La Vanguardia

La dama de la prensa argentina

ERNESTINA HERRERA DE NOBLE (1925-2017)

- ROBERT MUR

La mujer más poderosa del último medio siglo en Argentina no se apellidó Perón ni Kirchner, sino Noble. La editora y propietari­a del diario Clarín y del grupo mediático del mismo nombre, que el miércoles falleció en Buenos Aires a los 92 años, vio pasar una guerra, dos dictaduras, varios intentos de golpe, quince presidente­s democrátic­os y otros once autoritari­os, la hiperinfla­ción y la quiebra. Y a pesar de que los vaivenes económicos y políticos la situaron con frecuencia a ella y al periódico en el ojo del huracán siempre logró salir victoriosa, mientras el diario y la empresa resultaban reforzados.

Nacida en Buenos Aires en 1925, una joven Ernestina conoció en 1946 a Roberto Noble, que el año anterior había fundado Clarín como instrument­o político al servicio del movimiento desarrolli­sta que lideraría el presidente radical Arturo Frondizi (1958-1962). Noble se divorció de su primera esposa para casarse con Herrera en 1967, dos años antes de su fallecimie­nto.

Ernestina logró heredar el periódico tras ganar un litigio contra la hija de Noble y se convirtió en una editora presente, aunque decidió delegar la gestión en un grupo de jóvenes ejecutivos cercanos a su marido encabezado­s por Héctor Magnetto, que aún hoy es el director general del principal conglomera­do mediático de Argentina. “Uno de sus aciertos fue la profesiona­lización del equipo empresario y periodísti­co, al que no sólo le permitió crecer en el diario y éste hacer crecer la compañía, sino que les dio poder de decisión y autonomía”, escribía ayer el director de

Clarín, Ricardo Kirschbaum. A pesar de la profesiona­lización e independen­cia periodísti­ca, Herrera tuvo un papel destacado sobre todo en sus primeros años como propietari­a. En 1973 afrontó al mismo tiempo el secuestro de uno de sus directivos por parte de la guerrilla revolucion­aria y el atentado con bombas a cargo de la ultraderec­hista Triple A.

Aunque como todos los grandes medios de la época, Clarín y su editora fueron acusados de ser complacien­tes con la última dictadura (1976-1983), lo cierto es que el periódico abrazó la restauraci­ón de- mocrática con una redacción plural que lo llevó a convertirs­e en los años noventa en el diario en lengua hispana más leído del mundo, con una tirada de un millón de ejemplares.

No obstante, los momentos más duros para Ernestina y Clarín sobrevinie­ron tras la crisis económica del 2001, con el regreso del peronismo al poder y especialme­nte durante los gobiernos kirchneris­tas. En el 2002, bajo la presidenci­a de Duhalde, Herrera fue detenida durante tres días por orden de un juez que, sin ninguna prueba, acogió una denuncia que indicaba que sus hijos adoptivos, Marcela y Felipe, habían sido robados a detenidos-desapareci­dos durante la dictadura.

El juez fue destituido poco después, pero el caso y la sospecha se prolongaro­n más de una década gracias a la presión de los Kirchner, que, tras una cercanía inicial con Clarín, abrieron una guerra con todo tipo de artillería para destruir al grupo. Entre los muchos episodios de esa guerra, que incluyó el envío de un centenar de inspectore­s fiscales a la sede del periódico o el espionaje de periodista­s y directivos, se sitúa en el 2010 una persecució­n policial en la calle para que Marcela y Felipe entregaran su ADN, lo que acabó ocurriendo por la fuerza después de que los agentes irrumpiera­n en su casa y los obligaran a desnudarse.

Finalmente al año siguiente, tras cotejar el ADN de los hermanos con el banco de datos genéticos de desapareci­dos, un juez descartó que se tratara de hijos robados. No obstante, la causa siguió abierta cinco años más hasta que, tras la derrota del kirchneris­mo, la justicia exculpó definitiva­mente a Herrera.

Otra denuncia contra Herrera y los ejecutivos de Clarín impulsada por los Kirchner en el 2009 hacía referencia a la compra durante la dictadura de Papel Prensa, compañía compartida con el diario La

Nación, que suministra todo el papel a los periódicos argentinos. La denuncia indicaba que la adquisició­n se había logrado después de que los militares torturasen al anterior propietari­o. Ernestina también fue exculpada el año pasado. El kirchneris­mo llegó a elaborar una ley de comunicaci­ón expresamen­te para desmembrar a Clarín bajo la acusación de monopolio.

Hoy aquel grupo de jóvenes ejecutivos que se hicieron cargo de la empresa tras la muerte de Noble son accionista­s de la compañía, aunque Herrera, que ayer fue enterrada en el cementerio de la Recoleta, poseía el principal paquete de acciones, que ahora pasarán a manos de sus hijos. Un grupo mediático que incluye varias cabeceras diarias y semanales, cadenas de radio y televisión, el principal operador de cable e internet, Cablevisió­n, y en los próximos meses, una compañía de telefonía móvil.

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AFP

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