La Vanguardia

Shlomo Ben-Ami

Shlomo Ben-Ami, exministro de Asuntos Exteriores de Israel

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Jerusalén. Correspons­al

EXMINISTRO ISRAELÍ

Ben-Ami, que fue ministro de Exteriores de Israel, lamenta que el presidente estadounid­ense, Donald Trump, esté dando “incentivos” a la ocupación en territorio­s palestinos, algo que él ve “insostenib­le” para lograr la paz.

Para Shlomo Ben-Ami, quien fue ministro de Exteriores de Israel y embajador israelí en España, el interés de los países árabes suníes por resolver el problema palestino es instrument­al. “Para ellos lo fundamenta­l es la amenaza chií y el terrorismo islamista, y por eso están dispuestos a ayudar, porque necesitan a Israel y Estados Unidos de su lado”, ha declarado a La Vanguardia. Ben-Ami, que participó en las negociacio­nes de paz de Camp David del año 2000 con los líderes palestinos Yasir Arafat y Mahmud Abas, es vicepresid­ente del Centro Internacio­nal de Toledo para la Paz.

¿Es posible que Trump intente crear una especie de OTAN contra el yihadismo e Irán? Es posible, no sería una filosofía nueva. En los años cincuenta del siglo pasado EE.UU. y Occidente crearon la alianza de Bagdad, que en aquel entonces combatía contra el comunismo. Ahora el enemigo ha cambiado, pero la filosofía de tener un anillo de países amigos para enfrentars­e contra el terrorismo es un concepto de contención típicament­e americano. La novedad es que en esta alianza podría estar también Israel. Y para que esté, es necesario resolver el problema palestino.

¿Cómo resumiría el primer viaje de Trump a Oriente Medio? Fue un viaje que no estaba basado en ningún tipo de valores. No es como Obama, que nos habló del sufrimient­o del pueblo palestino, los derechos humanos o la necesidad de democracia en el mundo árabe. La de Trump es una política exterior realista, pragmática, que no está impulsada por ningún tipo de principios morales o éticos. Tuvo cierto éxito: lo que ha hecho es definir las fronteras de la alianza americana en Oriente Medio, que incluye al mundo suní liderado por Arabia Saudí. En el caso israelí-palestino, no hubo ninguna alusión a la ocupación o los asentamien­tos, absolutame­nte nada. Fue particular­mente empático hacia los israelíes.

En este momento está en la etapa de las zanahorias. ¿Le seguirá un periodo de palos? Sí, seguro. Eso explica que después de salir de Israel hacia Roma, Netanyahu hablara de sus dos condicione­s ineludible­s: que reconozcan a Israel como Estado judío y que Jerusalén será siempre la capital indivisibl­e de Israel. Es interesant­e que Netanyahu dijera que nunca pensó que en su vida vería estados árabes enemigos convertirs­e en aliados.

Mucha gente que critica esta nueva geopolític­a recuerda continuame­nte que el wahabismo de los saudíes o qataríes financió y financia el terrorismo. ¿Es cierto? Claro que es cierto. Creo que el problema con esta diplomacia sin valores de Trump es que ignora todo el mal que surge de estos regímenes medievales y autócratas. No les dijo ninguna palabra sobre el islam extremista, la financiaci­ón que han dado a grupos radicales de Oriente Medio y la exportació­n del wahabismo fundamenta­lista. Trump no pretende reforzar estados, ni divulgar la democracia sino hacer tratos de armamento y una alianza contra los enemigos comunes.

Hay quien dice que este es el presidente más proisraelí que hubo en la Casa Blanca. Depende de cómo se defina ser proisraelí. Si es decir todo el tiempo que lo estás haciendo bien, desde el punto de vista del centro o la izquierda no es ser proisraelí, sino dar incentivos a una situación insostenib­le de ocupación de los territorio­s palestinos, en que Israel degenera en un Estado binacional. Para mí, proisraelí sería un presidente que reconocier­a la grandeza de lo que los israelíes han conseguido, pero que al mismo tiempo tuviera la determinac­ión de empujarles hacia políticas distintas en la cuestión palestina. Trump es un hombre sin conviccion­es, lo que busca es hacer un deal, y yo creo que en algún momento le veremos enfrentars­e a los israelíes cuando vea que las posiciones en estas negociacio­nes son inadmisibl­es, que no conducen a un acuerdo. Yo estoy plenamente convencido que no conseguirá un acuerdo, ¿y qué hará cuando llegue a ese punto? Teniendo en cuenta la actual postura del Gobierno israelí, decir, como propone Abas, que hay que empezar las negociacio­nes desde las propuestas más avanzadas de Ehud Olmert, que los palestinos habían rechazado, prueba el grado de irrealismo de la parte palestina de lo que se puede conseguir en unas negociacio­nes.

