El pánico vuelve a Bruselas con un atentado frustrado en la Estación Central
La policía dispara contra un hombre que detonó un explosivo de baja intensidad
Bruselas bruseleaba ayer al caer la tarde cuando la noticia de un posible acto terrorista en la Estación Central sacó a la ciudad del sopor preveraniego para catapultarla de vuelta a la tensión que vivió tras los atentados de París y los ataques terroristas de hace un año. Sobre las ocho y media de la tarde, una explosión sobresaltó a la céntrica estación. Instantes después, unos militares abatían a su presunto autor, informó anoche la Fiscalía belga, que más tarde confirmó la muerte del hombre, cuya identidad se desconoce. “No ha habido otras víctimas. Consideramos que ha sido un ataque terrorista”, anunció el portavoz, sin dar más detalles.
La intervención de las fuerzas del orden se produjo, de acuerdo con la versión coincidente difundida por los medios belgas, después de que el individuo hiciera estallar una carga explosiva, se cree que en una maleta. La explosión fue de baja intensidad pero causó un gran impacto entre los viajeros que circulaban, explicaron varios testigos. “Oímos una explosión, mi colega creyó que era una bomba. Ocurrió en el entresuelo. El hombre bajó a las vías gritando ‘Allahu akbar’ (Dios es el más grande)”, contó anoche el jefe de la estación Jean-Michel Michel, al diario La Libre Belgique. Ellen, Floriane y Thibaut se disponían a coger un tren a la costa cuando ocurrieron los hechos. Creyeron oír dos explosiones antes de refugiarse en una cafetería, cuyos empleados llamaron a la policía. “Nos ha parecido una eternidad hasta que han llegado. Había humo por todas partes. Hemos tenido que irnos con los brazos en alto una vez que ha llegado la policía”, explicaron. Los medios apuntan a que el hombre llevaba también un cinturón de explosivos o una mochila, que no llegó a estallar. Anoche, los artificieros realizaron al menos una explosión controlada en el lugar de los hechos.
La estación fue desalojada de inmediato y el tráfico de tren en la ciudad, interrumpido. “Había ambiente de pánico. Al salir del metro en la Estación Central me encontré con policías pistola en mano corriendo por la calle y pidiendo a la gente que se apartara y se alejara. Nos echaron de ahí”, cuenta Meritxell Antigua, una catalana residente en Bruselas. Al pasar delante de un hotel, los clientes le hicieron señas para que entrara a refugiarse. Entretanto, en medio de una gran tensión, las fuerzas del orden desplegaron un amplio perímetro de seguridad desde la Estación Central –una pesadilla en términos de seguridad por sus múltiples accesos y pasadizos– hasta la Grand Place, que siguió abierta en todo momento. La zona, sobrevolada por helicópteros constantemente, fue rodeada de inmediato por decenas de vehículos policiales y militares. Pasada una media hora, la policía dio permiso para salir a la calle en dirección al centro. “La situación está bajo control”, anunció la policía belga en las redes sociales media hora después del incidente.
Desde los atentados del 13 de noviembre del 2016 en París, Bélgica mantiene el ejército desplegado en los puntos más emblemáticos de la capital así como en sus estaciones de metro y tren. En términos de turismo, Bruselas sigue sin haberse recuperado totalmente del golpe que supuso para su imagen internacional que los ataques a la capital francesa se organizaron desde sus calles ni del impacto de los atentados terroristas del 22 de marzo del año pasado. Pero las calles estaban ayer atiborradas de gente, animada por las altas temperaturas y en inminente comienzo del verano.
AL GRITO DE ‘ALLAHU AKBAR’ El terrorista provocó una pequeña explosión al hacer estallar su maleta ATENTADO INCONCLUSO Los artificieros desactivaron más explosivos, que podrían estar en un cinturón