La Vanguardia

Escocia se pregunta si la soberanía ha quedado relegada como en Quebec

El bloque unionista forma una piña contra el SNP, y la izquierda se ha ido a Corbyn

- RAFAEL RAMOS

Una derrota por el más pequeño de los márgenes en el referéndum de 1995 aparcó sine die la cuestión de la soberanía de Quebec, hizo que el Tribunal Supremo declarase ilegal una declaració­n unilateral de independen­cia, y ordenase que cualquier consulta futura requiera una “pregunta clara y una mayoría clara”. ¿Han llegado las aspiracion­es escocesas de desgajarse del Reino Unido a un similar semáforo rojo?

La reacción inicial del SNP al referéndum del 2104, en el que el sí a la independen­cia perdió por 55% a 45%, fue que la cuestión había quedado zanjada “por varias generacion­es”, y por eso dimitió el entonces primer ministro Alex Salmond. Pero ocurrieron dos cosas inesperada­s que dieron alas al nacionalis­mo: primero, una subida en las encuestas a pesar de la derrota, y segundo, el fantasma del Brexit. La nueva líder, Nicola Sturgeon, aprovechó para cambiar los parámetros: si el conjunto del Reino Unido votaba por salir de la UE, y Escocia por quedarse, ello constituir­ía un “cambio fundamenta­l de las circunstan­cias” suficiente para justificar un segundo referéndum. Y es justo lo que ocurrió. La causa de la independen­cia seguía viva.

“Nicola nunca tuvo claro que exigir otra consulta fuera una buena idea, de la misma manera que el instinto natural de Theresa May era no convocar elecciones –explica un alto dirigente del SNP–. Tenía considerab­les reticencia­s, pero fue objeto de presiones irresistib­les por parta de un amplio sector del partido, porque al fin y al cabo la búsqueda de la independen­cia es nuestra razón de ser, y todo lo demás es aleatorio. La teoría era que el Brexit nos daría alas, que muchos de quienes habían votado no en el 2014 preferiría­n pertenecer a una Escocia independie­nte dentro de la UE que a una Gran Bretaña fuera de la UE, pero se olvidaron de que un tercio de nuestros votantes se decantaron por el divorcio de Europa”.

Precisamen­te en las regiones más pro Brexit del país es donde los conservado­res han avanzado más. Y no todo se debe a la personalid­ad arrollador­a de su líder, Ruth Davidson (lesbiana, exsoldado y experiodis­ta de la BBC). También al voto táctico para aupar a los candidatos unionistas mejor situados, fueran del partido que fueran. Al deseo de los pescadores de no estar sometidos a unas cuotas de captura de la UE, que consideran perjudicia­les en detrimento de Dinamarca y otros países. Y a un misterioso aluvión de fondos que permitió a la campaña

tory llegar a todos los rincones.

La región de los Borders (del sur de Edimburgo hasta la frontera con Inglaterra) es donde los tories tenían hasta ahora su único diputado, un territorio natural suyo, rural y próspero con una amplia población inglesa y anglófila. Pero el nordeste, donde han pegado ahora el empujón, es la zona más diversa del país, con la industria petrolera de Aberdeen y la de videojuego­s de Dundee, la flota pesquera de Banff y la economía más diversa. “Hemos perdido porque la gente está harta de votar, porque le ha molestado que replanteem­os la independen­cia tan sólo tres años después de que dijera que no, por la erosión del poder después de una década, porque nos recrimina el deterioro de la sanidad y la educación y piensa que estamos demasiado obsesionad­os con la soberanía, porque quiere un gobierno concentrad­o en la gestión de los problemas. Y porque nos hemos convertido en el establishm­ent, presentado un programa insulso, y hemos dejado de ser la única opción de una sociedad más progresist­a. Corbyn ha canalizado el voto del diez por ciento del electorado que está a nuestra izquierda”,entona el

mea culpa el dirigente del SNP. Un segundo referéndum siempre encerraba el riesgo de una derrota, y de relegar la independen­cia al olvido por mucho tiempo, como en Quebec. Los nacionalis­tas se preguntan si ello ha ocurrido sin necesidad de una consulta.

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JACK TAYLOR / GETTY La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, saluda junto a los diputados del SNP elegidos durante las elecciones generales

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