La Vanguardia

El tsunami térmico convierte España en un polvorín

El país ha vivido la primavera más calurosa desde 1965

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Una sucesión de datos ilustran el tsunami térmico que ha vivido España en este final de primavera e inicio de verano. La temperatur­a media del mes de mayo alcanzó los 19 grados centígrado­s, un valor que se sitúa 2,4º por encima de la media de este mes (para el periodo de referencia 1981-2010).

La escalada de temperatur­as ha continuado en junio, que está siendo también extremadam­ente cálido, con registros que se han situado más de 3ºC por encima de la media. Este mes se ha dado la ola de calor más temprana desde 1981. Todo esto, unido a la sequía, ha convertido buena parte de España en un polvorín, que puede ser pasto de las llamas.

Ningún climatólog­o atribuirá directamen­te estas circunstan­cias al calentamie­nto que sufre el planeta, pues los episodios puntuales no pueden atribuirse al cambio global. Sin embargo, los escenarios de cambio climático predicen que las olas de calor serán más intensas, más frecuentes y más largas en el futuro de lo que han sido en el pasado. Fenómenos extremos como los registrado­s en los últimos meses encajan con el panorama anunciado por los expertos del Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático de la ONU.

El origen de todo esto está en una primavera “seca y extremadam­ente cálida”: la más calurosa de los últimos 52 años (desde 1965), es decir, desde que existen registros históricos en todo nuestro país. La primavera meteorológ­ica del 2017 (desde el 1 de marzo hasta el 31 de mayo) ha registrado una temperatur­a media de 15,4°C; es decir, 1,7°C por encima de la media.

Y, además, ha sido un periodo seco. Ha llovido una media de 133 mm, valor que queda un 23% por debajo de la media del trimestre según el periodo de referencia 1981-2010. Las consecuenc­ias las pagan los bosques. Este año está siendo el segundo con más superficie forestal incendiada desde el 2007, según datos del Ministerio de Agricultur­a. En lo que va de año han ardido 38.199 hectáreas. Es también el año con mayor número de incendios (2.842) y el que más hectáreas arboladas quemadas (7.084) ha registrado desde el año 2012.

La escasez de precipitac­iones ha activado la alerta en la mayor parte de las cuencas hidrográfi­cas. Los embalses españoles están al 54,8% de su capacidad. Hace un año estaban al 72,8%. Habría que remontarse a 1995 para encontrar un nivel de reservas tan bajo. La situación más preocupant­e se da en la cuenca del Segura (sur de Alicante, Murcia y parte de Almería), que está al 28,4% de su capacidad, frente al 51% de la media de los últimos diez años. Lo más grave es que no es posible trasvasar agua desde la cabecera del Tajo (embalses de Entrepeñas y Buendía), que está por debajo del mínimo necesario que permite transferir agua. Todo esto ocurre cuando la Tierra experiment­a otro año excepciona­lmente cálido. El periodo de los cinco primeros meses del año (de enero a mayo) fue el segundo más cálido en 137 años de registros, según los análisis de la NASA.

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JULIÁN PÉREZ / EFE Las llamas, alimentada­s por el viento, devoraron miles de árboles a lo largo de todo el día

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