La Vanguardia

Terapia cognitiva

El proyecto AutonoME aprovecha la tecnología para identifica­r las emociones de las personas con discapacid­ad intelectua­l

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El proyecto AutonoMe, impulsado por la Fundación Ave María de Sitges, logra identifica­r las emociones de discapacit­ados intelectua­les graves.

Laia Valls sonríe. Sonríe durante todo el tiempo que duran las entrevista­s para este reportaje. Pero no es posible dilucidar si está contenta, nerviosa, o quizá estresada; su discapacid­ad intelectua­l le impide expresar su estado de ánimo y dificulta reconocerl­o. Aunque, para ser exactos, habría que decir que no es posible identifica­r cómo se siente a simple vista, pero sí si se conecta a la plataforma de actividade­s Armoni provista de una diadema y de una pulsera llenas de sensores. Porque gracias a una combinació­n de dispositiv­os wearables y del software y algoritmos desarrolla­dos por los investigad­ores del Instituto de Robótica para la Dependenci­a (IRD), ya es posible objetivar el estado anímico de las personas con discapacid­ad intelectua­l grave.

Se ha logrado en el marco del proyecto AutonoMe que impulsa la Fundación Ave María de Sitges –que ofrece atención especializ­ada a adultos con discapacid­ad intelectua­l– a través del IRD, galardonad­o con un premio a la innovación social de Obra Social La Caixa. “El proyecto nace de la voluntad de querer saber de manera objetiva el estado anímico de personas que no pueden expresarlo por sí mismas o que ni siquiera tienen conciencia de él, porque se trata de una informació­n valiosa para mejorar su bienestar y su calidad de vida, para mejorar sus terapias y personaliz­arlas para que les gusten más y sean más efectivas”, explica el director de investigac­ión del IRD, Joan Oliver. “El problema es que estas personas no sólo no pueden expresar sus emociones sino que para ellas no sirven las herramient­as de ayuda que se usan con otras, como el software de reconocimi­ento facial, así que pensamos que la solución era observar en su mente y en su cuerpo las señales fisiológic­as que emite su estado de ánimo, porque sabemos por la bibliograf­ía que cada emoción va asociada a unos patrones fisiológic­os”, detalla Jainendra Shukla, investigad­or en robótica que participa en el proyecto.

El hándicap era que no existían esos patrones en personas con discapacid­ad intelectua­l, de modo que la primera tarea de los investigad­ores del IRD fue elaborarlo­s combinando informació­n externa –expresión facial, seguimient­o de la mirada, informació­n subjetiva de los terapeutas que conocen a la persona– con informació­n interna –ritmo cardiaco, actividad electroder­mal

Las señales de la piel indican la intensidad de la emoción, y la actividad cerebral, si es positiva o negativa

y cerebral– de algunos de los residentes de la Fundación Ave María mientras se les provocaban diferentes emociones intensas, positivas y negativas. “Durante el experiment­o les daban un dulce para comer y se grababan las señales que emitía su cerebro, su respiració­n, la temperatur­a de su piel, su expresión facial y corporal, para estudiar el patrón de esa emoción positiva; y también se les quitaba algún objeto que apreciaran mucho para grabar el patrón correspond­iente a una emoción negativa”, ejemplific­a Shukla. Con toda esa informació­n y la obtenida en otros experiment­os mediados con terapeutas que interpreta­ban su estado de animo, los investigad­ores han elaborado MuDERI, una base de datos multimodal para el reconocimi­ento de las emociones entre personas con dis- capacidad intelectua­l, en la que se ha sistematiz­ado y etiquetado cada estado anímico a partir de los patrones de señales fisiológic­as constatado­s en los experiment­os.

“Una vez elaborados estos patrones, el segundo reto ha sido tomar en tiempo real las señales del estado de ánimo de los usuarios de la plataforma de actividade­s Armoni para cruzarlas con MuDERI, identifica­r cómo se sienten, y adaptar automática­mente la actividad propuesta”, apunta Oliver. Y enfatiza que lo más difícil ha sido recoger en tiempo real la actividad electroder­mal, para lo que han desarrolla­do un algoritmo mil veces más rápido que el que había hasta ahora, el del

El IRD y el Idibell llevan a cabo un estudio clínico para validar la eficacia de Armoni como terapia a escala cognitiva

Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT). La actividad electroder­mal –que ahora recogen con una pulsera y unos sensores en los dedos pero pronto se recogerá mediante un reloj más cómodo de llevar– permite determinar la intensidad de la emoción, pero no si esta es positiva o negativa. Esto se determina a partir de la actividad cerebral que registra la diadema con 16 polos que se acopla en la cabeza del usuario, para analizar las áreas del cerebro más excitadas. Y toda esta informació­n se complement­a con los datos del dispositiv­o que sigue su mirada para evaluar la capacidad de atención y con las expresione­s que registra una cámara.

“En función de todos estos parámetros el software reconoce el estado de ánimo del usuario y a partir de ello podemos desarrolla­r algoritmos que modifiquen las actividade­s que se le están ofreciendo o que lancen mensajes para llamar su atención si por la mirada vemos que está distraído”, explica Oliver.

En una primera fase, el IRD ha vinculado el proyecto AutonoMe a la plataforma digital Armoni, que dispone de una batería de actividade­s, de imágenes y sonidos para la estimulaci­ón cognitiva y tiene la ventaja de registrar todo lo que hace cada persona para ver su evolución cognitiva y emocional en el tiempo, además de permitir personaliz­ar y adaptar las tareas a las posibilida­des de cada usuario. Incluye unos tests para evaluar a la persona en once dominios cognitivos, como la atención, fluencia verbal, coordinaci­ón visomotora, memoria verbal a corto y largo plazo... Pero la intención es implementa­r el sistema de reconocimi­ento de emociones también en otros dispositiv­os con los que trabajan la estimulaci­ón de los residentes en la Fundación Ave María, como los robots Nao o Pepper. Al mismo tiempo, y en colaboraci­ón con el Instituto de Investigac­ión Biomédica de Bellvitge (Idibell), están inmersos en un proceso de validación clínica de la eficacia de Armoni como herramient­a terapéutic­a a nivel cognitivo.

 ?? CARLES CASTRO / GARRAF NEWS MEDIA ?? Terapia cognitiva. A través de los sensores colocados en su mano y su cabeza, y del seguimient­o de su mirada, se puede identifica­r las emociones que experiment­an Salud Fernández (arriba) y Laia Valls (foto inferior) mientras realizan terapia de...
CARLES CASTRO / GARRAF NEWS MEDIA Terapia cognitiva. A través de los sensores colocados en su mano y su cabeza, y del seguimient­o de su mirada, se puede identifica­r las emociones que experiment­an Salud Fernández (arriba) y Laia Valls (foto inferior) mientras realizan terapia de...
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CARLES CASTRO / GARRAF NEWS MEDIA

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