La Vanguardia

La musa de los Stones

- ANITA PALLENBERG (1944-2017) Modelo y actriz GEMMA SAURA

La leyenda de Anita Pallenberg arranca una noche de 1965, después de un concierto de los Rolling Stones, cuando una rubia de 21 años se coló en el camerino y les ofreció hachís. Aquella chica avispada acabaría siendo mucho más que una simple groupie en la historia de los Stones, pero todo comenzó aquella noche en Munich en que el guitarrist­a Brian Jones –por aquel entonces el líder del grupo– la invitó a su habitación de hotel. Al cabo de dos años, ella dejaría a Jones para irse con otro miembro del grupo, Keith Richards. Icono de la moda –dicen que el

boho-chic nació con ella–, encarnació­n del sexo, drogas y rock and roll, murió el martes en un hospital de Chichester (Inglaterra) a los 73 años. Aunque la causa de la muerte no fue desvelada, su familia dijo que “llevaba un tiempo enferma”.

Nacida en 1944 en Roma de padres germano-italianos, su carácter rebelde asomó de joven. A los 16, tras ser expulsada de un internado, dio sus primeros pasos como modelo. Vivió entre Roma, Nueva York y París, donde se movió en los círculos de la bohemia: Fellini, Visconti y Pasolini en Roma; Ginsberg, Burroughs y Warhol en Nueva York; Buñuel y Truffaut en París.

En 1965 conoció a los Stones y empezó a salir con Brian Jones. Su tumultuosa relación, marcada por los maltratos de él, duró dos años. Poco a poco se fue dibujando un triángulo con Keith Richards, el otro guitarrist­a del grupo. Según contó Richards en sus memorias, en 1967, durante unas vacaciones a tres en Marruecos, Keith vio a Brian pegando a Anita. La cogió, la metió en el coche y se la llevó a Inglaterra.

Estuvieron 12 años juntos y tuvieron tres hijos (uno murió de bebé), en una relación, sacudida por la adicción a la heroína de ambos y los escándalos sexuales, que causó fascinació­n en la opinión pública.

Son muchos quienes reivindica­n que el papel de Pallenberg en los Stones va más allá de la dimensión sentimenta­l. Se la ha llamado musa, aunque no fue una mera fuente de inspiració­n pasiva. Les introdujo en nuevos círculos de Londres y les presentó a gente determinan­te, e imprimió su estilo bohemio. Hasta transformó el vestuario de Richards y Jagger, que se llenó de estampados, colores y plumas. Las canciones Miss Amanda Jones y

You Got the Silver están inspiradas en ella, y su voz puede escucharse en los coros de Sympathy for the Devil. Dicen que Mick Jagger remezcló el disco Beggars Banquet (1968) siguiendo su consejo. “Anita es una Rolling Stone –dijo Jo Bergman, asistente del grupo entre 1967 y 1973–. Su influencia fue profunda”.

También fue “la mujer que casi rompe a los Stones”, escribió Tony Sánchez, otro ex ayudante de Richards. “Era la mujer más sexy que nunca había visto. Tenía 26 años, una cabellera rubia, ojos felinos y un cuerpo largo y ágil. También era aguda e inteligent­e. Ya había tenido una relación con Briany hacía un año que estaba con Keith. Y ahora parecía que quería a Jagger”.

En sus memorias, Richards da como ciertos los rumores de que su mujer y Jagger tuvieron una aventura durante el rodaje en 1968 de

Performanc­e, un psicodrama sexual de culto. En 1979, se vio envuelta en un problema judicial después de que un chico de 17 años con el que se acostaba se pegara un tiro en un piso de Nueva York propiedad de Keith Richards. “No sentí nada –dijo ella de aquel episodio–. Es uno de los misterios de las drogas y el alcohol”. Acabó desintoxic­ándose. En una entrevista reciente aseguró que no se drogaba desde el año 2000 y que había dejado el alcohol en los ochenta, aunque tuvo una recaída al ser operada de la cadera en el 2004.

Le habían ofrecido muchas veces escribir una autobiogra­fía pero nunca aceptó. “Los editores sólo quieren que hable de los Stones”.

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LARRY ELLIS / GETTY

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