El poder del cemento
CASIMIRO MOLINS RIBOT (1920 - 2017) Presidente de Cementos Molins
Casimiro Molins Ribot, presidente de Cementos Molins, falleció ayer en Barcelona, a los 97 años. El empresario, segundo de los cuatro hijos del fundador Joaquín Molins Figueras, ha protagonizado una de las trayectorias más longevas del panorama empresarial español, además de representativa de toda una época. Molins ha sido miembro del consejo de administración de la compañía durante 71 años (desde 1945), y presidente durante 36 años (asumió el cargo en 1986, cuando falleció su hermano mayor Juan Molins Ribot). Casimiro Molins Ribot pilotó el crecimiento internacional de la compañía cementera creada en 1928, de la que fue nombrado gerente en 1952, y consejero delegado en 1972. Casimiro Molins compartió durante años la responsabilidad ejecutiva primero con su hermano, luego con su sobrino Joan Molins Amat, vicepresidente.
La compañía creció en paralelo a la demanda de cemento de una economía en expansión. En 1987 se produjo la entrada de Ciments Français en el accionariado, un paquete que después pasaría a manos de Lafarge. Pero la familia se mostró siempre firme ante cualquier intento de control externo, y fue el mismo Casimiro Molins quien como presidente impulsó un acuerdo de sindicación de acciones entre los distintos miembros de la familia. En el 2004 los Molins recompraron ese 41%, y desde entonces la familia controla el 91% de la compañía; otro 4% es autocartera y un 5% cotiza en el mercado de corros.
Casimiro Molins, licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona, se casó con Dolores López-Rodó (hermana del ministro franquista Laureano López Rodó), con quien tuvieron seis hijos y 24 nietos.
Además de pilotar la empresa familiar, Casimiro Molins fue también banquero, una trayectoria que estuvo vinculada a su pertenencia al Opus Dei. En 1961, junto a un grupo de amigos –como José Ferrer-Bonsoms, con quien formó parte de las primeras promociones del Iese– adquirieron un pequeño banco propiedad de la familia Güell, el Banco Atlántico, que financió las primeras autopistas en España, y que Molins presidió durante años. Y también fue consejero de Banco Popular, desde 1987 hasta abril del 2011, cuando presentó la renuncia por motivos de edad y le sustituyó su hija Ana María Molins López-Rodó. En el Banco Popular que encumbraron los Millet y los Valls Taberner, Casimiro Molins llegó a ser el máximo accionista individual con alrededor del 5% del capital, lo que, sumado a su participación en la cementera familiar, le situó allá por los años 2000 entre las diez mayores fortunas de la bolsa española.
Aficionado, igual que su hermano Juan, al ciclismo y al motor (su padre fue el presidente de la mítica Penya Rhin), su amigo el añorado periodista Jaime Arias le definía como un personaje enérgico y optimista, en un artículo en este diario en ocasión de su 80 aniversario.
Actualmente Cementos Molins, cuyo consejero delegado es, desde el 2015, Julio Rodríguez, dispone de doce plantas de fabricación de cemento en España, México, Argentina, Bolivia, Uruguay, Bangladesh y Túnez, y factura 691 millones de euros, con unas ganancias de 63,9 millones.
La familia accionista está compuesta actualmente por unas 180 personas: los Molins Amat (hijos de Juan Molins Ribot, entre ellos el vicepresidente Joan Molins, el abogado Pau Molins o el ex conseller Joaquim Molins); los Molins López-Rodó (el cirujano Laureano Molins, o el catedrático en derecho Joaquín Molins), y los Molins Gil (Jackie y Marta, que el patriarca Joaquín Molins Figueras tuvo cuando ya había cumplido los setenta años).