La Vanguardia

Una de romanos habría estado bien

- Quim Monzó

Pasado mañana, domingo 25 de junio, habrá en Tarragona una sesión especial de cine: gratis y a las 12 del mediodía, lo que antes llamábamos una matiné. Aunque ahora a muchos jóvenes les parezca inconcebib­le, hubo una época larguísima en que eso que ahora pasa con el inglés, que te lo encuentras hasta en la sopa, pasaba con el francés, que era la lengua que molaba utilizar para aliñar los discursos, los anuncios y las cartas de los restaurant­es. Yo había ido a matinés algunos domingos por la mañana, de la mano de mi padre, a ver películas que iban acompañada­s de algún número de varietés. Íbamos al cine Arenas de la Creu Coberta, un montón de décadas antes de que acabara convertido en un cine gay.

La sesión del domingo se hará en la cadena Ocine Les Gavarres y el objetivo es que la gente pueda disfrutar del aire acondicion­ado. Admitirán tantos espectador­es como puedan, hasta que no quede ningún asiento libre. Habrá películas infantiles y películas para todos los públicos. El Diari de Tarragona anuncia unas cuantas: Hermanos

del viento, Selfie, La casa de la esperanza, Déjame salir... No es un descubrimi­ento nuevo. Si en la calle hace calor, un cine es un refugio ideal. En los felices años veinte del siglo pasado, a Willie Carrier, inventor del sistema de aire acondicion­ado que lleva su nombre, le encargaron la climatizac­ión del cine neoyorquin­o Rivoli, en Times Square. Más que por la película, los espectador­es iban para deleitarse con el fresquito, como ya habían comprobado la década anterior en Houston, en Texas, donde todos los cines que lo instalaban veían como el número de espectador­es aumentaba de manera notable. En Houston hace un calor tórrido e insoportab­le, que sólo disminuye si entras en el sistema de túneles subterráne­os que llevan de un edificio al otro del centro. La ciudad no sería lo que es ahora sin ese invento. La población, la industria, todo creció espectacul­armente con la llegada del acondicion­amiento de aire. Sin él, ¿qué sería ahora Houston?

Los ciudadanos que no vivan en Tarragona y no puedan disfrutar de la oferta excepciona­l de los Ocine Les Gavarres ¿qué pueden hacer? Pues ir a un supermerca­do y pasearse un rato (sin comprar nada si quieren que también les salga gratis). Lo mismo en El Corte Inglés. También pueden coger un taxi, pero eso les costará unos dinerines. Y, si no, ir de público a algún programa de radio. En general, y sin que los presente Josep Cuní, tienen los estudios a una temperatur­a infrahuman­a. En RAC1, cuando hacen La

competènci­a, cada día está lleno a

tope.

La solución más radical, y también gratuita, es ir a dar un paseo por alguna tienda de La Sirena, donde, como sólo venden congelados, al cabo de un rato ya estás como una varita de merluza (caja de 300 gramos, 1,99 euros).

Este domingo, en Tarragona, sesión de cine gratis para disfrutar del aire acondicion­ado

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