Una solvencia fugaz
El gobernador del Banco de España defendió su gestión en la crisis del Popular aduciendo que la entidad era solvente 24 horas antes de que la UE decidiese su intervención.
La intervención del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ayer en el Parlamento para informar del balance anual del supervisor y de sus recetas para la economía española resultó arrollada por la actualidad de los últimos días. Con cierta incomodidad, Linde tuvo que contestar a los reproches de los parlamentarios por la ausencia de autocrítica en su reciente informe sobre la crisis financiera así como por la gestión frente al colapso del Banco Popular. Para avalar su tesis de que el entidad ahora propiedad del Banco de Santander sufrió básicamente una fuga de fondos, aseguró que, “de acuerdo con las normas en vigor y con los mecanismo de supervisión, era solvente hasta el 5 de junio, porque si no el Banco de España no podría facilitar liquidez de emergencia”.
Hasta el lunes 5 de junio, es decir, unas 24 horas antes de que las oficinas del Popular cerraran sus puertas y constaran que no podía abrir con normalidad al día siguiente. Fue precisamente la tarde del martes cuando se pusieron en marcha los mecanismos comunitarios de intervención de la entidad, que fructificó el miércoles de madrugada con su adquisición por parte del Santander por la cantidad simbólica de un euro.
Linde remarcó además que el Banco de España no participó en el proceso de resolución del Popular, porque desde el 2014 la supervisión de las entidades bancarias “significativas” pasó a depender del Banco Central Europeo, en Frankfurt . “El Banco de España no es la autoridad de resolución europea, ni siquiera participa en esas reuniones sino como observador”, insistió.
Sobre la ampliación de capital del Popular en mayo del año pasado, el gobernador recordó que este tipo de operaciones “no están sujetas” a autorización.