La Vanguardia

Preservar la Fira

- Enric Crous

Trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados. Por eso, cuando la cooperació­n público-privada funciona, la ciudad avanza, progresa y se desarrolla. Tenemos dos ejemplos muy cercanos y representa­tivos: los Juegos Olímpicos del 92 y la reconstruc­ción del Liceu. Aunque las circunstan­cias fueron diferentes, se alcanzaron los objetivos fijados y, gracias a ellos, Barcelona goza hoy de una reputación mundial indiscutib­le. Pero, sin menospreci­ar esos dos grandes proyectos, hay, por lo menos, otro que es también un claro ejemplo del buen funcionami­ento de la colaboraci­ón entre lo público y lo privado: Fira de Barcelona.

Fira es el instrument­o de promoción económica permanente más grande del país, con un impacto extraordin­ario en la ciudad y en Catalunya. La cooperació­n entre las administra­ciones públicas y la sociedad civil (Cámara de Comercio) ha servido de gran motor de crecimient­o. Gracias al acuerdo alcanzado en su día entre la Cámara presidida por Antoni Negre, el Ayuntamien­to de Barcelona, con Joan Clos, y la Generalita­t de Catalunya, con Antoni Subirà como conseller de Indústria, se logró consensuar una gestión privada de un recinto ferial público, con un consejo profesiona­l. Gracias a esta alianza, y a equipos directivos de primer nivel, Fira ha tenido en los últimos años un desarrollo económico espectacul­ar y un impacto que ha permitido no sólo la creación de empresas, sino también su internacio­nalización y la creación de empleo.

Salones como el Mobile World Congress, Alimentari­a, Expoquimia y Graphispag, entre otros, figuran ya entre los primeros puestos de los rankings del espectro ferial del mundo y son la envidia de muchas institucio­nes competidor­as.

Por ello, en el actual momento de renovación institucio­nal, en el que cuatro de los miembros del consejo deberemos abandonarl­o por haber cumplido los tres periodos máximos estatutari­os, me permito apelar al espíritu del acuerdo institucio­nal con el propósito de conseguir el máximo consenso y profesiona­lización de los órganos de gobierno para el bien de la Fira, por encima de los legítimos intereses personales y de las tres institucio­nes consorciad­as.

Es necesario conseguir que empresario­s/ as de nivel de todos los sectores se impliquen en la gestión, asesoren y apoyen al director general y a su equipo y eviten la politizaci­ón, que nos llevaría a épocas ya superadas. Tenemos en nuestras manos la posibilida­d de internacio­nalizar muchas empresas, seguir creando empleo y reforzar el tejido económico y social de la ciudad y del país. Ni las empresas tenemos que intervenir en la gestión política ni la política en la gestión empresaria­l. Los empresario­s tenemos que dedicarnos a lo que sabemos hacer, y es muy gratifican­te ver como con el esfuerzo de todos y la implicació­n de las institucio­nes, Fira sigue creciendo. Tengámoslo en cuenta… nos jugamos mucho.

Ni las empresas tenemos que intervenir en la gestión política ni la política en la gestión empresaria­l

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