Pisarello quiere colaborar con “más actores” del sector privado
El alcalde accidental elogia el modelo Barcelona, pero cree necesario revisarlo para que sus beneficios se repartan mejor
El actual gobierno municipal de Barcelona no reniega del modelo de colaboración público-privada que ha dibujado la ciudad en los últimos 30 años, pero cree que ha llegado la hora de “repensarlo de manera imaginativa”, dando entrada en esta alianza a “más actores” para evitar, por ejemplo, que la contratación de obras y servicios por la administración local no vaya a parar siempre a las mismas empresas. Este es el objetivo del reformista Gerardo Pisarello que el primer teniente de alcalde –y estas semanas alcalde accidental– explicó ayer en una conferencia sobre el futuro de la economía local en la sede del Col·legi d’Economistes de Catalunya.
Vencidos ya buena parte –no todos– de los temores con los que el mundo empresarial acogió la llegada de Ada Colau a la alcaldía, Pisarello lleva tiempo esforzándose en aparecer, al menos en lo que a su discurso se refiere, como una de las caras visibles y amables de un gobierno que, si bien quiere revisar las reglas del juego, no tiene intenciones de declarar la guerra al empresariado. El número dos del Ayuntamiento aparece en público día sí y día también como un continuador 4.0 de las políticas transformadoras que encarnó un Pasqual Maragall al que, por una razón u otra, acaba citando en todas sus intervenciones.
Gerardo Pisarello forma parte de un gobierno al que le ha tocado vivir una época de recuperación económica de la ciudad. El PIB de Barcelona creció un 3,4% en el 2016; este año las cifras de paro se han situado en los registros más bajos desde el 2009 y las de afiliados a la Seguridad Social en los más altos desde abril del 2008; en el primer trimestre del 2017 se constituyeron 2.465 empresas, un 5,7% más que el año pasado; las exportaciones aumentan de forma extraordinaria (un 17% interanual en marzo)... En cambio, las desigualdades entre barrios –bandera electoral de BComú– no se han reducido significativamente; el problema de la vivienda (aumento de precios de los alquileres, desahucios, expulsión de vecinos...) se mantiene si no ha aumentado; y a la ciudad que quiere poner coto al turismo llegan más turistas que nunca. Es la paradoja de un gobierno que ya no es nada tímido a la hora de recurrir a las cifras más positivas para sacar pecho. “Esto no sucede a pesar del gobierno actual, sino con nosotros y, en parte, gracias a nosotros”, sentenció el lugarteniente de Colau.
En su intervención ante los economistas, Pisarello tendió la mano incluso a las grandes corporaciones, como es el caso de Seat. El teniente de alcalde visitó por primera vez hace poco la factoría automovilística. Quedó impresionado por lo que allí vio, por las dimensiones de la empresa. Por eso, ayer la puso como ejemplo de la colaboración que ha de inspirar la revisión del modelo Barcelona. “Nosotros hemos de poder hablar con una gran empresa como Seat, hemos de trabajar juntos para hacer de Barcelona el paradigma de la movilidad sostenible del próximo siglo”
La conferencia de Pisarello dejó algunas pistas de los propósitos del gobierno municipal para los dos próximos años y, si revalida la victoria en mayo del 2019, para los cuatro siguientes. A corto plazo, para “acompañar” la buena marcha de la economía, una inversión de 50 millones de euros para “apoyar la actividad económica innovadora” a través de Barcelona Activa. En un horizonte más lejano, grandes y ambiciosos proyectos de transformación urbana. Por primera vez, desde las filas de los comunes se habla de algo más que de microcirugía. ¿Cuáles son esos proyectos de futuro? Pisarello, ayer, se limitó a citar los ya conocidos –y en algunos casos empantanados– de la Sagrera, Glòries, el Besòs y el delta de Llobregat. Los demás, si es que existen, los dejó guardados en la chistera.
El lugarteniente de Colau saca pecho por la situación económica de la ciudad, “en parte, gracias a nosotros”, dice