O sea que entre lo máximo que puede ofrecer Israel y lo mínimo que pueden aceptar los palestinos hay una brecha enorme. Siempre ha sido así. Nos ocurrió igual a nosotros (el Gobierno de Ehud Barak) y a Olmert. Propones los límites óptimos de lo que puedes ofrecer y nunca te encuentras con lo mínimo que piden los palestinos, y cuando viene otro gobierno, sea de izquierdas o de derechas, exigen empezar desde ese último punto. Eso es no entender la ineludible lógica del péndulo político inherente a la democracia. Si has rechazado lo que te ofreció la izquierda pacifista es un contrasent­ido pensar que la derecha, que llega al poder precisamen­te porque las propuestas de paz de la izquierda han sido derrotadas en las urnas, va a mejorar la propuesta. Lo único que yo veo que se puede conseguir es que la iniciativa de Trump desencaden­e una crisis política en Israel y Palestina.

¿Por qué fallaron 25 años de negociacio­nes con los palestinos?

ARABIA SAUDÍ Y QATAR “Trump ignora todo el mal que surge de estos regímenes medievales y autócratas” ACUERDO CON LOS PALESTINOS

Yo hablaría de negociacio­nes de dos gobiernos, que son los que negociaron un acuerdo final: el nuestro y el de Olmert. No hay un acuerdo ideal, y si Abas todavía tiene la idea de continuar lo que presentó Olmert, que suponía devolver el 100% de los territorio­s de Cisjordani­a, dividir Jerusalén e internacio­nalizar la Ciudad Antigua, será complicado. No son suficiente­mente realistas ni capaces de evaluar el contexto histórico y estratégic­o.

¿Pueden países como Arabia Saudí, Egipto, los Emiratos Árabes, Jordania o Marruecos presionar y ayudar a los palestinos para llegar a un compromiso? Creo que sí. Con nosotros y Olmert presionaro­n exclusivam­ente a Israel. En este momento pueden presionar a los palestinos también. Recuerdo mis conversaci­ones con Mubarak, cuando yo le pedía que hablara con Arafat. Ni se le ocurría. Siempre decía que nos esforzáram­os nosotros para no tener que enfrentars­e él a los palestinos. Siempre han estado bajo el chantaje moral y político de los palestinos. Ahora, por la histeria colectiva en el mundo suní por el Estado Islámico (EI), Irán y la guerra en Siria, puede que sean capaces de presionar a los palestinos.

¿Puede un Abas de 82 años, debilitado políticame­nte incluso dentro de su movimiento Al Fatah, lograr un compromiso y sobrevivir? No, y por eso no veo la posibilida­d de un acuerdo. Abas no tiene el carisma de Arafat. La tragedia real de este proceso ocurrió en el 2001. Arafat era el único líder palestino cuya firma podía evitar una guerra civil palestina. Abas no puede permitirse ese lujo. No puede permitirse rebajar el precio que puso Arafat.

En Riad, 69 países conforman una coalición sin precedente­s organizada por EE.UU. contra el EI. También luchan sobre el terreno Rusia, Irán o Hizbulah, entre otras potencias. ¿Estamos ante una Tercera Guerra Mundial? La realidad es que son simplement­e para causar impresión. Los importante­s son Arabia Saudí, Egipto y Jordania. La coalición contra el EI es de difícil comprensió­n: estamos hablando de 30.000 tipos, hoy ya muchos menos, con camionetas Toyota. Ver aquello como el objetivo estratégic­o más importante me parece francament­e raro. El antídoto real a los yihadistas son estadosnac­ión fuertes. Donde no lo hay, como en Yemen, Libia, el Sinaí, Siria o Irak, existe el EI.

¿Es posible tras el estallido de los últimos seis años en el mundo árabe volver atrás en la historia y resucitar los países desmoronad­os como eran antes? Lo veo muy difícil. En Siria, la solución más probable es el modelo de Bosnia en los acuerdos de Dayton, una balcanizac­ión de Siria.

“Arafat era el único líder cuya firma podía evitar una guerra civil palestina”

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PEDRO MADUEÑO Shlomo Ben-Ami, exministro de Exteriores y exembajado­r de Israel en España

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