Sánchez e Iglesias rompen el hielo para futuros acuerdos
Los dos dirigentes recuperan el contacto y se emplazan a una cita El líder del PSOE busca construir cuanto antes una alternativa al PP Fernández Vara y Patxi López se integran en la nueva dirección
Algunas heridas tardarán mucho en cicatrizar, tras la guerra interna más cruenta de la que tienen memoria en el PSOE. Pero Pedro Sánchez prometió, tras su inapelable triunfo en las primarias del 21 de mayo, que en este nuevo tiempo que ahora se abre en el partido conjugaría nuevos equipos con la necesaria unidad para robustecer su proyecto.
La unidad viene en buena medida determinada por su incontestable victoria en las primarias, aupado por el entusiasmo de la militancia socialista pese a la oposición de los notables de dentro y de fuera del partido, lo que ha replegado a sus enemigos internos y desactivado todas las bombas que le tenían preparadas. Pero Sánchez se empeñó, además, en integrar a algunos de los que fueron sus rivales y adversarios en la pugna interna, como gesto para impulsar y fortalecer dicha unidad. Y ayer ya logró empezar a incorporar a algunos pesos pesados muy significativos.
Para empezar, a Patxi López, que finalmente aceptó la propuesta de Sánchez de asumir la secretaría de política federal en la ejecutiva de Ferraz. El exlehendakari fue el tercer contendiente en liza en las primarias, donde obtuvo casi el 10% del voto de la militancia, por detrás de Susana Díaz (casi el 40%) y del propio Sánchez (más del 50%). La recuperación de López, a quien Sánchez ya tuvo en su ejecutiva en su anterior mandato y a quien hizo presidente del Congreso en la pasada y breve legislatura, es muy importante en clave interna. López cerró filas con Sánchez hasta su dimisión en el convulso comité federal del 1 de octubre del 2016, y siempre defendió que fue un error la abstención del PSOE para desbloquear la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Pero Sánchez vivió como una auténtica traición que, estando aún noqueado tras su dimisión y haber renunciado incluso a su acta de diputado, López precipitara su candidatura a las primarias del PSOE, el pasado 14 de enero, para tratar de impedir su regreso y capitalizar toda la indignación de los militantes socialistas por la investidura de Rajoy. Además, restó numerosos apoyos territoriales a Sánchez. La campaña de las primarias evidenció, con sucesivos choques, cómo se habían agriado sus relaciones. Sánchez, ya embalado tras el golpe de efecto de los avales, le lanzó una opa hostil al ofrecerle integrarse en su candidatura, lo que irritó notablemente a López. Y ambos se encararon en el debate de las primarias a cuenta del significado del término nación. Pero, tras recuperar el liderazgo del PSOE, Sánchez asumió que, aunque algunas relaciones no se pudieran recuperar en lo personal, debían recuperarse en lo político. Ofreció, por tanto, a López un puesto en la ejecutiva de Ferraz, que además será clave para el proyecto que está diseñando Sánchez para dar una respuesta política a la cuestión catalana antes del 1 de octubre. Y, tras pensárselo durante varios días, Ferraz confirmó ayer que López aceptó la oferta.
Sánchez, además, ofreció otro puesto relevante al presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que apoyó en las primarias a Susana Díaz pese a no haber sido nunca un entusiasta de la presidenta de Andalucía. Zanjada la pugna interna, Vara fue el primero en cerrar filas con el nuevo secretario general y en mostrarle su lealtad. Y eso que Vara sufrió como nadie ser el primer y casi único socialista que defendió a la claras la necesidad de abstenerse para desbloquear la legislatura: tuvo que sa-
lir de Ferraz escondido en un coche la noche del 1 de octubre del 2016, tras la dimisión de Sánchez. Pero el reelegido líder del PSOE nunca le ha tenido por un enemigo, sino por un compañero con el que discrepó. Y le ofreció presidir el consejo de política federal del PSOE, el antiguo consejo territorial que reúne a todos los líderes territoriales socialistas y que en esta última etapa presidió, precisamente, Susana Díaz. Vara se mostró ayer “honrado” al agradecer la propuesta de Sánchez. Este órgano también jugará un papel esencial en el posicionamiento del PSOE ante la cuestión catalana.
Sánchez está así ultimando, en todo caso, su nueva cúpula de Ferraz que será ratificada este domingo en el congreso del PSOE. Aunque aún quedan piezas por encajar en el complejo puzle que siempre es una ejecutiva del PSOE, y que hasta el domingo muchos seguirán cruzando los dedos –por entrar o por no salir–, el equipo de Sánchez ya ha confirmado una decena larga de cargos. Así, la asturiana Adriana Lastra será la nueva vicesecretaria general del PSOE, según quedó resuelto ayer. Lastra ocupará un cargo que Felipe González creó para Alfonso Guerra, que muchos años después Zapatero recuperó para José Blanco y que finalmente Rubalcaba dio a Elena Valenciano.
El secretario de organización será el valenciano José Luis Ábalos, y la exministra Cristina Narbona asumirá la presidencia del PSOE. El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, será el portavoz de la ejecutiva, y el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis será el responsable de política institucional y administraciones públicas.
De momento, está confirmada la presencia de dos dirigentes del PSC en la cúpula del PSOE: la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlón, que dirigirá las políticas sociales de Ferraz, y el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz.
Otras dos exministras de Zapatero, además de Narbona, tendrán asiento en la ejecutiva: la andaluza Carmen Calvo, como secretaria de igualdad, y la madrileña Beatriz Corredor llevará el área de ordenación del territorio y vivienda. Manuel Escudero llevará economía y el sindicalista Toni Ferrer se ocupará de empleo. El vasco Odón Elorza será el secretario de transparencia y democracia participativa, y el exdirector de Change.org en España, Francisco Polo, llevará emprendimiento, ciencia e innovación. El veterano José Félix Tezanos podría ocuparse de ideas y programas, y la eurodiputada Iratxe García volverá a Ferraz como responsable de política europea, además de Luz Martínez Seijo, en educación, e Ibán García del Blanco en cultura.