Menores con una segunda oportunidad
Alex y Fran, dos adolescentes con la lección aprendida tras pasar por un centro de Justícia Juvenil
Te sientes el amo del mundo y mientras eres menor sabes que, hagas lo que hagas, habrá pocas consecuencias”. Pero un día esa sensación de impunidad se esfuma. Ese menor (el que habla es Alex) entra en el mundo de los adultos. Deja de ser intocable. Las fechorías se pagan. Y la factura sale cara.
Alex lleva un año ingresado en el centro educativo El Segre, en Lleida. Cumple una condena de un año y medio. En ese mismo centro está ingresado Fran. Ahí celebró su mayoría de edad. Tiene 19 años y la lección, asegura, muy bien aprendida.
El programa de rehabilitación con menores aplicado por el Departament de Justícia en sus centros parece haber tenido su efecto en el caso de Alex y Fran. Ambos han tenido mucho tiempo para reflexionar (el primero pasó seis meses en régimen cerrado y el segundo trece meses), lo que les ha servido para recapacitar. Aseguran ser conscientes como nunca de que el camino elegido en su etapa adolescente fue el equivocado.
Fran y Alex tienen que superar aún la fase de libertad vigilada para saldar toda su cuenta con la justicia. Una fórmula que está dando muy buenos resultados en Catalunya. El conseller de Justícia, Carles Mundó, hizo público ayer un estudio con conclusiones muy esperanzadoras. “La reincidencia de los menores internados en centros de la Generalitat se ha reducido en un treinta por ciento”, anunció Mundó. Así lo refleja una investigación del Centre d’Estudis Jurídics i Formació Especialitzada (CEJFE) a partir de una muestra de casi cinco mil jóvenes que han pasado los últimos años por algún centro de menores. El último estudio relacionado con la reincidencia de menores en Catalunya data del año 2002.
En el caso de Alex y Fran todo se torció en el instituto. “Ahí puedes elegir –recuerda el primero– entre el grupo de los buenos y los malos. Yo me junté con los últimos”. Alex y su pandilla optaron por el camino fácil. “Era un dinero rápido (el obtenido en los asaltos, que Alex no tiene ningún reparo en confesar) que gastábamos en ropa, fiestas, drogas...”. ¿Las víctimas de esos robos? No las recuerda. Entonces Alex no se paraba ni un segundo a pensar en cómo se iban a sentir esas personas tras sufrir un asalto.
Mientras hace estas declaraciones, a escasos metros un grupo de internos del centro educativo El Segre asiste a una clase en la que se aborda, precisamente, el tema de la empatía. El psicólogo que la imparte propone a los chicos que se pongan en la piel de las personas a las que un día hicieron algún daño. Interviene uno de los internos: “Hombre, si hubiese pensado en eso no habrá cometido ningún delito”.
Es lo que afirma también Alex. No recuerda ni una sola cara o característica física de las personas a las que robó. Nada que ver con lo que ahora siente este joven. Es más empático que nunca. El proceso para su rehabilitación parece haber funcionado. Alex insiste en que tiene la lección muy bien aprendida y que cuando acabe de cumplir su condena (le quedan sólo unos meses) su vida será muy diferente. Fran también ha pasado por el mismo proceso. Su pasión es la cocina y desde hace unos meses sigue un curso en la Escola d’Hosteleria de Lleida. Alex ha aprovechado el tiempo para hacer un curso de jardinería, está a punto de sacarse el título de socorrista y también se ha apuntado a un curso de auxiliar de entrenador de fútbol.
Los programas de Justícia han funcionado en ambos casos y esos jóvenes agradecen tener una segunda oportunidad. “No queremos que los jóvenes que llegan a los centros educativos pierdan la vida que tienen por delante. Que no acaben en una prisión. Que tengan una segunda oportunidad”, insistió ayer el conseller Mundó tras afirmar que el éxito con la reducción de la reincidencia “nos hace creer que estamos en la buena dirección”. Los cursos y acompañamiento cuando el menor obtiene la libertad vigilada son parte de la clave de ese éxito.
“Cuando eres joven te sientes el amo del mundo; sabes que no pasa nada hagas lo que hagas”, afirma Alex Un estudio revela que la reincidencia entre los muchachos encerrados se ha reducido un 30%