Llegar y cantar
Ellos no ensayan. Ni pruebas de sonido, ni localizaciones, ni ajustes de vestuario. Nada. Estos chicos llegan a última hora, eso sí, en perfecto estado de revista, y hacen lo que saben. Cantan. Y desde la autoridad que les da la larga experiencia de una carrera que en su día rivalizó y a veces superó a los Beatles y a los Stones, The Beach Boys cogen la ola y se me meten a todo el público, tenga la edad que tenga, en el bolsillo.
Recién rodados en Palma (actuaron el domingo en la isla, que les recuerda “a Santa Bárbara, igual que Barcelona”), The Beach Boys convocaron a unos pocos en el hotel W para explicar entre fans y huéspedes en bañador que “a pesar de la edad (Mike Love tiene 76 y Bruce Johnson, el teclista del grupo desde 1965, ya ha cumplido los 74) seguimos sonando muy bien porque nos cuidamos”.
Los dos veteranos de este (amplio) equipo que completan Jeffrey Foskett, Brian Eichenburger, Tim Bonhomme, John Cowsill y Scott Totten añadían que“la vida de los músicos es dura. Pero no para nosotros”. ¿Por qué? Muy fácil. “Tocamos a diario, con lo que ejercitamos el único músculo que se mantiene en forma a pesar de la edad, la voz, y además nos cuidamos. No hacemos excesos. Y no nos drogamos”.
Lo decían en la charla que dieron ante unos pocos cuatro horas antes de su concierto. Con la playa de la Barceloneta como fondo, a modo de previa advirtieron que al Festival Jardins de Pedralbes venían a arrasar (como siempre) porque consideran que están “mejor que nunca” .
Lo confirmaron luego en la otra punta de Barcelona. Cuando a las diez en punto (sólo media hora antes del inicio llegaron a bordo de los Seat de la organización formando una auténtica caravana, porque entre los que cantan y tocan y los que no son ni más ni menos que trece personas) comenzó su espectáculo de eterno regocijo adolescente en Pedralbes. Debe de tener razón Mike Love cuando dice que “sonamos ahora mejor que nunca” porque los fans respondieron enloquecidos. Padres, hijos y abuelos demostraron, como es debido, su entrega total especialmente ante sus tres temas míticos. El Surfin’ USA causó furor. Pero también con Surfin’ safari y Good vibrations, los veteranos boys demostraron que su música no es sólo para rubias en biquini.
Mientras ellos cumplían a la perfección con el guion previsto para la escala barcelonesa de su
Greatest hits world tour 2017 ,olo que es lo mismo, se entregaban en un auténtico festín para los fans de su época más playera, Tony Benett ponía a punto su voz en un hotel cercano al escenario. A las puertas de los 91 años, la segunda estrella más veterana del showbusiness (sólo gana Aznavour) necesita más tiempo para preparar sus conciertos. Hace un par de días que está en Barcelona perfilando su actuación de esta noche en el Festival Jardins de Pedralbes.
Él, que también sabe que la vida de músico es dura (estuvo a punto de morir por sobredosis y ha sabido resurgir la voz de canciones tan famosas como I left my heart
in San Francisco después de décadas de olvido), no es como los chicos de la playa. Todo (que es mucho: llegó con un auténtico cargamento de maletas que requirieron seis coches) lo tiene y quiere más a mano. Más cerca. Además, no escatima ni en pruebas de sonido ni en su determinación de no defraudar. Menos en Barcelona, una ciudad por la que por lo visto siente apego. Conoció a Pau Casals y en su día le dijo: “Cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo”. Y se acuerda de él cada vez que viene aquí. Barcelona le impresiona y Pedralbes más.
The Beach Boys confirman en el Festival Jardins de Pedralbes: “Nunca hemos sonado mejor”