La gran mezquita de Mosul, nueva víctima de los yihadistas
El minarete ‘el Jorobado’ era un emblema de la ciudad
Hacía meses que el historiador iraquí que utiliza el nombre de Mosul Eye en las redes sociales venía advirtiendo del peligro que corría la mezquita Al Nuri y su torcido minarete, un emblema de la ciudad iraquí. Mosul Eye, que desde la ocupación por el Estado Islámico (EI) en el 2014 venía informando de los desmanes de los yihadistas, ha sido luego un acerbo crítico de la operación militar para desalojarlos y temía que el minarete, conocido afectuosamente como el Jorobado, cayera en un bombardeo aéreo. Ayer, el desconocido cronista se lamentaba así: “¿Volverá a brillar el sol sobre Mosul sin el Jorobado? Nunca”, y daba por cierto que cayó derribado por el Estado Islámico.
Una imagen de vídeo no deja dudas de cómo cayó la torre de 45 metros: se aprecian al menos ocho explosiones a diferentes alturas de la torre cilíndrica, de la cual sólo se ha salvado su base cuadrada. Según el alto mando iraquí, sus tropas, que combaten a los yihadistas en su último reducto de Mosul, se hallaban a unos 50 metros de la mezquita a las seis de la tarde del miércoles. A las 21.50 h el minarete caía, y con él otra de las joyas de Irak, la gran mezquita del siglo XII construida por Nur al Din Mahmud Zangi. Una historia cuenta que el alminar se curvó rindiendo pleitesía a Mahoma cuando el profeta ascendió a los cielos, aunque su construcción es muy posterior. Al parecer, la curvatura de la torre se debe al efecto del sol y del viento sobre los ladrillos de estilo persa que lo revestían.
Naturalmente, el Estado Islámico, a través de su agencia Amaq, ha atribuido la destrucción de la mezquita a un bombardeo de Estados Unidos. Y el coronel Ryan Dillon, portavoz de la coalición militar contra el EI, dijo que no hubo operaciones aéreas en ese sector.
La gran mezquita Al Nuri es precisamente el lugar donde el líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi, se autoproclamó califa el 4 de julio del 2014, apenas un mes después de que asesinara al imán Mohamed al Mansuri.
Las preguntas son, entonces, obvias: ¿por qué los yihadistas iban a destruir algo quizás simbólico para ellos mismos? ¿Bajo qué justificación religiosa atentarían contra una mezquita?
Contrariamente a la creencia popular, la mezquita no es un lugar sagrado como lo es la iglesia en el cristianismo, salvo la de La Meca, construida en torno a la Kaaba, y que aparece mencionada casi veinte veces en el Corán. Es la Mezquita Sagrada. En el islam la oración está ligada a la orientación (hacia La Meca) y los ritos que la acompañan, no al lugar en sí. Hay caminos jalonados de mezquitas que consisten en una serie de piedras dispuestas en el suelo que indican la alquibla. En todas se observan unas normas de respeto propias de un lugar de culto.
Si ya Mahoma promulgó un edicto según el cual no se podía echar a un sacerdote de su iglesia ni coger ningún objeto de ella para utilizarlo en la construcción de una mezquita, ¡cómo no habrían de respetarse los lugares de culto de los musulmanes!
Según una interpretación, esta
El templo musulmán no tiene el mismo carácter sagrado que la iglesia en el cristianismo, salvo el de La Meca
acción destructiva del EI estaría en línea con sus tácticas de tierra quemada, a la par con su fanatismo e iconoclastia. Según la BBC, poco después de la proclamación del califa, los yihadistas pretendieron minar la torre, pero una multitud airada se lo impidió, formando una cadena humana y protegiéndola con su vida.
También se podría decir que el EI había preferido destruir la mezquita antes que dejarla en manos de sus enemigos. Pero, más allá de eso, acabar con un símbolo de esta ciudad antes multirreligiosa y multicultural serviría a sus intereses de acrecentar la confrontación entre suníes y chiíes. La guerra civil iraquí estuvo marcada por este signo y en la actual batalla contra el EI el componente religioso es exhibido tanto por los yihadistas como por las tropas de Bagdad, por mucho que se trate de fuerzas regulares. Es más, las milicias chiíes iraquíes, organizadas y armadas por Irán, están cobrando cada vez más peso, en particular con la toma de Baaj, cerca de la frontera de Siria, y con sus incursiones en territorio sirio desde Irak, según la cada día más notoria intención iraní de abrir un corredor hasta la costa siria.
Destruir el edificio sirve a los intereses del EI de acrecentar la confrontación entre suníes y chiíes