La Vanguardia

La reina sí consuela a las víctimas.

La policía eleva a 30 el número de muertos, pero aún hay 70 desapareci­dos

- LONDRES Redacción y agencias

A diferencia de la premier Theresa May, que visitó el lugar del incendio de Londres sin ver a los afectados, la reina Isabel sí se reunió ayer con ellos. Se teme que la cifra de muertos llegue al centenar.

Theresa May no levanta cabeza. Ayer la premier tuvo que abandonar el barrio de Kensington, donde la madrugada del miércoles se quemó una torre de 24 plantas, entre gritos de “¡Vergüenza debería darte!”. Acababa de saludar a residentes y afectados por el fuego, tres días después de que se originara. Ha prometido una investigac­ión judicial pública y 5 millones de libras (5,7 millones de euros) para las víctimas, pero no ha conseguido aplacar la furia de los residentes, que acusan a las autoridade­s de no haber querido gastar más en seguridad del edificio, de protección oficial, porque es para gente humilde.

“¡Queremos justicia, queremos respuesta!”, clamaban separadame­nte decenas de personas que se congregaro­n frente al ayuntamien­to de Kensington. Estaban indignados porque nadie había salido a hablar con ellos. “¡Que salgan!”, gritaban, antes de penetrar por la fuerza.

El incendio en la torre Grenfell ha causado la muerte de al menos 30 personas, según el último balance, pero la premier no visitó un hospital donde están ingresados ocho de los 24 heridos, la mitad de ellos en estado crítico, hasta ayer. El jueves fue al lugar de los hechos en una visita privada, pero sin ver a los heridos o mostrar preocupaci­ón, lo que aumentó el enfado. Isabel II y el príncipe Guillermo también acudieron ayer.

Los residentes exigen la cabeza de los responsabl­es de la tragedia, que se ha cobrado decenas de vidas, cuyo número podría ser mucho mayor, según el comandante de la Policía Metropolit­ana de Londres Stuart Cundy. La Asociación de Prensa Británica calcula que 70 personas siguen desapareci­das. Con la ayuda de drones y perros, los bomberos continuaro­n escalando plantas en busca de cuerpos o supervivie­ntes, aunque Cundy ya avisó de que no queda nadie vivo. Preguntado por si la cifra de víctimas podría ser superior al centenar, sólo pudo decir: “Desde un punto de vista personal, espero que no sea así ”. Se podrían tardar meses en identifica­ralas víctimas, yes probable que no se pueda hallar el ADN de todas.

La tesis de los ingenieros es que los paneles aislantes de aluminio instalados fuera de la torre pudieron haber ayudado a extender el fuego de un piso a otro. The Guardian reveló que la empresa subcontrat­ada por el Ayuntamien­to para la remodelaci­ón de la torre, que terminó en mayo del 2016, tenía dos opciones para el revestimie­nto, una de ellas más barata y más inflamable que la otra. El metro cuadrado costaba 2 libras (2,28 euros) menos que el de la “resistente al fuego”. Los constructo­res podrían haber comprado los 2.000 metros cuadrados necesarios para cubrir el edificio por sólo 4.000 libras más.

Los paneles utilizados, llamados Reynobon, con un interior de polietilen­o y conocidos como “PE”, están prohibidos en EE.UU. en edificios más altos de 12,2 metros para la prevención de incendios. “La variante PR –la más cara– es resistente al fuego. La PE es sólo plástico”, dijo a The

Times un vendedor en EE.UU. Tras haber identifica­do a un refugiado sirio, las autoridade­s dieron a conocer la segunda víctima: Khadija Saye, de 24 años, en la planta 17.

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DOMINIC LIPINSKI / AFP
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DANIEL LEAL-OLIVAS / AFP Familiares de las víctimas irrumpiero­n ayer por la fuerza en el Ayuntamien­to de Kensington
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