La Vanguardia

Voto prestado

El liderazgo de Sánchez en el PSOE podría recuperar hasta un millón de votos.

- CARLES CASTRO

El optimismo electoral del PSOE nace de algunas incógnitas sin resolver. Por ejemplo: ¿Y si buena parte del millón de votos que Unidos Podemos (UP) perdió en los comicios del 2016 fuesen en realidad antiguos electores socialista­s que, decepciona­dos con el partido de Pablo Iglesias Turrión por su negativa a facilitar un gobierno alternativ­o al PP, hubiesen iniciado el camino inverso, previo paso por la abstención? Sobre ese enigma podrían sostenerse las esperanzas del PSOE de recuperar los votos que le arrebató Podemos en los comicios del 2015.

El millón de sufragios que perdió Podemos en el 2016 podrían ser exvotantes socialista­s en proceso de retorno

Sánchez necesita que Iglesias caiga a niveles de IU para disponer de los votos necesarios para ganar al PP

Ahora bien, ¿cuántos votantes de Podemos lo fueron anteriorme­nte del PSOE y son, por lo tanto, susceptibl­es de volver a apoyar al Partido Socialista? Depende. Si se contrastan los resultados del 2015 con los de los anteriores comicios del 2011, el saldo es muy claro: el PSOE perdió casi un millón y medio de votos (de siete a 5,5 millones) y esos serían los que teóricamen­te fueron a parar a Podemos. Pero si la comparació­n se efectúa con los comicios del 2008 –cuando Zapatero reunió más de 11 millones de votantes–, entonces el potencial trasvase a Podemos (directo o a través del relevo generacion­al) superaría en el 2015 los cinco millones de electores (mientras que más de medio millón se habrían ido a Ciudadanos). Ante esa disparidad de cifras, resulta complicado establecer la magnitud del voto de izquierda potencialm­ente proclive a volver al PSOE. Sólo las encuestas brindan una pista indicativa, ya que detectan a los votantes que admiten haber votado a los socialista­s anteriorme­nte. Lógicament­e, aquellos otros electores que han borrado de su memoria su pasado apoyo al PSOE difícilmen­te volverán a plantearse votarle de nuevo.

En cualquier caso, los sondeos postelecto­rales del CIS dibujan una horquilla de electores que han cambiado su voto del PSOE a Podemos que oscila entre 1.700.000 y más de dos millones. Es obvio, por tanto, que en ambos casos se incluyen votantes que ya no apoyaron al PSOE en el 2011 (las pérdidas socialista­s entre esos comicios y los del 2015 no superaron el millón y medio de papeletas, la cifra de votantes de Podemos que se identifica­n como socialista­s o socialdemó­cratas).

A partir de ahí, sólo se pueden construir escenarios hipotético­s (ver gráfico adjunto), aunque los más verosímile­s serían los que se basan en trasvases que encajen en dos supuestos. El primero sería el de los electores cuya “infidelida­d” es reciente, ya que transitaro­n del PSOE a Podemos, sin pasar por la abstención u otro partido puente como IU o nacionalis­tas. Y ahí emerge el millón y medio de votos socialista­s que se evaporaron entre el 2011 y el 2015. El segundo supuesto tomaría como sufragio susceptibl­e de volver al PSOE el millón de votantes de UP que se refugió en la abstención en l junio del 2016 como eventual antesala para un cambio de orientació­n en su voto. Según las encuestas, en esas elecciones ya se produjo un tímido retorno de votantes desde Podemos al PSOE.

Pero para que cristalice un retorno de más envergadur­a es preciso un aumento de la participac­ión hasta los niveles del 2015 (tres puntos más que en la cita del 2016). Y aun así, las proyeccion­es indican que el PSOE necesita que Podemos retroceda a las cotas de la vieja IU para que el trasvase de voto sea suficiente como para ganar al PP.

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