Preservar la Fira
Trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados. Por eso, cuando la cooperación público-privada funciona, la ciudad avanza, progresa y se desarrolla. Tenemos dos ejemplos muy cercanos y representativos: los Juegos Olímpicos del 92 y la reconstrucción del Liceu. Aunque las circunstancias fueron diferentes, se alcanzaron los objetivos fijados y, gracias a ellos, Barcelona goza hoy de una reputación mundial indiscutible. Pero, sin menospreciar esos dos grandes proyectos, hay, por lo menos, otro que es también un claro ejemplo del buen funcionamiento de la colaboración entre lo público y lo privado: Fira de Barcelona.
Fira es el instrumento de promoción económica permanente más grande del país, con un impacto extraordinario en la ciudad y en Catalunya. La cooperación entre las administraciones públicas y la sociedad civil (Cámara de Comercio) ha servido de gran motor de crecimiento. Gracias al acuerdo alcanzado en su día entre la Cámara presidida por Antoni Negre, el Ayuntamiento de Barcelona, con Joan Clos, y la Generalitat de Catalunya, con Antoni Subirà como conseller de Indústria, se logró consensuar una gestión privada de un recinto ferial público, con un consejo profesional. Gracias a esta alianza, y a equipos directivos de primer nivel, Fira ha tenido en los últimos años un desarrollo económico espectacular y un impacto que ha permitido no sólo la creación de empresas, sino también su internacionalización y la creación de empleo.
Salones como el Mobile World Congress, Alimentaria, Expoquimia y Graphispag, entre otros, figuran ya entre los primeros puestos de los rankings del espectro ferial del mundo y son la envidia de muchas instituciones competidoras.
Por ello, en el actual momento de renovación institucional, en el que cuatro de los miembros del consejo deberemos abandonarlo por haber cumplido los tres periodos máximos estatutarios, me permito apelar al espíritu del acuerdo institucional con el propósito de conseguir el máximo consenso y profesionalización de los órganos de gobierno para el bien de la Fira, por encima de los legítimos intereses personales y de las tres instituciones consorciadas.
Es necesario conseguir que empresarios/ as de nivel de todos los sectores se impliquen en la gestión, asesoren y apoyen al director general y a su equipo y eviten la politización, que nos llevaría a épocas ya superadas. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de internacionalizar muchas empresas, seguir creando empleo y reforzar el tejido económico y social de la ciudad y del país. Ni las empresas tenemos que intervenir en la gestión política ni la política en la gestión empresarial. Los empresarios tenemos que dedicarnos a lo que sabemos hacer, y es muy gratificante ver como con el esfuerzo de todos y la implicación de las instituciones, Fira sigue creciendo. Tengámoslo en cuenta… nos jugamos mucho.
Ni las empresas tenemos que intervenir en la gestión política ni la política en la gestión empresarial