El viento y el calor se alían con un incendio en Sant Fruitós de Bages
Catalunya vivió ayer un aviso de lo que puede ser este verano. El primer gran incendio de la temporada hizo saltar las alarmas en la localidad barcelonesa de Sant Fruitós de Bages. Las llamas obligaron a desalojar la urbanización La Rosaleda y a confinar a los usuarios de un camping cercano al polígono industrial El Grau. La lengua de fuego avanzó, avivada por fuertes rachas de viento y las altas temperaturas, que superaron los 33 grados en la zona.
Pero el principal responsable de lo ocurrido pudo ser otro. El jefe del dispositivo de bomberos de la Generalitat, Francesc Boya, explicó cuando el fuego ya estaba controlado que todo apunta a la intervención humana como la “causa más probable”. Los investigadores llegaron a esta sospecha después de comprobar que no había máquinas agrícolas en el epicentro de las llamas ni líneas eléctricas cerca. Los bomberos, sin embargo, han precisado que las pesquisas siguen abiertas y que no hay que bajar la guardia, y más en estas fechas. “Hay que extremar las precauciones –recordaron– para que la celebración de la verbena de Sant Joan de esta noche sea tranquila, teniendo en cuenta que las hogueras, los petardos y el calor extremo forman un cóctel explosivo”. A pesar de que las llamas de ayer avanzaban hacia núcleos urbanos, por fortuna no hay que lamentar heridos y sólo constan afectaciones en una pequeña granja de la localidad. Un total de 150 hectáreas –la mayoría, el 80%, agrícolas, lo que impidió una catástrofe aún mayor– se vieron afectadas. Entre las 15.40 horas y las 18.43, cuando el siniestro se dio por estabilizado, estuvieron interrumpidos tramos del Eix Transversal, la N-141c y la C-16c.
Diez medios aéreos y 48 dotaciones terrestres participaron en el control de las llamas. Buena parte de los integrantes de este dispositivo siguieron remojando la zona horas después de desactivada la alarma. El desalojo de la urbanización afectó a unos 350 vecinos, que pudieron volver a sus casas horas después. Una veintena de las personas desalojadas permanecieron en el pabellón polideportivo de la localidad. El peligro también obligó a que la Policía Local de Manresa concentrara a los campistas de un lugar próximo a un polígono industrial en una zona más segura para no correr riesgos. También fue necesario confinar durante unas horas a los clientes de un supermercado y a los de un gimnasio ubicado en este mismo polígono.
El primer gran fuego estival en Catalunya obliga a desalojar un camping y una urbanización