Con derecho a recetar
La Generalitat ultima un decreto que devolvería a las enfermeras la potestad de prescribir medicamentos.
No es un decreto sobre la prescripción enfermera, no autoriza a las enfermeras a prescribir medicamentos y ampliar su alcance profesional, tal como se reclamó durante años y parecía que se iba a lograr a partir de la ley de garantías y uso racional de los medicamentos del 2009. El proyecto de decreto que podría aprobarse dentro de cinco meses en Catalunya sólo pretende blindar jurídicamente la actividad normal de la enfermería, que se quedó sin permiso tras un real decreto del 2015 del pasado gobierno del PP. Y en esa normalidad que de repente quedó fuera de la ley está desde la pomada con antibiótico que se aplica en una herida al ajuste de la insulina en los enfermos diabéticos.
El real decreto del 2015 está en la picota y recurrido desde que apareció, pero sigue en vigor a pesar de que ninguna comunidad autónoma lo quiere. El Ministerio de Sanidad se ha propuesto modificarlo cuando haya consenso entre las profesiones, un objetivo arduo. “Tras más de doce meses de negociación hemos llegado a un articulado con un amplio consenso interprofesional para devolver la seguridad jurídica a la actividad normal de la enfermería en una asistencia que se basa en el trabajo en equipo y en la que las relaciones interprofesionales son la clave de la calidad”, afirmó Antoni Comín, conseller de Salut, en la presentación del proyecto. Creen que de este modo salvan además la continuidad asistencial (ese ajuste de la insulina, por ejemplo) con todas las garantías.
El proyecto aprovecha las rendijas legales para enmendar, sin hacerlo oficialmente, el real decreto del 2015, que impide cualquier indicación y uso de fármacos y productos sanitarios sin la prescripción expresa de un médico. El decreto catalán, muy parecido al que está en vigor en Andalucía, establece que para indicar, usar y autorizar la dispensación de los productos sanitarios relacionados con la actividad enfermera (material de curas, por ejemplo), bastará con acreditar que se tiene el grado de enfermería y que ese está colegiado. Para indicar y usar los medicamentos de prescripción médica –todos los que necesitan receta– se exigirá que haya un diagnóstico previo, función exclusiva del médico, y que la medicación se ajuste a los protocolos establecidos. En ese caso, enfermeras y enfermeros necesitarán acreditar una formación específica que deberá definir en cada ámbito (cuidad os al nacer, cuidados al final de la vida, cardiología, oftalmología...) una comisión de práctica asistencial creada por el departamento de Salut.
La formación específica que se exigirá estará vinculada a ese ámbito en concreto. Podrá obtenerse a través de máster y otras fórmulas o incluso a través de la experiencia probada.
Hasta ahí, médicos y enfermeras han estado de acuerdo. El problema ha surgido con los medicamentos que no necesitan receta, los OTC o productos publicitarios que se dispensan directamente en la farmacia. El proyecto de decreto autoriza a cualquier enfermera titulada a manejar estos fármacos siempre dentro de los protocolos establecidos. Pero a los colegios de médicos catalanes, el 50% de la mesa de negociación, no les parece suficiente y creen que también deberían contar con algún tipo de acreditación extra, porque indicar un fármaco, aunque sea publicitario, siempre es un acto sanitario y a menudo se dirigen a pacientes con comorbilidad y polimedicación.
La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria se felicita en cambio por el acuerdo y cree que las dos profesiones que trabajan codo con codo se han acercado. Aún está lejos, de todos modos, el papel adjudicado a las enfermeras en otros países próximos, modelos que intentan aprovechar una formación universitaria que les capacita para muchas más tareas.
Los médicos quieren que sólo se pueda indicar con una acreditación extra
El real decreto del PP del 2015 dejó a la enfermería sin permiso para tareas habituales