que se pueda acelerar sin excesiva atención al medio plazo– y permita consolidar el robusto momento del empleo. El mercado laboral generó 138.000 nuevos puestos de trabajo en mayo y la tasa de desempleo está en un 4,3%, la más baja desde el mismo mes del 2001, lo que acerca el país al pleno empleo y, por consiguiente, anticipa el incremento de los salarios a la vista de las dificultades que tienen algunas empresas para retener a sus empleados o encontrar candidatos idóneos.
El diagnóstico de la Reserva Federal emitido ayer constata la expansión “moderada” de la economía y reduce la existencia de riesgos alarmantes a corto plazo ya que las perspectivas económicas “están equilibradas”. El crecimiento estimado para este 2017 es del 2,2% (en mayo se proyectó un 2,1%). Con este aumento, Janet Yellen –la subida fue aprobada con un único voto en contra, el del gobernador de Minnesota– mantiene su rumbo hacia la normalización monetaria después de un decenio diseñado para dar respuesta excepcional a la crisis financiera y la desactivación económica. El dinero costará más de ahora en adelante a consumidores y empresas estadounidenses.
Todo apunta, de paso, a una presión indirecta –aunque no de forma inmediata– sobre el Banco Central Europeo en previsión de un dólar más fuerte y los movimientos de capitales a Estados Unidos tras el anuncio de que la Reserva Federal comenzará este año a soltar de manera gradual su abultado balance de activos, adquiridos para impulsar la economía. De momento, el panorama mantiene las condiciones favorables para las exportaciones europeas pero el desajuste, más adelante, obligará al BCE a mover ficha.