El fraude del realquiler turístico aflora en Barcelona
Airbnb recuerda que pide a los inquilinos que certifiquen que tienen permiso para alquilar
oeUn caso de estafa en la Barceloneta destapa una práctica extendida oeEl Ayuntamiento critica a Airbnb y pide que se denuncien los usos ilegales oeEl Consistorio recuerda que las multas llegan a los 600.000 euros
Montse ayer respiraba más tranquila en su piso de la Barceloneta, aunque sigue ocupándolo de forma ilegal. Aun así, ayer el Ayuntamiento de Barcelona inició un expediente sancionador contra el inquilino. Montse es la propietaria que decidió ocupar su propio piso al descubrir que su arrendatario lo realquilaba en Airbnb. La dueña hizo una reserva el miércoles por una noche. Entró y ya no salió.
Ayer vencía su estancia, pero Montse permaneció dentro. Quizás la fuerza mediática que supuso la información publicada por La
Vanguardia en la edición de ayer la blindó ante los presuntos estafadores, que no se presentaron a reclamar las llaves. De hecho, tras la publicación de esta historia han comenzado a aflorar más casos como el de Montse. Y algunos protagonizados por los mismos actores prinponsables”. cipales y secundarios que se enriquecen realquilando apartamentos a través de Airbnb.
La compañía también reaccionó de forma rápida y, tras conocer la situación de Montse, procedió a retirar el anuncio en el que ofertaban fraudulentamente su piso. Aun así, en ningún momento se pusieron en contacto con la afectada. Quitaron el anuncio y ya está. Fue la resolución inmediata de un caso que hasta la fecha, por el procedimiento habitual, a Montse no le funcionó. Envió una solicitud a Airbnb para que retirara el anuncio y se topó contra un muro infranqueable en el que la compañía se erigió como simple plataforma de intermediación. El mensaje de queja de la propietaria fue enviado al inquilino y este hizo caso omiso. Ayer, sin embargo, la compañía emitió un comunicado para anunciar que “investiga activamente este caso”. Airbnb recordó que antes de anunciar su alojamiento “pide a todos los anfitriones que certifiquen que tienen permiso para ello”. Asimismo, la compañía hace que la asunción de responsabilidades recaiga sobre el inquilino que ofrece la vivienda. “Recordamos a los anfitriones que comprueben y sigan las leyes locales antes de subir su anuncio”, rezaba el comunicado.
Airbnb señala que estas cláusulas “están muy claras en los términos de servicio de anfitriones res- La compañía calificó el incidente de aislado y recordó que “toma las acciones necesarias ante cualquier incidencia”.
Sin embargo, a la luz de los casos que llegaron ayer al buzón de La
Vanguardia, la responsabilidad a la que apela Airbnb para albergar anfitriones responsables no se cumple y tolera el fraude del realquiler. Buena prueba de ello es que el mismo inquilino que alquiló el piso de Montse también tiene arrendados al menos cuatro pisos más que utiliza para realquilar a través de la plataforma de Airbnb.
Los propietarios, al igual que Montse, cayeron en la trampa de Timur, un individuo de 26 años que aprovechó su impecable presencia para convencer a los arrendadores de que encajaba con el perfil adecuado. Todos los dueños entrevistados por La Vanguardia aluden a su imagen de seriedad, su currículo como asesor financiero procedente de una empresa del Reino Unido y sus intenciones de echar raíces en Barcelona. Sin embargo, todos ellos se percataron del engaño a los pocos días al ver ofertado su piso en Airbnb.
Beatriz posee un piso en el Poblenou con licencia turística, pero tras unas malas experiencias decidió alquilarlo a un único inquilino para que permaneciera en él una larga temporada. Hasta que la inmobiliaria que le gestiona el piso escogió a Timur. A los pocos días, y ante la imposibilidad de tratar con él, se dio cuenta del fraude. Encontró turistas en el piso, los gestores fraudulentos del inmueble cambiaron la cerradura e incluso instalaron una cámara en la entrada, como
La plataforma retiró el anuncio del piso de Montse sin ponerse en contacto con ella La trama de Timur ofrece al menos cinco apartamentos ilegales en Barcelona
se puede ver en la fotografía. Al ponerse en contacto con Airbnb alegaron que son una simple plataforma de intermediación. Al final, Beatriz al amenazar con informar al director general de la compañía logró que el anuncio desapareciera.
Pep también cayó en la trampa de Timur. A principios de junio le alquiló su pequeño piso de la Boqueria y a los pocos días ya descubrió turistas dentro. Intentó contactar con el joven, aunque su intento fue infructuoso. Los nombres de los anfitriones de su piso iban mutando continuamente y coinciden con los que ofertaban el piso de Montse en la Barceloneta. Shiargei, Andrei y Eduard.
Xavier sufrió los estragos del timador chileno-ruso en el Raval. La agencia también se lo recomendó. A los pocos días, un tal Dzimitry ya ejercía de anfitrión de su apartamento. Ayer, por arte de magia, y sin que Xavier hubiera contactado con Airbnb, su anuncio desapareció. Aún existe otra víctima de la capacidad de seducción de Timur. Se trata de Manuel, que por razones de seguridad no quiere desvelar su identidad. Todos ellos se pusieron ayer en contacto para emprender una acción penal contra esta presunta trama.
Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona, que siempre ha mostrado su oposición a las prácticas de Airbnb, se puso en marcha nada más tener conocimiento de la situación de Montse y anunció que multaría al inquilino. Un grupo de tres personas de la inspección municipal se desplazaron hacia su apartamento de la Barceloneta. Recopilaron toda la información y se comprometieron con la mujer afectada a intentar localizar al inquilino Timur para abrirle un expediente sancionador.
Uno de los trámites más relevantes es exhibir ante los inspectores el contrato de alquiler suscrito con el arrendatario para que quede constancia del fraude. El próximo paso de la administración será el de tramitar una orden de cese que la afectada podrá utilizar para rescindir el contrato de alquiler ante el juzgado. Este trámite puede durar un mes, según fuentes del Ayuntamiento.
Los responsables de la administración conminaron a los afectados a acudir al Ayuntamiento a denunciar el realquiler del apartamento. La teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, hizo ayer un llamamiento para que los pequeños propietarios que sepan que sus inquilinos dan un uso turístico ilegal informen al Ayuntamiento para que pueda ordenar el cese inmediato de la actividad. Sanz recordó que estas prácticas se sancionan con multas que van de los 30.000 a los 600.000 euros. La responsable del área de urbanismo tuvo palabras muy duras contra Airbnb, al que acusa de incumplir la legalidad al ofertar pisos sin licencia.