Un desafío de la física obtiene el Princesa de Asturias
Las ondas gravitacionales permiten observar la historia del universo
El proyecto LIGO, que ha permitido la detección directa de las ondulaciones del espaciotiempo anticipadas hace un siglo por Albert Einstein con su Teoría General de la Relatividad, obtuvo ayer el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por haber dado respuesta a “uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia”. Tres de los impulsores de este “reto tecnológico de primera magnitud”, los físicos estadounidenses Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish también han sido reconocidos con este galardón fallado en Oviedo, el séptimo de los ocho que anualmente concede la Fundación Princesa de Asturias.
El acta del jurado incide en que con esta distinción se reconoce tanto el talante individual como colectivo de un proyecto investigador en el que trabajan más de un millar de investigadores de un centenar de instituciones e investigaciones de 18 países y que ha permitido “observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años”.
“La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espaciotiempo no accesibles con las técnicas actuales”, destacó el jurado en el acta del fallo.
Hasta ahora, la astronomía estaba basada en la luz, las ondas de radio o los rayos X mientras que en el presente, las ondas gravitacionales están llamadas a ganar terreno porque son absorbidas muy fácilmente por la materia existente, con lo que son prácticamente transparentes al universo.
Las ondas gravitacionales transportan información muy precisa sobre el movimiento de los objetos en el universo y permiten observar su historia desde antes de que se hiciese la luz, lo que puede ayudar a explorar cuestiones como la formación de los agujeros negros, la descripción correcta de la gravedad o cómo se comportan las estrellas de neutrones y las supernovas en determinadas condiciones.
Para su detección y estudio, los físicos galardonados, junto al fallecido Ronald Drever, propusieron en los años ochenta la construcción del Laboratorio de Interferometría de Ondas Gravitacionales (LIGO son sus siglas en inglés).
Barish impulsó hace 20 años la Colaboración Científica LIGO que ha integrado a investigadores y universidades de todo el mundo y que en febrero del 2016 consiguió demostrar por primera vez la existencia de esas ondas gravitacionales procedentes de la colisión de dos agujeros negros, un hito en la historia de la física que ha permitido confirmar la predicción de Albert Einstein.
UN GALARDÓN COLECTIVO Se premia a tres impulsores del proyecto que aúna a mil investigadores