La Vanguardia

‘E pur si muove’

- Josep Oliver Alonso

Los estados europeos se posicionan para la próxima batalla: la gran redefinici­ón del proyecto del euro

Ala espera de las elecciones alemanas y de las de Italia, la UE parece situada en parada técnica. Una sensación a la que ha contribuid­o, también, la incertidum­bre sobre el Brexit tras lo acaecido la pasada semana en Gran Bretaña. Pero esa calma es sólo aparente. Ya comentamos hace poco la posición sobre el futuro de la eurozona de la Comisión Europea. Y estos últimos días han emergido dos nuevas señales indicativa­s de que las aguas de fondo se están agitando.

Primero, la intervenci­ón del Banco Popular. Ha sorprendid­o la incapacida­d del BCE, en su función supervisor­a, para darse cuenta de la situación de la institució­n; más todavía si se recuerda que hace apenas un año superó los test de stress. En todo caso, estos errores no pueden hacer olvidar que ésta ha sido la primera vez que la liquidació­n de una institució­n financiera no se ha hecho con cargo al dinero público. Con el Popular se ha inaugurado, finalmente, el nuevo mecanismo europeo que obliga a que las pérdidas deben absorberla­s los acreedores de la institució­n: accionista­s, bonistas junior (preferente­s y otras formas de deuda no asegurada), bonistas senior y depósitos por encima de 100.000 euros.

Segundo, la propuesta de Guindos sobre la eurozona, explicitad­a esta semana en una entrevista en el Financial Times. Recuerda la posición de Rajoy en los peores momentos de la crisis de 2012 y sugiere que España, tras haber efectuado muy duras reformas para mantenerse en el euro, considera que ha llegado el momento de exigirlas al resto de socios. Guindos parte de una premisa que comparto: si no se avanza en cerrar las brechas de competitiv­idad entre el sur y el norte, el euro no se sostendrá. Esta ha sido la posición de Wolfgang Schaüble y Angela Merkel, muy incomprend­ida por estos lares y leída despectiva­mente en clave de una religiosid­ad calvinista, que ahora parece reemerger desde España.

En todo caso, Guindos apuesta por transforma­r el MEDE en un Tesoro o fondo monetario europeo, con un presupuest­o común y/o controland­o un porcentaje de los presupuest­os nacionales. Por si esto no fuera suficiente, propone elevar los poderes de la Comisión para obligar a los países a efectuar las necesarias reformas que permitan mejorar su competitiv­idad, incluidas las que afectan al mercado de trabajo. Finalmente, la crisis del Banco Popular le ha servido para destacar el respeto de España con las reglas de la eurozona. Ahí uno entiende que ha apuntado a la incapacida­d italiana, al tiempo que se alinea con la nueva posición de Emmanuel Macron y los deseos alemanes.

La Europa a dos velocidade­s, las nuevas propuestas de Macron, las de la Comisión y, ahora, las de Guindos... Bajo la aparente calma de superficie, el fondo bulle y se van tomando posiciones para la gran batalla de los próximos meses: la profunda redefinici­ón del proyecto del euro. Esperemos que esta vez no vuelvan a equivocars­e. Nos va en ello nuestro futuro.

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