Tras el puente de los espías
Jefe de operaciones encubiertas del espionaje exterior soviético
Ser espía es uno de los oficios más viejos del mundo. El general retirado del KGB Yuri Drozdov, que creía en esta afirmación, se dedicó a él con éxito casi toda su vida, y hoy su nombre es leyenda en Rusia. Más tras su fallecimiento, ocurrido en Moscú el pasado 21 de junio.
Comenzó su carrera desde abajo y fue ascendiendo desde agente sobre el terreno hasta convertirse en uno de los grandes maestros del espionaje soviético. Entre 1979 y 1991 ocupó el cargo de subdirector del Primer Directorio del KGB, encargado del espionaje, donde dirigía las operaciones ilegales en el exterior. En 1981 creó las fuerzas especiales del KGB, conocidas como Vímpel y destinadas a operaciones encubiertas en el extranjero “en periodos especiales”.
Involucrado en innumerables operaciones de la inteligencia soviética, su nombre sin embargo está relacionado en especial con dos muy conocidas de tiempos de la guerra fría.
Una de ellas fue el intercambio el 10 de febrero de 1962 en Potsdam del espía soviético Rudolf Ábel (Víliam Fisher) por el piloto estadounidense de U-2 Francis Powers y por el estudiante Frederic Pryor, y que fue llevado al cine en el 2015 por Steven Spielberg en su película El puente de los espías.
La otra fue dirigir la conocida como operación Tormenta-333, nombre clave de la operación encubierta de las tropas especiales soviéticas que el 27 de diciembre de 1979 asaltaron el palacio Tajbeg del dictador afgano Jafizulá Amín, dándole muerte, y que precedió a la entrada de las tropas de la URSS en Afganistán.
Antes de convertirse en maestro de espías, Drozdov trabajó bastantes años como agente encubierto en el exterior, los llamados “ilegales” y considerados la elite de la inteligencia soviética.
Drozdov fue entrevistado en el periódico Rossískaya Gazeta tras la detención en Estados Unidos de una red de espías ilegales rusos en el 2010, cuyo nombre más popular fue Anna Chapman. “Durante toda la existencia del mundo, el hombre se ha dedicado al espionaje. Cualquier Estado necesita unos servicios de inteligencia. Nuestro Estado lo necesita de forma obligatoria. Queremos construir unas correctas relaciones con el mundo, seguir adelante. Para eso tenemos que tener bien preparados y equipados nuestros servicios de inteligencia encubierta”, señaló.
Yuri Drozdov nació en 1925 en Minsk (Bielorrusia). Su padre era oficial del ejército. En 1944 se graduó en la academia de artillería de Leningrado, que en ese momento debido a la Segunda Guerra Mundial se encontraba en la ciudad de Enguels, en la provincia de Sarátov. Luego fue enviado al frente, donde dirigió un pelotón de una división antitanques. Llegó hasta Berlín y participó en el último episodio de la guerra contra la Alemania de Hitler, con el asalto final a la capital en la primavera de 1945. Regresó con el grado de teniente.
En 1956 se licenció en la Universidad Militar de Lenguas Extranjeras y fue transferido al KGB. Un año después se le destinó a Berlín en calidad de agente operativo en la delegación oficial del KGB ante la Stasi (el Ministerio para la Seguridad del Estado de la República Democrática Alemana). Fue en esta situación cuando se hizo pasar por un primo de Rudolf Ábel.
Trabajando bajo la falsa identidad de diplomático, Drozdov fue agente residente del KGB en China en el periodo 1964-1968 y en Estados Unidos entre 1975 y 1979. Ese año volvió a la URSS, donde tomó posesión de la oficina número 655 en el edificio del KGB de la plaza Dzerkhinski, actual Lubianka, desde donde mandaba la Dirección “S”, es decir, las operaciones encubiertas del KGB, hasta 1991. Tras su retirada se dedicó al Centro de Análisis Namakon, así como a redactar sus memorias. Entre otros libros escribió Un trabajo necesario (1994) y La invención queda excluida. Notas del director de los ilegales
(1999).
Drozdov participó en el intercambio de espías de 1962 en Potsdam que Spielberg llevó a la pantalla