Jose Dávila crea juegos de contrarios y atmósferas poéticas en Blueproject
El artista mexicano presenta su primera exposición individual en Barcelona
Jose Dávila (Guadalajara, 1974) es uno de los artistas mexicanos con mayor proyección internacional. Arquitecto de formación, en el 2005 impactó en Madrid con una intervención en Casa América que permitía al público transitar por la fachada, y sólo en los próximos meses le aguardan proyectos relevantes en Gateshead (Inglaterra) donde ha obtenido uno de los Baltic Artists’ Awards –un formato inusual en el que son artistas los que seleccionan a los ganadores: en su caso fue elegido por Pedro Cabrita Reis– y Los Ángeles, ciudad en cuyo espacio público instalará una gigantesca escultura de hormigón que irá desplazándose y mutando de lugar en el transcurso de los meses. La Blueproject Foundation le dedica ahora su primera exposición personal en Barcelona, Every Blind Wondering Ends in Circle, en la que Dávila profundiza en una de las líneas de trabajo que ha venido desarrollando en los últimos años: la atracción y tensión entre materiales aparentemente irreconciliables.
La muestra de Jose Dávila se inscribe dentro de la nueva orientación del centro de la calle Princesa encaminada cada vez más a incentivar proyectos concebidos específicamente para su espacio del Il Salotto, como fue el caso por ejemplo de Pieter Vermeersch. “No nos interesa tanto una exposición de obras ya existentes como dar a un artista la experiencia de la investigación, que venir aquí a crear algo in situ le permita indagar en una línea de trabajo sobre la que le interese reflexionar”, señala Aurélien Le Genissel, codirector artístico del centro y comisario de la muestra junto a Renato Della Poeta.
Every Blind Wondering Ends in Circle consta de cuatro esculturas de la serie Joint Effort (Esfuerzo Conjunto) en la que Dávila recurre a la superposición de sencillos materiales de construcción para crear envolventes atmósferas poéticas. “Me interesa el diálogo entre materiales en apariencia tan distintos como son el mármol, el más utilizado en la historia de la escultura, tan primitivo y de formas tan caprichosas, opaco, y por otro lado el vidrio, un material industrial modificado por el hombre, de líneas rectas y formas geométricas, transparente. Se trata de encontrar un punto de balance entre ellos”, señala Dávila. El artista busca la armonía en ese juego de contrarios a través de unas construcciones escultóricas que desde su frágil equilibrio y su propia naturaleza transitoria apelan a cuestiones que conciernen al mundo contemporáneo: lo híbrido, la incertidumbre, la diversidad o el carácter ilusorio de la percepción.
Dávila, también dibujante y fotógrafo con obra en museos como el MoMA o el Reina Sofía, había explorado anteriormente está vía en piezas aisladas, pero es la primera vez que pone estas ideas al servicio de una instalación que envuelve al espectador, creando nuevos e insospechados destellos visuales a través de los reflejos y el color.
El creador proyecta una escultura pública en Los Ángeles que muta y se desplaza a lo largo del tiempo