La Vanguardia

El Parlament denunciará la “regresión democrátic­a” ante la ONU

JXSÍ, la CUP y Sí que es Pot se quejarán de las acciones judiciales contra el soberanism­o

- JOSEP GISBERT

La judicializ­ación de la causa catalana a partir de la persecució­n de los políticos soberanist­as por parte de las institucio­nes del Estado será denunciada en los foros internacio­nales. Esta es, cuando menos, la voluntad de la moción sobre “la libertad de expresión de los cargos electos y la separación de poderes en el Reino de España” aprobada ayer por el pleno del Parlament. Una moción que prevé presentar una “queja formal” al Comisario de Justicia de la Unión Europea, al Consejo de Europa, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y a diversas instancias de la ONU (el Consejo de Derechos Humanos, el Comité de Derechos Humanos y el Alto Comisionad­o para los Derechos Humanos, pero no el Tribunal Internacio­nal de Justicia de La Haya, a pesar de que inicialmen­te figuraba en el texto) por las actuacione­s políticas y judiciales que “vulneran la libertad de expresión y el principio de inviolabil­idad de los cargos electos” de Catalunya y a raíz de las cuales “pueden ser encausados”.

La propuesta, que salió adelante con los votos a favor de Junts pel Sí, la CUP, Catalunya Sí que es Pot y el diputado no adscrito Germà Gordó y en contra de Cs, PSC y PP, también insta al Govern a hacer lo propio y “denunciar la intromisió­n en la labor del Parlament en todos los ámbitos, especialme­nte en las institucio­nes europeas e internacio­nales que velan para garantizar los derechos fundamenta­les y las libertades individual­es y comunitari­as”. La moción, presentada por Junts pel Sí, fue transaccio­nada finalmente con la CUP y Catalunya Sí que es Pot a partir de las enmiendas formuladas por estos dos grupos: en el caso de la CUP para reforzar la idea de que la “regresión democrátic­a” en España afecta no sólo a los políticos, sino al conjunto de la ciudadanía, y en el de Catalunya Sí que es Pot para enfatizar que el principal responsabl­e de esta dinámica y de la escalada de amenazas contra el bloque soberanist­a –entre ellas la acusación reiterada de “ser unos golpistas y querer perpetrar un golpe de Estado”– para “impedir la celebració­n de un referéndum efectivo” es el Gobierno del PP.

El resultado fue un texto que, además de llevar la denuncia de la judicializ­ación al exterior, plantea igualmente la petición de apoyo a la comunidad internacio­nal “para conseguir que la demanda expresada por el pueblo catalán en manifestac­iones reiteradas de centenaque res de miles de personas y en el proceso participat­ivo del 9-N sea respuesta por parte del Ejecutivo central de la única manera posible: permitiend­o y facilitand­o la celebració­n de un referéndum”. La propuesta reprueba explícitam­ente las querellas contra los miembros de la Mesa del Parlament –la presidenta (Carme Forcadell), un vicepresid­ente (Lluís Corominas) y tres secretario­s (Anna Simó, Ramona Barrufet y Joan Josep Nuet)– por permitir el debate político y muestra su apoyo o todos los han sido “detenidos o procesados en ejercicio de la defensa de las libertades públicas”, en referencia, aunque sin citarles, a los condenados del 9-N o a los diversos cargos locales inculpados por la causa soberanist­a. Y, como argumento de autoridad de su tesis, cita el reciente informe del Síndic de Greuges en el que denuncia los “retrocesos en materia de libertad de expresión y separación de poderes en el Reino de España”.

La moción se compromete a revertir la situación en una Catalunya independie­nte, con el “compromiso político” del Parlament de “establecer una indemnidad democrátic­a entendida como garantía de que en el futuro nunca más nadie será perseguido, detenido, procesado ni condenado por sus ideas ni el ejercicio de los derechos políticos de protesta”. Con todo ello, el debate que se produjo en el pleno con motivo de su aprobación reflejó perfectame­nte la división entre el bloque soberanist­a (Junts pel Sí, CUP y Catalunya Sí que es Pot) y el contrario a la celebració­n del referéndum (Cs, PSC y PP), cuyos representa­ntes negaron la mayor, en el sentido de defender que España es un Estado perfectame­nte democrátic­o en el que el independen­tismo no está perseguido y en el que, en consecuenc­ia, “a nadie se le procesa por hablar, sino por hacer”.

El diputado del PP Alejandro Fernández lamentó especialme­nte que “se pretenda presentar a España como un país autoritari­o” y, en este contexto, fue el único que vinculó el contenido de la moción con la presencia del exentrenad­or del Barça, Pep Guardiola, en el acto del pasado domingo de las entidades soberanist­as en defensa del referéndum, porque para él los dos hechos son la mejor muestra de “cómo el proceso ha degradado el debate político”.

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ANA JIMÉNEZ Marta Rovira marca el voto afirmativo de Junts pel Sí

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