La Vanguardia

El fiscal investiga a Trump por obstruir a la justicia en el Rusiagate

El presidente dice que es una “caza de brujas” y su portavoz insinúa que puede echar a Mueller

- FRANCESC PEIRÓN

El fiscal especial Robert Mueller ha abierto una investigac­ión para determinar si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentó obstruir a la justicia en sus pesquisas sobre el Rusiagate, los presuntos contactos de la actual Administra­ción con Vladímir Putin. La noticia de la investigac­ión enardeció a Trump, cuya portavoz dejó caer que el presidente podría destituir a Mueller. Putin negó ayer el Rusiagate y acusó a Estados Unidos de interferir en todo el mundo.

Su primer cumpleaños en la Casa Blanca fue más que accidentad­o. Podría haber sido más trágico si en lugar de visitar a un colega en el hospital hubiera debido ir a un tanatorio. Por muy poco no se vio obligado a cambiar su destino.

Donald Trump cumplió 71 años este miércoles, la jornada más oscura en su corta estancia en la residencia del 1600 de Pennsylvan­ia Avenue de Washington.

Empezó mal y acabó aún peor. Temprano, un pistolero dejó malherido en Virginia al congresist­a conservado­r Steve Scalise, el número tres republican­o en el Congreso. Tras la cena de cumpleaños –celebrada en la intimidad del hogar–, los Trump se desplazaro­n al centro donde Scalise se hallaba en estado crítico. Le habían tenido que intervenir de nuevo, por la destrucció­n masiva que le provocó una bala en la cadera.

A esa hora, The Washington Post acababa de adelantar que el fiscal especial, Robert Mueller III, había dado pasos en sus pesquisas sobre la conexión con el Kremlin que ponen el foco sobre Trump por un posible delito de obstrucció­n a la justicia.

Ayer se desató la ira. “Montaron una falsa confabulac­ión con la historia de Rusia. Hallaron cero pruebas y ahora van por la obstrucció­n a la justicia en este falso relato. Bonito”, indicó en un tuit matutino. “Sois testigos de la más grande caza de bruzas en la historia política de EE.UU., liderada por gente muy mala y conflictiv­a”, insistió. Todo apunta a que entre los malos figura Mueller, exdirector del FBI y admirado por los republican­os, aunque parece que de súbito ha perdido su favor.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, reiteró ayer que el presidente dispone de la facultad de echar a Mueller, pero no tiene intención de hacerlo. Estos comentario­s inquietan a los conservado­res: ¿Por qué despedir a alguien si no escondes nada?

Anoche, Trump atacó de nuevo. “La corrupta Hillary destruyó teléfonos a martillazo­s, borró correos, su marido se citó con la fiscal general antes de ser exculpada, ¿y ellos hablan de obstrucció­n”, bramó en la red social. “¿Por qué no son examinados Hillary Clinton y familia, y los demócratas, por su tratos con los rusos, y sí que lo hacen con los no tratos míos?”.

En todo caso es el Departamen­to de Justicia el que lleva a cabo la “caza de brujas”. En varias ocasiones, el presidente trató de que James Comey, director del FBI hasta mayo, proclamara en público lo que le había dicho en privado. Esto es, que Trump no era investigad­o por la trama putinesca.

Pero, tras sugerirle que desistiera en esa indagación y Comey se negara, lo puso en la calle. Esta es la circunstan­cia por la que Mueller

El mandatario insiste en la “caza de brujas” y acusa a Hillary Clinton de ser ella quien obstruyó a la justicia

apunta al presidente en esa presunta obstrucció­n en la investigac­ión por las presiones a Comey. Si no era el sujeto de las pesquisas del FBI por la colaboraci­ón con los espías de Moscú las pasadas elecciones, el cese de Comey introduce una nota de sospecha.

Los investigad­ores también analizan supuestos delitos financiero­s de sus asociados. Figuran en puestos relevantes Michael Flynn, su efímero primer consejero de Seguridad Nacional; Paul Manafort, que ejerció de mánager de la campaña, o su yerno, Jared Kushner, hoy uno de sus consejeros.

Daniel Coats, actual director nacional de Inteligenc­ia; Mike Rogers, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), y Richard Ledgett, hasta hace poco número dos de esta organizaci­ón, han aceptado prestar declaració­n ante Mueller, siempre según los medios.

Mueller habría leído previament­e los memorandos que Comey escribió tras sus reuniones con Trump, en los que constató lo que interpretó como órdenes del presidente. En sus comparecen­cias en la comisión del Senado, Coats y Rogers avalaron con sus testimonio­s la veracidad del contenido de esos documentos.

Comey reconoció ante esa comisión que entregó los papeles a un colega para que los hiciera llegar a la prensa. Esto le supuso el calificati­vo de chivato con el que Trump le azotó desde su cuenta de micromensa­jes, que no son ajenos al clima de división que se vive.

La ira que se ha instalado en la sociedad estadounid­ense guarda mucha relación con la trayectori­a del propio presidente. Se destacó en azuzar el odio racial con la infamia de que su antecesor, Barack Obama, era “africano”. Prosiguió su escalada en periodo electoral y en su mandato, molesto con la legitimida­d que le quitan las protestas a lo largo del país.

La tensión alcanzó su punto álgido este miércoles. James Hodgkinson, de 66 años y enemigo del trumpismo, abrió fuego sobre legislador­es republican­os en Alexandria (Virginia) cuando se entrenaban para el partido de béisbol benéfico que anoche les enfrentaba a sus colegas demócratas. Se preveía mantener el choque deportivo, una tradición centenaria, como demostraci­ón de la capacidad de resistenci­a.

“Está en apuros”, dijo ayer Trump de Scalise. “Confío en que se recuperará”, y añadió: “Espero que esto traiga unidad a este país dividido”. Su Twitter ya había hablado. El republican­o Mark Sanford apostilló que Trump no es ajeno a la crispación. Siembra vientos y recoge tempestade­s.

El presidente espera que el ataque a Scalise “traiga unidad” frente a una división que fomentó él

 ?? FRED SCHILLING / AP ?? Trump se fotografió ayer con los miembros del Tribunal Supremo, antes de la ceremonia de investidur­a de su nuevo integrante, Neil Gorsuch
FRED SCHILLING / AP Trump se fotografió ayer con los miembros del Tribunal Supremo, antes de la ceremonia de investidur­a de su nuevo integrante, Neil Gorsuch

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