Contra Obama se vivía mejor
Los republicanos, unidos en la oposición contra la ley sanitaria del anterior presidente, se dividen al buscar una alternativa
Durante la campaña se hartó de repetirlo. “Revocaremos el Obamacare de inmediato”. Fue una de las promesas de Donald Trump con mayor eco entre los mandatarios republicanos. Llevaban seis años de acoso y derribo. Esa cantinela era como la marca registrada del auténtico conservador estadounidense.
A las pocas semanas de tomar posesión, el presidente confesó que eso de reemplazar la ley sanitaria no era tan fácil. “Nadie sabía que esto eran tan complicado”, confesó a finales de febrero.
Ahora ha regresado a su vanidad natural. En una entrevista en la cadena Fox, Trump sostuvo el viernes que “sólo hace cinco meses que soy presidente”. Obama y, en concreto, el Obamacare, se convirtieron en motivo de unidad para los republicanos en su pugna contra el Gobierno demócrata. Pero una vez que han tomado el poder absoluto –lo controlan todo– se han abierto grietas. El término republicano abarca un abanico de sensibilidades e intereses entre los legisladores de este partido. “Sin Obama, el elemento emocional de la oposición se ha evaporado”, afirmó Rich Lowry, editor de la conservadora National Review.
Esta disparidad se refleja a la hora de elaborar una regulación sanitaria alternativa. Se vio en el Congreso, donde, por dos veces, su presidente, Paul Ryan, sintió la vergüenza de anunciar la suspensión de sendas votaciones por falta de votos. Lo logró a la tercera.
Trump compareció entonces en la rosaleda de la Casa Blanca para celebrarlo. Hace poco, arremetió contra ese redactado y reclamó que la versión del Senado –luego se ha de casar con la de la otra estancia– “tenga corazón”.
Esta próxima semana es clave. Los republicanos quieren votar el texto elaborado en secreto, auspiciado por el presidente de esta Cámara, Mitch McConnell. El documento adolece del mismo problema que los fallidos y el aprobado en el Congreso. Expone la división entre los que quieren eliminar cualquier huella de Obama y los que no saben cómo vender a sus electores de base una reforma que les perjudica.
Diversos analistas aseguran que este proyecto, de ser el que se imponga, supondrá que muchos ciudadanos paguen más por las pólizas médicas. Pero lo que aún crea más alarma es que supone un drenaje de fondos para el Medicaid, lo más parecido a la Seguridad Social que hay en este país para atender a las personas pobres y de bajos ingresos. Ese tijeretazo compensaría el recorte de impuestos a los más afortunados, en los que parece pensar más el presidente que se propuso salvar a la depauperada clase media.
Que Obama, el senador Bernie Sanders o Hillary Clinton –“Si pasan esta ley, son un partido muerto”– arremetan contra esa iniciativa no sorprende. Pero esto es otra cosa: “No puedo apoyar una legislación que deja sin seguro a millones de americanos”. Lo dijo Dean Heller, senador republicano por Nevada, uno de los escaños más vulnerables entre los conservadores para su reelección en noviembre del 2018.
Heller es el quinto senador republicano que, de momento, defiende el no. Como el Senado está 52 a 50, sólo pueden perder dos votos. Así que Trump se ha puesto a hacer llamadas, en busca del efecto unificador de Obama.
El presidente de EE.UU. se pone manos a la obra por la amenaza de que el no de 5 senadores frustre su ‘Trumpcare’