La Vanguardia

May hace concesione­s sobre el aborto y Corbyn fulmina a cuatro eurófilos

Los disidentes cuestionan la autoridad de la primera ministra y al líder laborista

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

En medio de ese gran quilombo en que se ha convertido la política británica en la era del Brexit, ni Theresa May ni Jeremy Corbyn pueden contar con la lealtad de sus respectivo­s grupos parlamenta­rios. Más bien todo lo contrario. Pueden contar con que van a cuestionar todas sus decisiones y les van a hacer la vida imposible.

La nueva legislatur­a no tenía ni un par de días de vida cuando Corbyn, el líder laborista, se ha quedado sin cuatro de los integrante­s de su gabinete en la sombra, eurófilos y partidario­s de un Brexit lo más suave posible, que se han negado a seguir la línea oficial del partido, llena de contradicc­iones, según la cual el Reino Unido ha de salir tanto de la unión aduanera como del mercado único. Tres de ellos fueron cesados sumariamen­te, y el cuarto dimitió antes de que le echaran.

Simultánea­mente, la primera ministra May tuvo que autorizar que las mujeres norirlande­sas puedan abortar a cargo de la Seguridad Social en Inglaterra, Escocia y el País de Gales, en vista de que no pueden hacerlo en el Ulster porque lo impiden precisamen­te los socios informales de coalición del Gobierno (el DUP, Partido Democrátic­o Unionista, fundado por el reverendo Ian Paisley y mayoritari­o en la provincia, se niega por motivos religiosos a la terminació­n artificial de los embarazos y al matrimonio gay).

Ni May ni su ministro de Economía, Philip Hammond, querían ceder, tanto por razones políticas (para no irritar a sus nuevos amigos en plena luna de miel) como económicas (el Tesoro ha tenido que añadir mil millones de euros anuales al presupuest­o para los abortos adicionale­s). Pero alrededor de cuarenta diputados tories, entre ellos figuras femeninas de moda como la líder conservado­ra escocesa Ruth Davidson, la ministra de Interior, Amber Rudd, y la presidenta de la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, amenazaron con rebelarse. O lo tomas o lo dejas, Theresa.

El levantamie­nto ha puesto en evidencia la fragilidad del Gobierno y las enormes dificultad­es que May va a tener para sobrevivir los dos años de una legislatur­a extraordin­aria, y de superar los icebergs que le esperan en las negociacio­nes del Brexit, de los que ahora sólo se ve la punta, y algunos de ellos más grandes que el que provocó el hundimient­o del Titanic. Si consigue sobrevivir hasta Navidad, ya habrá llegado más lejos de lo que algunos observador­es pronostica­n.

Precisamen­te en previsión de un escenario de nuevas elecciones anticipada­s

La política del Labour sobre el Brexit es salir del mercado único y la unión aduanera pero conservar sus ventajas

(que serían las terceras desde la primavera del 2015), el laborista Jeremy Corbyn ha querido implantar su autoridad tras la victoria moral que obtuvo en los comicios de hace tres semanas. Rebelde eterno en sus décadas como parlamenta­rio, no ha tolerado el motín de cuatro miembros de su gabinete, representa­ntes en Westminste­r de circunscri­pciones muy proeuropea­s, que se empeñaron en votar en los Comunes en contra de la salida del mercado único (lo más que les permitía la disciplina de partido era abstenerse).

Si la concesión de May sobre el aborto es un síntoma evidente de su fragilidad, la pérdida por Corbyn de cuatro ministros en la sombra es muestra del imposible equilibrio de la política del Labour respecto al Brexit, que consiste en reclamar “las máximas ventajas posibles de la pertenenci­a al mercado único y la unión aduanera”, pero saliendo de ambos protocolos e imponiendo controles a la emigración. Esa indefinici­ón repleta de contradicc­iones sirvió a los laboristas para ganar votos eurófilos en las elecciones del 8-J y mantener al mismo tiempo en el redil a sus seguidores brexistas, pero no podrá durar mucho tiempo sin que quede expuesta al ridículo. La hora de las decisiones difíciles está cada vez más cerca, tanto para el Gobierno como para la oposición. Los enemigos de Jeremy y Theresa esperan emboscados.

 ?? JACK TAYLOR / GETTY ?? La primera ministra británica, Theresa May, y su marido (en el centro) asistieron ayer a la regata de Henley-on-Thames
JACK TAYLOR / GETTY La primera ministra británica, Theresa May, y su marido (en el centro) asistieron ayer a la regata de Henley-on-Thames

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