Detenido ‘el violador de La Paz’ por cuatro agresiones
Gallego salió de prisión en el 2013 tras el fin de la doctrina Parot
La Policía detuvo ayer en su domicilio de Segovia a Pedro Luis Gallego, conocido como el violador de
La Paz por cuatro agresiones sexuales cometidas en el entorno del hospital público madrileño, y que ha resultado ser el violador del ascensor, que ya fue condenado por asesinato y violación, pasó 21 años en la cárcel y quedó en libertad en noviembre del 2013 en aplicación del fin de la doctrina Parot.
Al detenido se le imputan dos agresiones sexuales consumadas y otras dos en grado de tentativa. Gallego apresaba de noche a sus víctimas pistola en mano en el distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo, cerca del hospital madrileño de La Paz, las maniataba con bridas y les tapaba los ojos para llevarlas en coche hasta un piso de Segovia donde las violaba. Luego hacía el camino en sentido inverso y dejaba a las jóvenes en las proximidades del lugar donde las había raptado. Actuó en al menos cuatro ocasiones entre diciembre del 2016 y abril del 2017, y se investiga si cometió alguna agresión más. El detenido llevaba tiempo viviendo en Segovia, donde tiene familia y una novia.
Pedro Luis Gallego, de 59 años, fue condenado a 273 años de cárcel por el asesinato de Leticia Lebrato, de 17 años, en Valladolid, y de Marta Obregón, de 19, en Burgos, y por 18 agresiones sexuales. Aprovechaba su profesión como mecánico de ascensores para acceder a los portales de sus víctimas.
A Gallego se le aplicó la doctrina Parot para prorrogar hasta el 2022 su encarcelamiento, pues debía haber salido a finales del 2008, pero al quedar anulada salió en libertad en noviembre del 2013. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, defendió ayer la figura de prisión permanente revisable, aprobada en el 2015, “para casos tan flagrantes” como este.
La tasa de reincidencia de los agresores sexuales se sitúa en España en el 10%, según la psicóloga forense de los juzgados de vigilancia penitenciaria de Madrid, Rocío Gómez, que explicó ayer que la mayoría de los agresores sexuales rechaza la terapia que se ofrece en prisión y en algunos casos el condenado queda en libertad sin haberse rehabilitado, con exámenes forenses que determinan un alto nivel de peligrosidad.