La Vanguardia

Contra Obama se vivía mejor

Los republican­os, unidos en la oposición contra la ley sanitaria del anterior presidente, se dividen al buscar una alternativ­a

- FRANCESC PEIRÓN

Durante la campaña se hartó de repetirlo. “Revocaremo­s el Obamacare de inmediato”. Fue una de las promesas de Donald Trump con mayor eco entre los mandatario­s republican­os. Llevaban seis años de acoso y derribo. Esa cantinela era como la marca registrada del auténtico conservado­r estadounid­ense.

A las pocas semanas de tomar posesión, el presidente confesó que eso de reemplazar la ley sanitaria no era tan fácil. “Nadie sabía que esto eran tan complicado”, confesó a finales de febrero.

Ahora ha regresado a su vanidad natural. En una entrevista en la cadena Fox, Trump sostuvo el viernes que “sólo hace cinco meses que soy presidente”. Obama y, en concreto, el Obamacare, se convirtier­on en motivo de unidad para los republican­os en su pugna contra el Gobierno demócrata. Pero una vez que han tomado el poder absoluto –lo controlan todo– se han abierto grietas. El término republican­o abarca un abanico de sensibilid­ades e intereses entre los legislador­es de este partido. “Sin Obama, el elemento emocional de la oposición se ha evaporado”, afirmó Rich Lowry, editor de la conservado­ra National Review.

Esta disparidad se refleja a la hora de elaborar una regulación sanitaria alternativ­a. Se vio en el Congreso, donde, por dos veces, su presidente, Paul Ryan, sintió la vergüenza de anunciar la suspensión de sendas votaciones por falta de votos. Lo logró a la tercera.

Trump compareció entonces en la rosaleda de la Casa Blanca para celebrarlo. Hace poco, arremetió contra ese redactado y reclamó que la versión del Senado –luego se ha de casar con la de la otra estancia– “tenga corazón”.

Esta próxima semana es clave. Los republican­os quieren votar el texto elaborado en secreto, auspiciado por el presidente de esta Cámara, Mitch McConnell. El documento adolece del mismo problema que los fallidos y el aprobado en el Congreso. Expone la división entre los que quieren eliminar cualquier huella de Obama y los que no saben cómo vender a sus electores de base una reforma que les perjudica.

Diversos analistas aseguran que este proyecto, de ser el que se imponga, supondrá que muchos ciudadanos paguen más por las pólizas médicas. Pero lo que aún crea más alarma es que supone un drenaje de fondos para el Medicaid, lo más parecido a la Seguridad Social que hay en este país para atender a las personas pobres y de bajos ingresos. Ese tijeretazo compensarí­a el recorte de impuestos a los más afortunado­s, en los que parece pensar más el presidente que se propuso salvar a la depauperad­a clase media.

Que Obama, el senador Bernie Sanders o Hillary Clinton –“Si pasan esta ley, son un partido muerto”– arremetan contra esa iniciativa no sorprende. Pero esto es otra cosa: “No puedo apoyar una legislació­n que deja sin seguro a millones de americanos”. Lo dijo Dean Heller, senador republican­o por Nevada, uno de los escaños más vulnerable­s entre los conservado­res para su reelección en noviembre del 2018.

Heller es el quinto senador republican­o que, de momento, defiende el no. Como el Senado está 52 a 50, sólo pueden perder dos votos. Así que Trump se ha puesto a hacer llamadas, en busca del efecto unificador de Obama.

El presidente de EE.UU. se pone manos a la obra por la amenaza de que el no de 5 senadores frustre su ‘Trumpcare’

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