Queja pública del sector turístico
EEn su intervención, los mencionados sectores, además de exponer las agresiones sufridas por algunos establecimientos hoteleros o las pintadas contra la actividad turística (cuya frecuencia ha crecido al calor de este clima de opinión que en cierta medida emana del Ayuntamiento), expresan también una serie de preocupaciones. Algunas, como su deseo de que las obras de la plaza de las Glòries se reinicien rápidamente, quizás no sean determinantes en una agenda. Otras, en cambio, sí pueden serlo. Por ejemplo, las quejas relativas a la implantación de las supermanzanas, la revisión de la ordenanza de civismo, el problema de las terrazas o la convivencia público-privada en la gobernanza del turismo barcelonés.
Todo consistorio, incluso uno con mayoría tan exigua como el de Barcelona, tiene derecho a aplicar sus políticas. Pero ninguno, ni siquiera uno con mayoría holgada, tiene el derecho de gobernar de espaldas, e incluso a la contra, respecto de los intereses de sectores tan decisivos como el del turismo, responsable del 14% del PIB. El Ayuntamiento de Barcelona tiene que tomar nota de esto. No se trata de renunciar a cualquier supervisión o de abonarse al laissez faire. Se trata simplemente, como reclaman los tres sectores, de abrirse a “una mayor participación y una mayor cooperación”. Barcelona, como hemos señalado en otras ocasiones, es una gran metrópolis sujeta a todas las complejidades que propicia el mundo globalizado. Y es obligación de quienes la dirigen gobernar no sólo para los que les dieron la alcaldía, sino también para todos los que contribuyen a su vitalidad. Lo contrario es ofensivo para no pocos ciudadanos y puede ser contraproducente para los responsables del Consistorio. L sector turístico empresarial de Barcelona, así como el del comercio y el de la restauración, ha hecho pública su intervención conjunta en el Consell de Turisme i Ciutat de Barcelona (CTICB) celebrado el pasado martes. Se trata de una intervención muy crítica con las políticas del actual Ayuntamiento y, en particular, con las relativas al turismo. Estos tres sectores articulan a instituciones relevantes, desde la Cambra de Comerç hasta el Gremi de Restauració de Barcelona, pasando por el Gremi d’Hotels, la Fundació Barcelona Comerç o Pimec Comerç. Son, por tanto, entidades de peso, por no decir centrales, del tejido empresarial que atiende la demanda turística de Barcelona.
En dicha intervención, estos artífices del sector turístico lamentan los “planteamientos extremadamente radicalizados” del Consell, denuncian que alguno de sus miembros ignore “los aspectos positivos del turismo” y rechazan “el sentimiento de criminalización y culpa que han cargado al sector económico y empresarial” ciertos colectivos de dentro y fuera del CTICB.
Las manifestaciones que nos ocupan son graves. De hecho, ponen en tela de juicio las políticas turísticas municipales, que desde el triunfo de BComú, hace ya más de dos años, han sido uno de los ejes de su acción de gobierno. Huelga recordar que una de las primeras decisiones del Consistorio que preside la alcaldesa Ada Colau fue la promulgación de la moratoria turística, mediante la cual se frenaba el crecimiento del sector. Y también que, con posterioridad, el Ayuntamiento ha reiterado su escaso interés por el turismo o, directamente, el deseo de reducir su volumen en la medida en que pueda hacerlo.