Galones de veterano
El italiano vuelve a ganar un año después y una caída deja sin liderato a Viñales
Valentino Rossi imparte una lección magistral para imponerse por octava vez en la máxima categoría en Assen, uno de sus circuitos preferidos, en una carrera trepidante que encumbra como líder de la clasificación general, por primera vez en su vida, a su compatriota Andrea Dovizioso.
Gallina vecchia fai buon brodo. Con este lema celebró Valentino Rossi la conquista de su último Mundial. Han transcurrido ocho años y el doctor es mucho más viejo (38 años), pero todavía siente la pasión por la victoria. Ayer impartió una lección magistral para imponerse por octava vez en la máxima categoría en Assen, uno de sus circuitos preferidos, en una carrera trepidante que deja numerosas secuelas. En primer lugar, un nuevo cambio de líder. Viñales cayó por segunda vez en la temporada y Dovizioso ha pasado a encabezar la general por primera vez en su vida. Una clasificación con los cuatro primeros pilotos en 11 puntos.
Hacía un año y 20 días, desde el GP de Catalunya de la pasada campaña, que Rossi no conseguía ascender al primer escalón del podio. Su euforia al final de la prueba estaba plenamente justificada porque, además, fue una carrera plagada de incidencias y golpes de teatro en la que cruzó la meta con sólo 63 milésimas de ventaja sobre el sorprendente Petrucci. Márquez, tercero, aventajó en 42 milésimas a Crutchlow después de varios adelantamientos entre los dos pilotos en una última vuelta de frenopático. Salir de una pieza de Assen fue una bendición para el de Cervera. “Sabíamos que en esta pista íbamos a sufrir”, reconoció, y dio por bueno el fin de semana: “Antes de la carrera hubiera firmado salir de aquí a 11 puntos del líder”.
La eliminación de Viñales abre un mundo de oportunidades para el resto de los aspirantes al título. El de Roses llegó líder a Holanda, pero protagonizó una clasificación decepcionante y una salida todavía peor en la carrera. Aunque supo rectificar y adelantar hasta la quinta posición después de 10 giros, la adherencia le jugó una mala pasada y besó el asfalto cuando ejecutaba el cambio de dirección en la chicane. “Inexplicable”, dijo. “He intentado preparar bien la aceleración y me ha hecho un movimiento extraño, no sé si ha sido este chasis que no permite ser tan agresivo”. Con todo, Viñales tuvo la fortuna de salir ileso porque quedó en el suelo en la trayectoria de Dovizioso y el italiano tuvo la pericia de esquivarlo.
Con más de un segundo de ventaja, y creciendo, cuando faltaban ocho vueltas, Rossi tenía la carrera ganada. Zarco, Márquez y Petrucci debían disputarse los restos del festín del italiano. Pero súbitamente ondeó la bandera blanca anunciando lluvia y autorizando el cambio de moto. Unos tramos estaban mojados; otros, no tanto. En cualquier caso, los nervios se apoderaron de todo el mundo y el pilotaje requería una delicadeza extrema.
La humedad causó efectos dispares entre los pilotos. Rossi y Márquez optaron por la prudencia y esperar acontecimientos. Zarco se fue a cambiar de montura esperando un diluvio. Para Petrucci, Dovizioso y Crutchlow parecía que en lugar de agua estuviera cayendo gasolina porque se desataron sobre el asfalto húmedo. Y así, mirando al cielo hasta el final. Un final de infarto con los duelos Rossi-Petrucci y Márquez-Crutchlow, con Dovizioso renunciando a la batalla para asegurar la quinta posición y el liderato. Hacía cuatro carreras que el doctor no subía al podio y 19 que no ganaba. “Es increíble, no recuerdo un campeonato tan abierto como éste. Quizá cuando peleé con Stoner y Lorenzo, que éramos dos Yamaha y una Ducati, pero es que ahora hay una Ducati, dos Yamaha y una Honda”. Muchas batallas, y las que le quedan.
En Moto2 Morbidelli arrebató el triunfo a Lüthi sobre la línea después de una carreta muy disputada. Canet logró su segunda victoria del curso en Moto3 y asciende al segundo puesto de un campeonato liderado por Joan Mir a pesar de su noveno puesto en Assen.
TEMPORADA TREPIDANTE Sólo 11 puntos separan a los cuatro primeros clasificados de MotoGP, una igualdad inusual